LA PALABRA DE VERDAD
En otro tiempo
la palabra valía mucho y era respetada entre los hombres.
Cuando se daba la palabra
en un negocio o compromiso, se hacía honor a ella. ¡Se le llamaba palabra de
honor!
Con el tiempo,
la palabra ha ido perdiendo su valor y credibilidad, es difícil creerles a las personas
cuando se comprometen con algo porque fácilmente cambian de parecer y se
retractan de lo pactado; no siempre se puede confiar en lo que dicen o afirman.
Hoy no podemos
confiar en negocios de palabra; todo tiene que estar bien respaldado por documentos
y firmas autenticadas por notarios, y a su vez, certificados que digan que todos
los anteriores certificados son verdaderos, porque nadie puede confiar en la palabra
de nadie.
Pero
contrario a esto, queda una palabra que permanece en el tiempo y se cumple día
a día al pie de la letra; una palabra que sí es verdadera, que no cambia así
pasen los siglos: la Santa Palabra
de Dios.
La
Palabra de Dios tiene múltiples atributos
que la hacen ser la Palabra por excelencia, única y confiable. Y a todo
aquel que la sigue, lo lleva a feliz puerto de vida eterna. Veamos tan sólo
algunos de ellos:
Es eterna, como Dios
mismo es eterno:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán.” Mateo 24:35. Cuando
Dios habla, su Palabra es como una sentencia, y tiene estricto cumplimiento en
cualquier tiempo, “Mas la palabra del
Señor permanece para siempre.” 1Pedro
1:25. “Y la verdad de
Jehová es para siempre. Aleluya.” Salmo 117:2.
El pueblo de Israel,
fue un pueblo rebelde y amante de la idolatría; Dios muchas veces decretó castigo
sobre él si no se arrepentían de su pecado, pero Israel persistía en su mal
camino pensando que Dios se arrepentiría del castigo. Vemos años después, el
lamento del profeta: “Jehová ha hecho lo que tenía determinado; Ha cumplido
su palabra, la cual él había mandado desde tiempo antiguo.” Lam.
2:17.
Dios no sólo ha
prometido castigo al hombre pecador; desde su primera rebelión en el jardín del
Edén, Dios en su amor compasivo con el hombre, le prometió un REDENTOR. Este
Salvador, fue muy anhelado y esperado durante muchos siglos, pero llegado el tiempo, también tuvo
su cumplimiento, en el tiempo de Dios.
Dios cumplió fielmente su promesa. Y podríamos
seguir viendo muchas más referencias en la biblia que afirman la veracidad de
la eterna Palabra de Dios.
Es
verdad, como él mismo es veraz: El evangelio es la verdadera palabra
de Dios, revelada en su Hijo Jesucristo a los hombres, para salvación de todos aquellos
que en él crean. Juan 6:47 “De
cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.”
Todos
los que creemos en Cristo, vivimos con esa esperanza de salvación eterna por la
Palabra por él revelada. Col.1:5, “…a causa de la esperanza que os está
guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del
evangelio.”
Así
también, todo creyente que es un verdadero hijo de Dios, el Espíritu Santo le sigue
revelando en su interior la Palabra y le da discernimiento para reconocer cuándo
la palabra que escucha es “verdadera” y si el que la transmite, está hablando de
parte de Dios o no. 1Reyes 17:24: “Entonces
la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la
palabra de Jehová es verdad en tu boca.” Sólo quien habla verdaderamente de
parte de Dios, habla palabra verdadera; por demás, todo hombre es mentiroso. Rom 3:4, “…antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso.”
Estamos
en tiempos muy peligrosos en que se han levantado muchos falsos profetas engañando
a las multitudes con palabra mentirosa, diciendo que vienen de parte de Dios. Debemos
tener los oídos muy abiertos y examinar toda palabra a la luz de la VERDADERA PALABRA
de Dios.
No cambia, así
como Dios mismo no cambia: Dios es Dios desde siempre y para siempre; es
perfecto en Sí mismo y todo lo que hace lo hace perfecto; y toda palabra que
sale de su boca es perfecta, invariable y verdadera; Él mismo lo afirma en Malaquías 3:6: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido
consumidos.” Es decir él no cambia de parecer de un día a otro. Aunque hoy día, tambien abunda la inmundicia y las perversiones y la
abominación suben delante de Dios y provocan a ira al Altísimo, él no nos
destruye por su fidelidad, dando tiempo al arrepentimiento; mientras que el hombre
sí cambia la verdad del evangelio por la mentira y desobedece fácilmente al
Creador. Rom. 1:25, “…cambiaron la
verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que
al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Dios sigue siendo fiel a sus promesas aunque
nosotros seamos infieles.
La Palabra es
creadora: “El fundó la tierra sobre sus
cimientos; No será jamás removida.” Salmo
104:5 Toda la creación subsiste por la palabra de su boca. Solamente en el
primer capítulo del Génesis, encontramos palabras como estas: “Y dijo Dios:… Hágase,… Hagamos…Haya, Produzca la tierra, etc.”
Es
la Palabra de autoridad de Dios ordenando la creación del universo y todo
cuanto en él existe, incluyendo al ser humano. Y así mismo, podemos observar la
perfección y sabiduría de Dios en toda la creación, así como su belleza. “Porque recta es la Palabra de Jehová, Y toda
su obra es hecha con fidelidad.” Sal.33:4. Es decir, Dios es Soberano y Autónomo para crear con sólo su Palabra, todo lo que existe en el universo.
La Palabra de Dios
es Camino, Verdad y Vida: en Jesucristo la
Palabra de Dios se hace más evidente y cercana a nosotros; Juan 1:14 “Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Jesús,
la Palabra encarnada, vino al mundo a dar testimonio de la verdad y a traernos
salvación y vida eterna. El dijo con toda autoridad: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí. Juan 14:6.
¿Quién
otro se atrevería a hacer tan seria afirmación? Sólo Jesucristo, el Propio Hijo
de Dios, que conoce bien el corazón del Padre.
Aunque los
Fariseos no creyeron que Jesús fuera el Mesías prometido, sí se admiraban de la
verdad que había en las palabras de Jesús, y con malicia trataron de sorprenderlo
para ver si fallaba en alguna palabra, y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque
no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de
Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos? Mar 12:14. Pero Jesús que conocía la hipocresía
de sus corazones los deja callados con su respuesta.
En Juan 1:17, dice que “la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” Juan el Bautista
dio testimonio de esa verdad. Juan 5:33.
Y en Juan 8:32 dice: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres.” Si conocemos la VERDAD del evangelio de Cristo, nadie podrá engañarnos
con falso evangelio; por la verdad del evagelio somos libres de la esclavitud del pecado, libres para
elegir andar en buenas obras y caminar en santidad.
Jesús
en su oración por excelencia, ora al Padre pidiendo que seamos santificados en
la verdad del evangelio. Juan 17:16,
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad.”
Finalmente,
cuando Jesús ya ha cumplido con su misión redentora, y debe volver a su gloria,
nos envía al Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, para que nos siga revelando
y afirmando en la verdad que nos enseñó Cristo. El nos guiará a toda la verdad.
Juan 16:13. “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad.”
Concluimos
entonces, en que la santa Palabra de Dios es verdad absoluta.
Es
eterna porque permanece para siempre, así como Dios es eterno.
No
cambia, Dios es inmutable y mantiene sus promesas.
Es
creadora, por ella se hizo todo el universo.
Es
el camino verdadero que nos lleva a la vida eterna. Amén.
Bendiciones.
Orfilia
Miranda L.