“No temas,
porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre
te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” Texto: Isaías 41:10
Para los
creyentes, el enfrentarnos a un año nuevo, no nos debe producir temor ni
inquietud por todas aquellas cosas nuevas que vengan y para las cuales, tal
vez, no estemos preparados. Pues estamos bajo la promesa de protección y ayuda
de parte del Señor, como dice la Palabra en Isaías 41:10, el texto que hemos
tomado para la reflexión de hoy.
Sin embargo, confiar
en Dios, no significa que nos echemos a dormir tranquilos a esperar que todo
nos caiga del cielo o que todo se produzca milagrosamente. No.
Debemos trabajar
y esforzarnos porque Dios está con nosotros dándonos fuerzas para cambiar o
mejorar las distintas situaciones de la vida.
El nos sostiene
y nos sustenta con su diestra en todo momento. Es decir, no estamos luchando en
nuestras propias fuerzas, no estamos solos; él está con nosotros; sólo tenemos
que aprender a confiar en él haciendo siempre la parte que nos toca hacer a nosotros.
El escritor
Michel Quoits en su libro Triunfo,
decía: “Dios provee para cada pájaro un
gusanito pero no se lo echa en el nido.” Ciertamente, los pájaros muchas veces
tienen que volar grandes distancias en busca de su comida pero siempre la
encuentran. Las laboriosas abejas recorren también por distantes lugares en busca
del polen para su miel y lo encuentran. Todas las metas requieren de valor y esfuerzo
para lograrlas.
Dios le dijo a Josué: “ahora, pues, levántate y pasa este Jordán,
tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:2.
Jos. 1:5 “…como estuve con Moisés, estaré contigo; no
te dejaré, ni te desampararé.”
Dios tiene las promesas, lo que
hace falta es la decisión de nosotros para recibirlas y la confianza en Dios de
que él cumple lo que nos promete.
Dios les dio la tierra que manaba
leche y miel, pero ellos tenían que enfrentarse a los riesgos y esforzarse a pasar
el caudaloso y peligroso Jordán para poseerla. Josué 1:6
“Esfuérzate y sé valiente;” le dice el Señor al líder de la misión.
Esfuérzate
y se valiente, sal de la comodidad y del conformismo, de los miedos, los
temores, la desconfianza, aprende a confiar más en Dios y en su Palabra.
“Mira
que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué1:9.
Este versículo me recuerda muy
bien cuando un día, hace 12 años, tuve que salir de mi país de origen con mi
familia a refugiarme en otro país que no conocía, ni sabíamos a qué nos
enfrentaríamos; salimos dejando todo, y en medio de la incertidumbre, solo teníamos
un pensamiento: Dios está con nosotros.
En el nuevo país, me apropié de
Is. 41:10. Lo copié y lo enmarqué, lo puse en lugar visible donde me recordara
siempre las promesas de del Señor. Esta promesa me dio la fortaleza suficiente para
afrontar las dificultades que no han
sido pocas; pero hoy puedo decir que en el Señor, he podido vencer y estoy al
otro lado de ese Jordán.
Jos. 1:5 Nadie
te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés,
estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Así que los
retos del nuevo año no nos deben producir angustia ni temores porque como
creyentes, sabemos que el Dios poderoso de Josué es el mismo Dios poderoso de
los cristianos hoy. Solo debemos confiar en Él en todo momento y circunstancia
y no darle cabida al desánimo, a la angustia y al temor. El Señor tambien te dice a ti hoy: estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé en este nuevo año, ni en todos los años de tu vida.
No confiar en
Dios y en sus promesas, hace que el
panorama de nuestra vida se pinte oscuro, y entonces vienen las quejas,
las lamentaciones constantes y pronto el desánimo y nos desentendemos de todo.
Ya no creemos en el esfuerzo, ¿para qué luchar? ¡No lo lograré nunca! ¡Siempre
pasa lo mismo! Para qué volverlo a intentar.
El desaliento nos
inmoviliza, nos paraliza y nos impide reaccionar. ¡Dejamos de vivir!
Pero, ¿por qué
estamos tan desanimados? Porque confiábamos demasiado en nosotros mismos, o tal
vez, en nuestras capacidades y recursos como profesionales, pero dolorosamente,
comprobamos que no podemos contar con nosotros mismos y es cuando nos sentimos
derrotados y frustrados.
Y esto es válido
tanto en lo material como en lo espiritual. Si tenemos confianza en Dios,
sufriremos con nuestras caídas, pero no nos desanimaremos, nos levantaremos y
seguiremos caminando por que contamos con su misericordia. Pues Dios es tan
amante y misericordioso, tanto antes de la falta como después. Solo espera eso:
que nos levantemos y sigamos caminando en pos de él.
El desaliento es,
pues, siempre la prueba de que confiamos demasiado en nosotros mismos, en
nuestras fuerzas y de muy poca confianza en Dios.
No
tratemos de escapar de manera falsa de las dificultades, las malas costumbres y
de los pecados inesperados lamentándonos diciendo: "Si hubiese podido
evitar hacer eso." "Si fuera posible volver atrás." "Si se
pudiera volver a empezar." "No es normal que yo tenga tantas
dificultades." "No es justo." "Es una cuestión de temperamento,
no lo puedo evitar." No. Si queremos triunfar ante el pecado, nuestra
primera actitud debe ser, "reconocer el mal que habita en mí." No andar con
rodeos, no te disculpes, no te justifiques, no trates de borrar, olvidar,
ocultar o negar; así no lo vas a destruir nunca. Acepta la caída de hoy, acepta
también la tentación de mañana, la tiranía de esa mala costumbre, las ocasiones
de pecado que no puedes evitar.
Jesucristo no vino para quitarnos las
tentaciones, ni para suprimir la posibilidad de pecar, sino para perdonarnos
los pecados y darnos su gracia para que tengamos fuerzas para vencer.
Cuando te
encuentres frente a esa dificultad, a esa necesidad o a esa oportunidad de
pecar nuevamente, no confíes en tus fuerzas; confía en el que sí es
Todopoderoso que te dice:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia.” Is.41:10
El nos dará las
fuerzas para huir del pecado y vencer. ¡Pero huye, la decisión es tuya!
Como vemos, la
promesa es: “¡Siempre!” No dice
algunas veces o en algunas cosas te acompañaré y te ayudaré. Afirma con
autoridad que Él es nuestro Dios, el que nos da las fuerzas para hacer las
cosas; el que siempre estará con
nosotros, pase lo que pase, para ayudarnos y sostenernos con su mano poderosa y
de justicia.
Con esta promesa
de bendición, les animo a caminar pues, confiados de la mano del Señor por este
nuevo año 2014.
¡Que Dios les
bendiga y felicidades!
Santidad
Propongámonos este año a vivir más en santidad:
“Santificaos,
pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.” Lev.20:7
Esa es la perfecta voluntad de Dios.
Orfilia
Miranda L.