lunes, 15 de febrero de 2016

LA DOCTRINA DE JESUS

Juan 7:14-:18
14 “Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.
15  Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?  
16  Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
17  El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.
18  El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.

Desde dos mensajes atrás, venimos hablando de la falsa doctrina de los falsos profetas y maestros.
En el texto bíblico que tomamos hoy, Jn. 7:14-18, vemos primero la libertad que tiene Jesús para enseñar a donde quiera que llega; su mensaje es lleno de sabiduría, es seguro en sus palabras y tiene autoridad para decir lo que dice.
La sabiduría en su enseñanza, no se basa en sabiduría humana o mucho estudio, sino en la sabiduría divina; no habla por su propia cuenta, sino que en todo hace la voluntad del Padre, transmite con fidelidad el mensaje de amor y esperanza que Dios el Padre envía a los hombres.

Cristo dice: v 17 “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.” El éxito de Jesús en su misión salvadora fue la obediencia y la sujeción al Padre, el que lo envió; hizo siempre su voluntad y no lo que a Jesús le pareció que fuera mejor. Enseñó lo que tenía que enseñar sin cuestionar; esta es la mejor manera de distinguir al que habla, si habla el mensaje de Dios o el suyo propio.
Cualquiera que se diga siervo de Dios, profeta o predicador, se sujeta estrictamente a la voluntad de Dios en obediencia, y entiende claramente que el deseo de Dios es que todos los hombres lleguen al arrepentimiento de sus pecados para salvación, y eso es lo que enseña.

Cualquiera que diga ser maestro de la Palabra, predicador y servidor de Dios, no habla por su cuenta ni hace alarde de sus conocimientos, no busca su propia gloria ni aplausos, sino que busca en todo obedecer, agradar y glorificar al Señor, haciendo con su actitud que también los otros glorifiquen y alaben a Dios.
El que busca dar solo la gloria a Dios en lo que hace, este sí es un verdadero mensajero, servidor y discípulo.
Muchos de los que se hacen llamar discípulos y apóstoles hoy día, solo están buscando fama, aplausos, reconocimientos, gloria, comodidades y riquezas.

Es realmente muy triste ver cómo en aras de lograr sus propósitos, estos falsos maestros y falsos discípulos, predican cada doctrina extraña con rimbombante palabrería para deslumbrar y confundir a los ignorantes y a los incautos. Y cuando digo ignorantes, no me estoy refiriendo a personas sin academia; me refiero a personas que no conocen la biblia porque no la estudian y se conforman con lo que les predican cada domingo. No examinan a la luz de la Palabra si lo que oyeron es así como lo hacían los de Berea. Hechos 17:11. Estos recibían la Palabra con toda solicitud, y escudriñaban cada día las Escrituras para ver si estas cosas que decían los discípulos eran así.
Los mega-templos están llenos de gente que dicen “amén” a todo sin saber de dónde viene. El creyente de hoy acepta y cree todo lo que le dicen sin examinarlo. Es suficiente con que lo diga un pastor o un evangelista en el púlpito.

Así que el que predica o enseña tiene una grave responsabilidad delante de Dios por todas aquellas almas mal adoctrinadas por negligencia o malicia; enseñan doctrinas engañosas por avaricia y búsqueda de gloria y fama personal. Están más interesados en tu dinero que en tu salvación.
V. 15 ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Se preguntaban los judíos, pero Jesús les  dice: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
Es la Palabra de Dios, es el mensaje de Dios el que tenemos que predicar y enseñar; no son nuestras ideas, ni nuestros conocimientos o aquello que pensamos, lo que vamos a entregar. NO. Es el evangelio genuino del Señor para salvación. De otra manera no podríamos llamarnos cristianos o creyentes, lo que tendríamos sería una RELIGIÓN hueca y vacía sin Dios.
2ª Jn.1:9 “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.”

Como ya lo he dicho otras veces, lo vuelvo a decir ahora: Cristo no vino a morir en una cruz tan cruentamente, para que nosotros tuviéramos comodidades y cosas materiales: dinero, carros, viajes, diversión y toda clase de lujos y extravagancias.

Mis amados lectores y lectoras: si de verdad han sentido el llamado de servirle al Señor a través de los ministerios de enseñanza, predicación y discipulado, deben sujetarse a Dios y a su voluntad; revisen que la enseñanza se centre en el genuino evangelio de salvación, en el evangelio de Cristo, no en el de ustedes.
Los que son pastores, procuren que sus congregados lean la biblia, motívenles y proporciónenles estudios bíblicos sencillos para que se formen y amen la Palabra y crezcan en la fe y así nadie los engañe con falsas doctrinas.
Es necesario adquirir tal discernimiento que nos lleve a ser bien sensibles, al punto de reconocer cuando nos prediquen, si la doctrina es de Dios, o si nos están hablando por su propia cuenta. 
La falsa doctrina es muy sutil, puesto que es sustentada con la biblia misma, con versículos sacados del contexto. Solo el discernimiento del Espíritu y el estudio de las Escrituras, nos permite reconocerla.

2ª Ti. 4:3 “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,….Tit. 2:1 Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina…2ª Tes. 2:15 “Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido,…”
Que todos los predicadores y evangelizadores puedan decir como Jesús: la doctrina que predico no es mía, sino de Aquel que me envió.

Dios les siga bendiciendo y hasta pronto.


Orfilia Miranda Londoño

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