Texto: Salmo 1
“Bienaventurado el varón que no
anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de
aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.”
Toda la biblia fue
escrita en género masculino, pero cuando dice: “el hombre,” se refiere también
a la mujer. Pero el texto que tomamos hoy para el mensaje, lo vamos a aplicar
específicamente al VARÓN, como autoridad, cabeza y sacerdote de la familia, por
designio de Dios.
Bienaventurados
o dichosos son los varones que no andan en reuniones de impíos. Los que se
guardan de camino de pecado. Los que
hacen de la palabra de Dios su delicia diariamente y viven en obediencia a
ella, meditando en su LEY en todo momento.
Los
que cuidan de que nada los aparte del camino de santidad al que han sido
llamados, es decir: Bienaventurado es aquel varón que no anda rodeado de malas
compañías que le induzcan a los vicios y al descuido de sus responsabilidades
como padre; que es temeroso de Dios y que le sirve de corazón; que guarda y
gobierna bien su casa; que ama y respeta su familia, porque un varón que pone
otras cosas en primer lugar, antes que a su esposa y a sus hijos, muy pronto
verá cómo su hogar, su casa, se destruye y se derrumba. Es como aquel insensato
que edificó su casa sobre la arena. Cualquier viento de tempestad, de cualquier
pequeño problema, le destruye su familia y su matrimonio en un instante. Mt. 7:26-27.
La
casa, el hogar, o la familia, como le llama la biblia, el hombre sabio la construye de rodillas. Solo de rodillas delante
de Dios, el varón puede sostener su “casa” tomando la autoridad como cabeza y
si como sacerdote, unge y ministra
su familia en oración todos los días. Solo así, su “casa” puede resistir las
tempestades de afuera que arremetan contra ella y los ataques de Satanás,
porque está edificada sobre la roca firme que es Cristo.
Bienaventurado
es el varón cuando da buen testimonio en su casa y a los de afuera, andando en
los preceptos del Señor.
Cuando
el varón se compromete con el Señor, y le entrega su vida y su familia y pone
su confianza totalmente en él viviendo en sus preceptos, todo le tiene que
salir bien, porque está obrando conforme a la voluntad perfecta de Dios.
Es
como ese árbol plantado cerca a una fuente de agua, que permanece fresco, no se
marchita con el rigor del sol y da buen fruto en su tiempo: en el tiempo del
Señor, porque está inmerso en la fuente de la unción del Espíritu Santo. En el
río de la gracia de Dios.
Bienaventurado
es el varón que vive y permanece en la voluntad de Dios, porque es dueño de las
promesas de Dios: y todo lo que hace prosperará.
Edifica
y prospera su familia y no tendrán falta de ningún bien, y el amor, la paz, la
unidad y el respeto son prosperidad en la familia.
El
varón que edifica su casa amando y respetando a su esposa y educa a sus hijos
en amor y temor de Dios, siempre será bendito, porque Dios tiene cuidado de él
y prospera toda obra de sus manos; pero ante todo, lo prospera espiritualmente:
cada día crece en amor, fidelidad y confianza en Dios y recibe dones y
ministerios.
En
lo material todo lo que hace prosperará
también, porque es honesto en su trabajo, correcto en los negocios y no hace
negocios sucios para obtener ganancias deshonestas.
La
Palabra afirma muchas veces esta Bienaventuranza
a los creyentes: Es bienaventurado todo aquel que lleva una vida recta,
limpia y sin engaño. “Bienaventurado
aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Y Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en
cuyo espíritu no hay engaño.” Sal.
32:1-2. Este varón, indudablemente es conforme al corazón de Dios.
Sal. 40:4, “Bienaventurado el varón que pone en Jehová
su confianza” y no tiene envidia
de los arrogantes ni de los que andan por mal camino, que viven de la mentira y
el engaño.
Al
depender absolutamente de Dios, Dios que es fiel a sus promesas, le suple en
todas sus necesidades materiales y espirituales. Noé, Abraham, Enóc y muchos
otros varones de la biblia, Dios se agradó de ellos porque vivían en reverente
y santo temor de Dios.
Amado
varón que lee este mensaje: busque el rostro del Señor cada día y pida
inteligencia y sabiduría para gobernar su casa. Bienaventurado es el que busca
la sabiduría y la inteligencia en el Señor. Pr. 3:13.
Alabe
a Dios siempre, aún cuando le pida cosas difíciles, como renunciar a algo que
le duele o le cuesta. No olvide que usted como columna de su hogar debe estar
afirmado en la Roca.
Bienaventurado
el que se mantiene firme en el Señor, soportando la tentación y la prueba; este
recibirá la corona de la vida eterna. Santiago
1:12. Dios le bendiga.
Orfília Miranda L.