Fil.
2:5-11 “Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús, El cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, Sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; Y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre,
Para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la
tierra, y debajo de la tierra; Y toda
lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre.”
Por
su humillación, Cristo ha sido exaltado y constituido como el SEÑOR de todo lo
creado.
Como
creyentes, si estamos en Cristo, nuestra vida está escondida en él; por tanto,
ninguna área de nuestra vida queda fuera del SEÑORÍO de Cristo.
¿Qué es señorío?
Es
autoridad, dominio, poder, potestad.
Bíblicamente se
entiende: reconocer a Cristo como SEÑOR, Dueño, Soberano y Gobernador de todas
las cosas creadas.
Jesús
mismo confirma su Señorío cuando dice: 12:8. “…porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.”
Él
es Señor de todo, hasta del día de reposo.
Cuando
usted y yo venimos a los pies de Cristo, al aceptar su salvación, estamos
también aceptando su Señorío; nos estamos comprometiendo con él a obedecerlo y
a permitirle que nos gobierne.
Aceptar
el SEÑORÍO de Cristo, es aceptar vivir conforme a los principios evangélicos,
al estándar moral alto de santidad que Cristo nos demanda. Esto es: vivir
separados del mundo, no conforme a lo que el mundo ordena.
Es
vivir una vida intachable, modesta, honesta, piadosa, totalmente diferente a la
vida de los no creyentes.
Pero
sabiendo el Señor que nosotros solos en nuestras fuerzas no podemos alcanzar
este nivel de santidad, nos regala el Espíritu Santo, que opera en nosotros el
cambio.
El
Espíritu Santo nos inspira, nos redarguye, nos anima, nos enseña desde dentro,
nos aconseja, nos da sabiduría y discernimiento, pero ante todo, fortalece en
nosotros el carácter para seguir a Cristo.
Un
cristiano con carácter tiene valor para rechazar la tentación como lo hizo Jesús
en el Desierto:
Mat.
4:10 “Entonces Jesús le dijo: Vete,
Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”
Aceptar
el Señorío de Cristo, es mucho más que decirle Señor: Es hacer su voluntad.
Mat.7:21
“No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos.”
Mat.
7:22 Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Pero
el Señor les va a decir: v.23 “Nunca os
conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Las
personas pueden orar mucho, visitar cárceles, dar limosnas,… pero si no hacen
la voluntad de Dios, y Cristo no gobierna en sus vidas, no agradan a Dios y él
no los va reconocer en el último día.
En
la biblia encontramos personas que no siendo del pueblo de Dios, reconocieron
la autoridad y el Señorío de Jesús:
El
centurión reconoció el Señorío de Jesús. Mat. 8:8 “…dijo: Señor, no soy digno de
que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
La mujer
cananea: Mat.15:22 “…una mujer cananea
que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !Señor, Hijo de David,
ten misericordia de mí!...”
Todas
las personas que Jesús sanaba y liberaba de demonios reconocían su Señorío. Los
ciegos:
Mat.
20:31 “Y la gente les reprendió para que
callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: !Señor, Hijo de David, ten
misericordia de nosotros!”
En
los pueblos y ciudades a donde Jesús llegaba, sin más preguntas reconocían Su
Señorío:
Mar.
11:3 “Y si alguien os dijere: ¿Por qué
hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.”
El
dueño del asno no preguntó cuál señor; él entendió rápidamente que solo hay un
SEÑOR.
Tomás,
después de su incredulidad lo confiesa:
Jn.
20:28 “Entonces Tomás respondió y le
dijo:!Señor mío, y Dios mío!”
Pedro
en su primera predicación a los judíos, les anuncia el Señorío de Cristo: Hch. 2:36 “Sepa,
pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús al que ustedes crucificaron,
Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Saulo
de Tarso, el soldado romano, (Pablo) cuando en su encarnizada persecución a los
cristianos, fue derribado a tierra, entonces entendió, se rindió y reconoció a
Jesús como el Señor en la voz que le hablaba:
Hch.
9:5-6 “Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien
tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y
temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres
que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá
lo que debes hacer.”
Desde
tiempos antiguos, el mundo ha rechazado y tratado de eliminar el gobierno de
Dios.
Hoy
también los gobiernos, las familias y todas las entidades públicas, oficiales y
privadas, así como la sociedad, están empeñados en eliminar a Dios del medio,
pero se llevarán una gran sorpresa. Por el hecho de que usted lo rechace, él no
deja de ser Dios Soberano.
Hch. 4:26 dice: “Se reunieron los reyes de la tierra, y los
príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo.” Y el Salmo
2:2-3 ya decía: “Se levantarán los reyes
de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido,
diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.”
Podemos ver que
desde siempre ha habido rechazo y rebelión contra el Señor; pero Dios, esto no
lo va a pasar por alto.
Rom. 14:9 “Porque Cristo para esto murió y resucitó, y
volvió a vivir, para ser Señor así de
los muertos como de los que viven.”
Rom.14:11 “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor,
que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.”
Y así como
abunda la misericordia para con todos aquellos que se arrepienten y reconocen
el Señorío de Cristo, así también se manifestará el juicio y castigo contra
todos aquellos que le rechazan y desprecian su Señorío.
2Pe 2:9-10 “…sabe el Señor librar de tentación a los
piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y
mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e
inmundicia, y desprecian el señorío.”
CRISTO, tiene todo
poder:
Efe 1:21 “sobre
todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.”
Oración:
Señor Jesucristo,
yo creo en ti; creo que moriste por mí en la cruz para salvarme; me arrepiento
de todos mis pecados y te recibo como mi Señor y Salvador; te entrego mi vida
para que tu tomes el control de todo, y te constituyo mi Señor y dueño y quiero
siempre obedecerte. Amén.
Cristo
sólo es SEÑOR de los que se le sujetan y le obedecen.
Dios
les bendiga.
Orfilia
Miranda Londoño