“Cuando vio, pues, la gente que Jesús no
estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum,
buscando a Jesús.” Jn. 6:24
Después
de la caída, el hombre de todos los tiempos ha vivido en la decadencia espiritual,
emocional y humana.
Aunque
la ciencia ha avanzado y se han hecho grandes descubrimientos que le han
permitido mejorar sus condiciones de vida, no todo está resuelto ni está en las
manos del hombre el resolverlo.
Siempre
está esperando a alguien que pueda hacer el cambio y arreglarlo todo.
Los
hombres de hoy, unos esperan en los políticos, otros en las religiones y otros
en la ciencia y la tecnología.
En
los tiempos de Jesús había una creciente expectativa por un Mesías anunciado
que vendría a salvar y a liberar a los hombres. Ellos esperaban a un hombre
poderoso, con mucha autoridad que vendría a gobernar. Seguramente con títulos, o
poderes sobrenaturales, muy bien vestido y una figura despampanante o
impactante. Yo no sé.
Cuando
aparece Jesús y empieza a mostrar las señales de que él es el Hijo de Dios,
comienza mucha gente a seguirlo, pero con cierta reserva, pues, no veían en él
al prototipo de hombre que esperaban;
pero cuando multiplica el pan y alimenta a la multitud con sólo una bendición,
esto sí que les entusiasma y empiezan a pensar en tomarlo y hacerlo rey. Jn.
6:14-15.
Jesús
que conoce las intenciones torcidas del corazón de ellos, muchas veces se les
esconde y se aleja, pero ellos lo buscan hasta encontrarlo de nuevo. Jn. 6:24-27
“Y hallándole al otro lado del mar, le
dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
-26 Respondió Jesús y
les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto
las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Jesús
les reprocha su actitud falsa y materialista, y les recomienda que trabajen y
se preocupen mejor por la salvación eterna que él les vino a traer.
No
me buscan por las señales que me vieron hacer, sino por la comida con que se
saciaron. Solo están preocupados por comida y no por el reino de Dios.
-27 Trabajad, no por la
comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el
Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.”
JESÚS
ES EL PAN DE VIDA
Pero
aquí el panorama se les complica aún más, cuando Jesús les sale con que él es
el pan de vida que vino del cielo: Su entendimiento entenebrecido por la
incredulidad y el materialismo, no les da para entender tan grande y profundo
misterio. Este es un asunto espiritual, no de la carne. Y lo espiritual solo se
discierne en el espíritu a la luz del Espíritu Santo.
Ellos
para mostrar que estaban interesados en lo que Jesús les enseñaba, le dijeron: V
28 “… ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?”
Ellos
se sentían calificados o en capacidad de realizar cualquier obra que fuera
necesaria para la salvación. Pero Jesús los deja aún más confundidos con su respuesta:
V
29 “…Esta
es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.” Es obvio, que Cristo
se refiere a él mismo.
La
dureza del corazón, la torpeza y la ceguera espiritual de la multitud queda en
evidencia al hacer la siguiente pregunta:
V
30 Le
dijeron entonces: ¿Qué señal, pues,
haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Para ellos no era suficiente lo que estaban viendo.
V
31 Nuestros
padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les
dio a comer.”
Es
como si para ellos el haber alimentado a tanta gente milagrosamente, no
significaba nada, era apenas normal, pues, Moisés también lo hizo para toda la
nación de Israel.
Jesús
les rebate la pregunta diciéndoles que moisés les dio pan perecedero, temporal,
pero el pan que él les ofrece es eterno y conduce a vida eterna, pero ellos
están muy lejos de entender esto.
V
32 “…y les dijo: De cierto, de cierto os
digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan
del cielo.”
Jesús
sigue diciéndoles que el verdadero pan de Dios ha venido del cielo para dar
vida al mundo, v 33;
Ellos
vuelven a motivarse y le dicen: V 34 “…Señor,
danos siempre este pan.” Pero cuando Jesús les dice Yo SOY ese pan, vuelven
a quedar más confundidos que antes.
Ellos
están esperando cosas materiales en este tiempo, aquí y ahora. ¿Cómo sale Jesús
con ese comentario tan desatinado?
V
35 “…Yo
soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí
cree, no tendrá sed jamás.” Y allí mismo: v 36 “Mas os
he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.”
Jesús
les está reprochando su incredulidad y los remata con esta otra verdad: que él
es Hijo De Dios. ¿Cómo? Y se quedan sin más que decir, y empiezan a murmurar y
a cuestionarlo:
Jn.
6:41 “Murmuraban entonces de él los
judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.”
¡Esto
ya es demasiado escandaloso! Todos sabían de donde era, y quienes eran sus
padres y donde vivían. ¿Cómo dice que bajó del cielo? Dentro de los parámetros
humanos el cerebro no les daba para entender y aceptar verdades tan profundas y
eternas.
Jn.
6:42 “Y decían: ¿No es éste Jesús, el
hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste:
Del cielo he descendido?”
Estos hombres al igual que hoy, les era muy
difícil entender esta verdad eterna de la salvación; estaban tan fundidos en el
materialismo que no podían entender las palabras de Jesús. Cada que Jesús
hablaba, ellos estaban pensando en cosas terrenales, beneficios temporales.
Hoy
es igual, se confunden las bendiciones y las riquezas celestiales de la gloria
de Dios, que él nos ofrece de vida eterna, con riquezas materiales y
temporales.
Muchos,
tampoco hoy han entendido que Jesús es pan de vida eterna, que bajó del cielo
para salvarnos.
Están
buscando a Jesús esperando riquezas, éxito, fama y poder aquí. Vienen en busca de
Jesús no para pedir perdón por sus pecados y recibir salvación, sino para
recibir cosas materiales, sanidad de alguna enfermedad incurable, un hijo
perdido en drogas, comodidad, empleo, negocio etc…una vez obtenido aquello que
buscan, no quieren ningún compromiso con él. No quieren su Señorío.
En
el v.43 Jesús les dijo: “No murmuréis entre vosotros.” V 47 “De cierto, de cierto os digo: El que cree en
mí, tiene vida eterna.” V 48: “Yo soy
el pan de vida.” “Vuestros padres
comieron el maná en el desierto, y murieron.”
V49.
Las riquezas y todas las cosas adquiridas aquí, son efímeras al igual que
nuestra existencia humana, pero nuestro espíritu es eterno y al morir va a la
eternidad: a vida gloriosa con Cristo si creímos en él y le recibimos, o a
condenación eterna en el infierno, si le rechazamos.
Esto
suena muy duro y muy fuerte, mi amado lector-a, pero yo no puedo decirle otra
cosa distinta, sería engañarle y mentirle. Son las palabras de la biblia.
Jn.
6:51 “Yo soy el pan vivo que descendió
del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre;...”
-27 Trabajad, no por la
comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el
Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.”
No busquemos a Jesús por el pan perecedero, busquémosle por la vida eterna que nos ofrece. Amén. Dios les bendiga.
¿Y usted, por qué busca a Jesús?
Orfilia Miranda Londoño