Lucas 2:7-14
La
biblia no reseña la fecha en que nació Jesús, pero sí es prolífera e los
detalles de su nacimiento:
Un
día el cielo se abrió, un Ángel bajaba a la tierra trayendo un mensaje: Lc. 1:30-32
“…Entonces el ángel le dijo: María, no
temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu
vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
Este será grande, y
será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su
padre;…”
Nueve
meses después, una noche, seguramente muy fría y oscura, mientras en un portal
de animales nacía un niño desprovisto de todo bien material, e ignorado por
todos, hubo gran alboroto en los campos cerca de la ciudad de Belén, donde
estaban unos pastores cuidando sus rebaños.
De
pronto, la noche se iluminó, se disiparon las tinieblas con el resplandor de la
gloria del Señor, mientras el ángel daba el anuncio de un gran acontecimiento:
hbía nacido el SALVADOR. Lc.
2:7-13.
Y mientras en el cielo se encendían todas las estrellas, fueron
apareciendo multitudes de las huestes celestiales que alababan y glorificaban
al Rey de la gloria, al tiempo que también anunciaban la paz y la buena voluntad
de Dios hacia los hombres:
“¡¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra
paz, buena voluntad para con los hombres”!!
Una
noche oscura y fría en Belén, el cielo se abrió, y envió al Redentor de los
hombres.
Desde
el comienzo se venían ofreciendo sacrificios imperfectos, de animales que no
tenían la virtud ni el poder de quitar el pecado del mundo, solo apaciguaban la
ira de Dios y eran la figura del sacrificio verdadero.
Jesús era el Cordero Inmaculado, Santo y perfecto para el sacrificio perfecto y
eterno, que podía quitar el pecado del mundo de una sola vez para siempre.
Solo
Jesús puede ofrecer salvación y dar garantía de ella a todo aquel que crea y le
reciba como su Señor.
Es
cierto, pues, que la biblia no dice cuando nació Jesús, pero sí dice que fue
todo un acontecimiento rodeado de misterio, de manifestaciones extraordinarias,
sobrenaturales y maravillosas.
Pasado
el tiempo, 33 años después, ese niño ya Hombre, el Hijo de Dios, sería inmolado en
la cruz del calvario y resucitaría al tercer día, venciendo al pecado con su
muerte, y a la muerte con su resurrección.
Jesús
es lo mejor del cielo que el padre envió para salvarnos; desde su nacimiento
hasta la cruz, encierra todo el misterio y acto de amor de Dios hacia los
hombres.
Para
llegar a la cruz, tuvo que nacer en carne, si bien, no de simiente humana, pero
sí revestido de carne humana; de otra manera habría sido sobrenatural y espiritual
y entonces no sería semejante a nosotros; y Él se hizo semejante en todo, menos
en el pecado.
Flp.
2:7-8 “… sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Así que la salvación comenzó
en el vientre de una mujer cuando él se despoja de sus atributos divinos, deja su gloria y se humilla sometiéndose a
la condición del hombre caído para salvar a los hombres. Él se hizo
semejante en todo menos en el pecado.
No
sé qué represente para usted la celebración de la Navidad, si la celebra o no la celebra,
no le juzgo ni le condeno; si no la celebra, no peca, y si celebra con gozo el
que un día nació el Salvador, con arrepentimiento y acción de gracias, tampoco
peca.
Un
creyente de verdad no se va a celebrar con los mundanos a beber cerveza, ni
participa de carnavales que abundan por estos días.
No
hay nada de malo reunirse en familia a cenar, cantar y recordar el nacimiento
de nuestro SALVADOR así no sepamos la fecha.
Un
día el cielo se abrió, y la salvación bajó como rocío fresco de la mañana;
Y
nuestra sed sació.
Un
día el cielo se abrió, y multitud de ángeles bajaron con
el mejor mensaje de esperanza para los hombres:
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra
paz, buena voluntad para con los hombres”. Lc.2:14
Muestre
usted también su buena voluntad para con Dios y acepte el regalo de salvación,
reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador si aún no lo ha recibido en su
corazón.
Dios
les continúe bendiciendo y que esta Navidad, los acerque más a Dios.
Hasta
pronto:
Orfilia
Miranda Londoño.