jueves, 14 de abril de 2016

SALMO 37- REFLEXIÓN

37:1 No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
37:2 Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán.
37:3 Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
37:4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
37:5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
37:6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
37:7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
 No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
 Por el hombre que hace maldades.
 37:8  Deja la ira, y desecha el enojo;
 No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
 37:9  Porque los malignos serán destruidos,
 Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.

Es un grave error el de muchas personas, creer que todos nuestros problemas desaparecerán en el momento en que le entregamos nuestra vida al Señor.
Cuando le entregamos la vida al Señor, sí hay un cambio de actitud, y debe darse puesto que ya no estamos enfrentando la vida con todas sus dificultades solos. Tenemos el respaldo poderoso de Dios, su ayuda y la esperanza de vida eterna. Ya no vivimos como los que no tienen esperanza.
La lucha contra la pobreza, el desempleo, la enfermedad, la tristeza, el dolor y la muerte, seguirá siendo nuestra piedra en el zapato, pues, son consecuencias de la naturaleza caída.

Como podemos observar, este salmo de David no va dirigido a Dios, sino a los creyentes. Como a personas salvadas, nos invita a hacer la diferencia con el estilo de vida de los no creyentes.
Nunca deberíamos impacientarnos ni envidiar al malvado, aunque lo veamos prosperar más que nosotros; quizás muchos sean muy populares y famosos o excesivamente ricos. No importa cuánto tengan, igual se debilitarán y desaparecerán como la hierba que se corta y se seca.
Los que siguen a Dios viven de manera diferente a los incrédulos, y al final, tendrán tesoros mayores en el cielo.
Lo que los incrédulos amontonan, les puede durar lo mismo que la vida si tienen suerte, y si no quedan en bancarrota antes.
La salvación que el creyente obtiene al seguir a Dios perdurará para siempre. Y las riquezas que obtenga, las adquiere honestamente y Dios le permitirá vivir con paz.
Confía en el Señor en todo tiempo y dedícate a hacer todo el bien que puedas.
Nuestro mayor deleite debe estar en el Señor y en la entrega de todo lo que somos, tenemos y hacemos: Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Esperando en él siempre. Y ¿cómo nos deleitamos en él? Deléitate significa experimentar gran placer y gozarse  en la presencia de alguien. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona y la amamos mucho. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.

Encomienda significa confiarle todo al Señor: vida, familia, trabajo y posesiones, para su control y dirección. Encomendarnos al Señor significa confiar y creer que Él cuidará de nosotros mejor de lo que nosotros pudiéramos hacerlo.
Con esta confianza, deberíamos estar dispuestos a esperar con paciencia y en silencio,  para que Él haga lo que es mejor para nosotros. V. 7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.

V 8-9 La ira y el disgusto (enojo) son dos emociones muy destructivas en la vida de las personas. Revelan en el creyente falta de confianza en que Dios nos ama y está al timón de nuestras vidas con todas sus necesidades. No debemos impacientarnos. Si confiamos en él decididamente y nos entregamos a su servicio, él se hace cargo de nosotros.
Cuando una persona se enfrasca en sus problemas y no ve la salida, se vuelve ansiosa y se enoja. Pero si se concentra en Dios y en su bondad, encontrará paz. ¿Dónde pondrá entonces su atención?

Para concluir: La mentira más grande que se le puede decir a una persona incrédula es que al hacerse seguidor de Cristo se le terminarán todos los problemas y dificultades.
Que tendrá el mejor empleo, que la pobreza y la enfermedad no lo tocarán, que se le abrirán fácilmente las puertas a donde quiera que toque porque es un hijo de Dios. Que como hijos del Rey viven bendecido, prosperados y en victoria sin problemas.
Muchos han venido con ese pensamiento equivocado a la vida de la fe y han fracasado y se han vuelto decepcionados al mundo dedicándose a blasfemar el santo nombre de Dios.
Muchos otros están llenando templos esperando “milagros” solamente aferrados a una “religión” sin arrepentimiento ni conversión porque no se les predica el verdadero evangelio del Señor.

Si hubo alguien que conoció la angustia y la depresión, pero también el favor de Dios en esos momentos de angustia, ese fue David. Po eso habla con propiedad y experiencia:
“Pero la salvación de los justos es de Jehová,
Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
-Jehová los ayudará y los librará;
Los libertará de los impíos, y los salvará,
Por cuanto en él esperaron.” Salmo 37: 39-40

Que el Señor les siga bendiciendo, hasta pronto.


Orfilia Miranda Londoño

1 comentario:

  1. gracias por esta enseñanza me ha sido de mucha utilidad me llena de fuerzas nuevas para soportar las cargas, los temores y la incertidumbre . Por eso escrito esta "la palabra de Dios no regresa vacia". Dios le bendiga.

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