viernes, 14 de agosto de 2015

EL SEÑORÍO DE CRISTO

Fil. 2:5-11 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”

Por su humillación, Cristo ha sido exaltado y constituido como el SEÑOR de todo lo creado.

Como creyentes, si estamos en Cristo, nuestra vida está escondida en él; por tanto, ninguna área de nuestra vida queda fuera del SEÑORÍO de Cristo.

¿Qué es señorío?
Es autoridad, dominio, poder, potestad.
Bíblicamente se entiende: reconocer a Cristo como SEÑOR, Dueño, Soberano y Gobernador de todas las cosas creadas.
Jesús mismo confirma su Señorío cuando dice: 12:8. “…porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.”
Él es Señor de todo, hasta del día de reposo.

Cuando usted y yo venimos a los pies de Cristo, al aceptar su salvación, estamos también aceptando su Señorío; nos estamos comprometiendo con él a obedecerlo y a permitirle que nos gobierne.

Aceptar el SEÑORÍO de Cristo, es aceptar vivir conforme a los principios evangélicos, al estándar moral alto de santidad que Cristo nos demanda. Esto es: vivir separados del mundo, no conforme a lo que el mundo ordena.
Es vivir una vida intachable, modesta, honesta, piadosa, totalmente diferente a la vida de los no creyentes.

Pero sabiendo el Señor que nosotros solos en nuestras fuerzas no podemos alcanzar este nivel de santidad, nos regala el Espíritu Santo, que opera en nosotros el cambio.
El Espíritu Santo nos inspira, nos redarguye, nos anima, nos enseña desde dentro, nos aconseja, nos da sabiduría y discernimiento, pero ante todo, fortalece en nosotros el carácter para seguir a Cristo.

Un cristiano con carácter tiene valor para rechazar la tentación como lo hizo Jesús en el Desierto:
Mat. 4:10 “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”

Aceptar el Señorío de Cristo, es mucho más que decirle Señor: Es hacer su voluntad.
Mat.7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”
Mat. 7:22  Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Pero el Señor les va a decir: v.23 “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Las personas pueden orar mucho, visitar cárceles, dar limosnas,… pero si no hacen la voluntad de Dios, y Cristo no gobierna en sus vidas, no agradan a Dios y él no los va reconocer en el último día.

En la biblia encontramos personas que no siendo del pueblo de Dios, reconocieron la autoridad y el Señorío de Jesús:

El centurión reconoció el Señorío de Jesús. Mat. 8:8 “…dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
La mujer cananea: Mat.15:22 “…una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!...”  

Todas las personas que Jesús sanaba y liberaba de demonios reconocían su Señorío. Los ciegos:
Mat. 20:31 “Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: !Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!”

En los pueblos y ciudades a donde Jesús llegaba, sin más preguntas reconocían Su Señorío:
Mar. 11:3 “Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.”
El dueño del asno no preguntó cuál señor; él entendió rápidamente que solo hay un SEÑOR.

Tomás, después de su incredulidad lo confiesa:
Jn. 20:28 “Entonces Tomás respondió y le dijo:!Señor mío, y Dios mío!”

Pedro en su primera predicación a los judíos, les anuncia el Señorío de Cristo: Hch. 2:36  “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús al que ustedes crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

Saulo de Tarso, el soldado romano, (Pablo) cuando en su encarnizada persecución a los cristianos, fue derribado a tierra, entonces entendió, se rindió y reconoció a Jesús como el Señor en la voz que le hablaba:
Hch. 9:5-6 “Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”

Desde tiempos antiguos, el mundo ha rechazado y tratado de eliminar el gobierno de Dios.
Hoy también los gobiernos, las familias y todas las entidades públicas, oficiales y privadas, así como la sociedad, están empeñados en eliminar a Dios del medio, pero se llevarán una gran sorpresa. Por el hecho de que usted lo rechace, él no deja de ser Dios Soberano.

Hch. 4:26 dice: “Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo.”  Y el Salmo 2:2-3 ya decía: “Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.”   

Podemos ver que desde siempre ha habido rechazo y rebelión contra el Señor; pero Dios, esto no lo va a pasar por alto.
Rom. 14:9 “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.”
Rom.14:11 “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.”
Y así como abunda la misericordia para con todos aquellos que se arrepienten y reconocen el Señorío de Cristo, así también se manifestará el juicio y castigo contra todos aquellos que le rechazan y desprecian su Señorío.
2Pe 2:9-10 “…sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío.”

CRISTO, tiene todo poder:
Efe 1:21  “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.

Oración:
Señor Jesucristo, yo creo en ti; creo que moriste por mí en la cruz para salvarme; me arrepiento de todos mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador; te entrego mi vida para que tu tomes el control de todo, y te constituyo mi Señor y dueño y quiero siempre obedecerte. Amén.

Cristo sólo es SEÑOR de los que se le sujetan y le obedecen.

Dios les bendiga.


Orfilia Miranda Londoño

“EL TESTIMONIO DE VERDAD”

  “EL TESTIMONIO DE VERDAD” 1ª de Juan 1 y 2 Si examinamos cuidadosamente la vida de Jesús, encontramos que mucha gente le seguía y escu...