“Volvamos a la senda antigua” fue
el tema con que inicié este blog el 7 de febrero del 2012.
Mi principal motivación para abrir este
blog, fue el dolor y la tristeza que siento de ver cómo la mayoría de las
iglesias hoy se desviaron del verdadero evangelio de Jesucristo.
Se desviaron del camino de la CRUZ que nos
enseñó Cristo y se han ido por otros atajos, que precisamente, no conducen al
reino de Dios, sino al reino de la vanagloria y de la lujuria de la carne.
Hoy a dos años de estar escribiendo en este blog,
sentí en mi corazón la necesidad de reeditar este tema y refrescar la
invitación que Dios nos hace a retomar el camino correcto de la santidad que es
el único que nos lleva a la salvación eterna.
La lucha con el pueblo de Israel fue siempre
su inconstancia para obedecer a Dios. Cada que se desviaban del camino, Dios
los llamaba a través de los profetas para que reconsideraran y se volvieran al
arrepentimiento, pero muchas veces el pueblo no obedecía y se hacía castigar
severamente, a veces con destrucción. Dios no quería hacer eso, pero era la única
forma de hacerlos volver y que no perecieran.
En una de estas tantas rebeldías Dios les
dice por medio del profeta Jeremías:
“¿A quién
hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos,
y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no
la aman.” Jer. 6:10.
Dios que es misericordioso y sabe lo que les
viene, les da otra oportunidad y vuelve a enviar al profeta a decirles:
“Así dijo
Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas,
cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra
alma. Mas dijeron: No andaremos.” Jeremías 6:16.
Hoy también, muchas congregaciones enteras se
han rebelado y extraviado del camino del verdadero evangelio; han desafiado a Dios diciéndole, no andaremos por aquí y han cerrado la biblia
diciendo que está anticuada, que muchas de las historias de la biblia son
fábulas y que la biblia no motiva al amor.
Han escrito su propio evangelio de “motivación
sicológica,” de “metafísica” y de “poder mental” que todo lo puedo, de “prosperidad,”
y “sólo amor;” nada de asustar a la gente hablándoles del pecado, del juicio de
Dios y del infierno. Nada de hablar del arrepentimiento y de la cruz de Cristo.
Escuchaba hace días a un
predicador decir: “La predicación sobre el pecado y el castigo eterno ya no se
usa; hay que predicar palabra nueva, palabra fresca, renovada, con terminología
moderna que dé esperanza y no miedo y temor; Dios es puro amor, él no está con
libreta en mano a ver qué hacemos mal para apuntar y mandarnos al infierno; él
es Dios de amor que nos ama tal como somos, no nos pide cambios porque él sabe
que somos débiles. El pecado no nos debe preocupar porque ya fue clavado en la cruz,” es decir, puede pecar tranquilo, así lo entendí yo.
Otros están negando la existencia del infierno, de Satanás
y sus ángeles.
Otros están
enfocados en las riquezas y prosperidad material diciendo que, si somos hijos
del rey, tenemos que vivir como príncipes con todo de lo mejor, en mansiones
lujosas, carro último modelo y viajes. Sustentan que si un creyente se enferma
o pierde el trabajo y tiene necesidades económicas es por falta de fe o tiene pecados
que le abren puertas al diablo y este lo arruina porque está fuera de la
bendición y la prosperidad de Dios.
Otras congregaciones son discotecas
completas que nada tienen que envidiarle al mundo; abunda el entretenimiento y muchas
actividades, pero pasan años y los miembros no han tenido ningún cambio de vida
ni crecimiento espiritual y tampoco conocen la Palabra.
Hoy, igual que al pueblo de Israel en el
Antiguo Testamento, el Señor le pide a la iglesia que se detenga y revise la
senda por donde está caminando.
Hoy Dios le pide a la iglesia que retome
el camino que le marcó Jesús, el camino del genuino evangelio.
Hoy Dios está diciendo: Paraos en los
caminos de las distintas teologías modernas y preguntad por el camino de la
cruz, de la redención, del sacrificio y muerte de Cristo por ti y por mí; “El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.” Mat 10:24.
También dijo Jesús: Mat 8:20 “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del
Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.”
Este es el evangelio de Jesús, no la
falsa doctrina de prosperidad material escandalosa. Si Dios nos da riquezas,
gloria a Dios por ellas, seamos agradecidos y buenos administradores; y si no
las tenemos, igual, glorifiquemos al Señor estando contentos con lo que él nos
da. Él no vino a morir por nosotros para que seamos ricos, sino a salvarnos de
la muerte eterna por el pecado.
Por eso, él hoy nos dice: preguntad por
el camino verdadero de la salvación, retomadlo y caminad por él.
Dejemos ya la senda de la mediocridad,
la senda del evangelio liviano y deformado y caminemos por las sendas de
Jehová, que sí son seguras, porque: “Todas las sendas de Jehová son misericordia
y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios.” Sal.25:10.
Retomemos la senda antigua de vida de oración y de santidad que dejamos y confesemos
el pecado, solo cuando declaramos el pecado al Señor, podemos tener descanso y
paz en nuestra alma, Salmo 32:3-5.
Muchos después de haber conocido al
Señor y de haberse congregado por algún tiempo, han retrocedido, se han desviado
del camino que lleva a la vida eterna y han vuelto a las sendas del mundo, del
pecado y de la muerte; se encuentran desanimados, y posiblemente también, algunos
habrán querido volver, pero el mal testimonio los desanima más, sintiendo que
es inútil intentarlo de nuevo.
Todavía estamos a tiempo de escuchar el
llamado de los profetas de la Palabra auténtica, de la sana doctrina y retroceder; no seamos duros de corazón y tercos como
el pueblo de Israel que dijeron: NO
andaremos.
No seamos obstinados al dulce y amoroso
llamado del Señor, como también dice Jer. 6:17: “Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido
de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.”
¡Qué duro era el corazón de ese pueblo! Ser
capaces de resistir a Dios, podríamos decir, pero hoy es igual. Su pueblo de
este tiempo, la iglesia, también ha abandonado la senda trazada por el Señor y
anda cada cual por su propio camino.
Amados(as), los que todavía están dentro
de estas congregaciones que acabamos de describir, Dios también les está haciendo
hoy esta invitación, a detenerse y examinar el camino que llevan y retomar la
senda que dejaron con la confianza de que en el corazón de Dios encontrarán un
derroche de misericordia y de perdón para con todos aquellos que se arrepienten
y le buscan de todo corazón y obedecen su Palabra. ¡Qué hermoso es el amor de
nuestro Dios!
No nos resistamos a los últimos llamados
que nos está haciendo hoy el Señor todavía.
El Señor quiere una iglesia fiel, que no
fornica con el mundo; una iglesia pura, santa, vestida con vestidura blanca que
ha sido lavada con la sangre del Cordero, y perseverante hasta el día de su
venida. Ap. 3:5 y 7:14. El Señor está a punto de aparecer en las nubes lleno
de gloria y majestad, que nos encuentre fieles esperándole.
Déjate enseñar el camino y la senda en
que debes andar, Salmo 32:8. Clama hoy con el salmista: “Muéstrame,
oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación.” Salmo 25:4-5. Amén.
Amado hermano(a), si tu situación es de
los que se han apartado, te invito pues, a cobrar ánimo, a renunciar al pecado,
a reconciliarte con el Señor nuevamente y a buscarle de todo corazón; haz un
alto en tu camino y “mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál es el
buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Jer.6:16.
Les dejo pues,
con esta palabra para meditar:
“Paraos en los caminos, y mirad,
y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” Jeremías
6:16.
Jer. 6:17 “Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido
de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.”
¡NO te resistas al
Salvador!
Dios les bendiga.
Orfilia Miranda
Londoño