viernes, 23 de diciembre de 2016

LA ORACIÓN MODERNA

Mateo 6:6-13
Cuando los discípulos le dijeron al Maestro, enséñanos a orar, él no se metió en una larga retórica de términos raros, extraños y autoritarios de exigencias a Dios como muchos lo hacen hoy día: Él les enseñó una oración sencilla, humilde y poderosa.
Les habló también de lo repugnante que era la oración de los hipócritas; cuando oren no se parezcan a ellos.
La oración moderna es muy parecida a la del tiempo de Jesús, en la gritería, la palabrería y la exigencia; es casi ordenándole a Dios que haga lo que le pedimos y se torna irreverente. 
Los Fariseos con sus oraciones públicas y limosnas buscaban más su exaltación personal que la de Dios.

En días pasados le escuché decir a un predicador esto: “En el Antiguo Testamento cuando Dios se movía, el pueblo se movía; hoy es al revés: Dios se mueve cuando el pueblo se mueve.” Y qué me dicen de esta otra frase: “Hay que actuar para activar el poder de Dios para que se mueva en favor nuestro.” Qué tal la irreverencia con el Señor Dios del universo, santísimo y soberano.

La oración moderna se ha salido del modelo bíblico:
Mat 6:6 Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Entra en recogimiento. El Señor nos dio ejemplo de ello; él siempre que iba a orar, se apartaba en soledad, lejos de la gente, del grupo y de toda distracción, y puesto en la presencia del Padre oraba.
En la oración, Jesús nunca le exigió al Padre; oró siempre con humildad y se sometió a su divina voluntad, como vemos que lo hizo en la oración del Huerto.
Mat 6:7Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
Mat 6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Mat 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Lo que vemos aquí en este versículo, es que toda oración debe ir precedida de exaltación y alabanza al Santo nombre de Dios. Que la oración es para los que son hijos; es la comunión con Dios de los que han creído en Cristo y le han recibido como SEÑOR, los que ya son hijos de Dios. Jn.1:12. ¿Cómo podrá decir, “Padre nuestro” un impío que no cree?

Sigamos analizando otros aspectos:
Primero: En cualquier oración, en primera instancia, debemos reconocer la Santidad de Dios, su Majestad y su poder, acercándonos a Él con confianza como nuestro Padre, pero también con respeto y reverencia por ser Él quien es.
Reiterarle que reconocemos su Soberanía y que estamos dispuestos en todo, a hacer Su voluntad aquí en la tierra como se hace en el cielo; puesto que la oración y todo lo que pedimos en ella, debe ser sometido al plan y propósito de Dios para nosotros, y para la honra y la gloria de Él. Mat 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Segundo: Confianza Jesús nos enseña a vivir confiadamente en la bondad del Padre cada día, sin dejarnos sofocar por las dificultades y los problemas que puedan venir mañana.
Mat. 6:11 “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Dios cada día suple cada necesidad, Él sabe de qué tenemos necesidad y nos suple antes que se lo pidamos.

Mat 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Este último punto es muy importante y el más difícil: cuando pedimos perdón a Dios, queremos ser perdonados para sentirnos en gracia con Él; pero qué difícil es perdonar a los que nos ofenden. Cuando recibimos una ofensa nos disgustamos mucho, nos ofendemos tanto con el otro, que hasta dejamos de hablarle y saludarle. De buenas a primeras no olvidamos la ofensa, y cada que lo recordamos volvemos a sentir el mismo malestar, y así la persona nos haya pedido disculpas, nuestra relación con ella ya no vuelve a ser la misma. Y tristemente aún entre cristianos se da esto.
Cuando decimos: perdónanos nuestras deudas u ofensas de la misma manera que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, nos estamos comprometiendo a ser misericordiosos también, y es una exigencia, pues delante de Dios estamos en la misma condición de necesitados de la gracia y el perdón.

Mat 6:13 Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Dios no tienta a nadie, pero sí puede permitir la prueba y quedar expuestos a los ataque de Satanás, como le ocurrió a Pedro, Luc.22:31-32.
Nuestra petición debe ser para que el Señor nos ayude a mantenernos alejados del pecado. Y Dios que conoce nuestra condición, no va a permitir que seamos tentados más allá de lo que podamos soportar.

Hasta pronto, Dios les bendiga.

Orfilia Miranda Londoño



Por favor deje su comentario: orfimilondo@gmail.com

viernes, 2 de diciembre de 2016

CRISTO ES LA CABEZA Efesios 5:22-33


Viendo la crisis matrimonial del momento, y esto entre los mismos cristianos, me parece oportuno compartirles este estudio del Pastor John Abels:

Terminamos el estudio del v.21, "someteos unos a otros en el temor de Dios." Esta es la norma de cada familia cristiana y la exhortación tiene que ver con esposos y esposas, padres e hijos, y aun entre siervos y sus amos.
Este es el principio de la sumisión mutua basado en la reverencia que se le debe a Cristo.

La verdad es que el deterioro de la familia y el fracaso básico del hogar no consiste en dejar de vivir conforme a una norma aceptada, sino más bien en dejar de mantener la norma con claridad.

Hoy trataremos solamente con los deberes del esposo y de la esposa.

Después de que Pablo dio esta exhortación general en el v.21, él pasa específicamente en los vv. 22-24 a indicar que las esposas se deben sujetar a sus esposos. Dice la escritura: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo."

Estos versos no sugieren que la esposa debe renunciar a su identidad para sujetarse. Al contrario, cuando se somete, se vuelve más completa que antes. Dios hizo al hombre y la mujer para que funcionaran como las dos caras de una moneda. Ninguno de los dos está completo sin el otro. Cuando sirven juntos a Dios y a los hombres y dan ambos lo mejor de sí mismos, entonces la esposa desarrolla sus habilidades a lo máximo, no solamente en el hogar sino también en cualquier otro lugar.

En esta instrucción a las esposas cristianas sobre estar sumisas a sus esposos, Pablo concuerda con la enseñanza uniforme de las Escrituras. 1 Pedro 3:1 dice, "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas."
En los siguientes versos Pablo explica el porqué.

Esta exhortación no lleva ningún desprecio para las mujeres. No hay ninguna insinuación de inferioridad. Las esposas pueden igualar, y muchas veces, superar a sus esposos en inteligencia, valor, espiritualidad, discernimiento moral, discreción y en mil otras maneras. Pero, en cuanto a autoridad y posición en el hogar, la Biblia es absolutamente clara: la esposa está sujeta a su marido.

El mero sentido del v.22 es: "Someteos a vuestros maridos como en un acto de sumisión al Señor." Los vv. 23,24 lo explican. "Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo."
Hay una mejor amplificación en 1 Corintios 11:2-16, y en v.3, en particular, "Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo." La mujer cristiana no tiene más motivo para irritarse bajo esta sumisión a su esposo, de lo que tiene un cristiano en quejarse contra Cristo. La regla de un hogar cristiano es: tal como Cristo se sometió, voluntariamente al Padre, así el esposo tiene que someterse, voluntariamente a Cristo. Y la esposa, siendo la compañera de su esposo, también se somete voluntariamente a su autoridad, que él ha ejercitado en amor. Y no conozco a ninguna mujer en el mundo que no se sometería a esa clase de autoridad.
Y, dice en Efesios 5:25, "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella." Y un hombre que no puede ejercitar esa clase de amor no debe casarse.
El hombre cristiano que sabe gobernar su hogar por el amor de Dios, por medio de una sumisión sacrificada al Señor, es el hombre que va a ser el esposo perfecto.
Y la mujer que no puede someterse a tal clase de autoridad no debe casarse. 1 Corintios 11:3, "Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo." En resumen de esta parte del estudio, aquí está la base para un hogar cristiano: Dios es la cabeza de Cristo, igual en comunión, igual en carácter, y en servicio, pero Cristo sometido al propósito del Dios Padre. Y Cristo es la cabeza del hombre, somos uno en carácter y en propósito pero sometidos a la voluntad de Dios en Cristo.
El esposo es cabeza de su esposa en un hogar cristiano; sin embargo, son uno, porque la mujer fue tomada del hombre: Uno en vida, uno en compañerismo, uno en carácter, pero siempre sumisos a la voluntad de Dios. Este es el principio bíblico, la lección del hogar cristiano.

V.25, "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a si mismo por ella."
Ser cabeza, no debe entenderse como gritar, golpear, maltratar, manipular, humillar y esclavizar.
El amor implica sacrificios, renuncias y hasta actos heroicos por la persona amada.
Jesús demostró su amor por su esposa, la iglesia, cuando dio su vida por ella. El mismo lo había dicho en Juan 15:13, "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos."
De nuevo Cristo manifestó ese amor cuando santificó a la iglesia, separándola y dedicándola al más noble ministerio. La razón porque lo hizo se encuentra en el verso 27, "a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha."

Este verso explica el propósito final de Cristo para la iglesia. Una mancha es algo salpicado encima desde fuera: "Arruga" sería una imperfección en su propio cuerpo.
El mundo alrededor de la iglesia causa las manchas; la carne que está todavía en la iglesia causa las arrugas. Pero cuando Cristo venga otra vez, la iglesia será consagrada y sin defecto.

V.28, "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama."
En este verso Pablo extrae la conclusión de su ilustración. Los maridos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. Como la Iglesia es el cuerpo de Cristo, así la esposa se considera aquí como el cuerpo de su marido porque los dos ya son UNO.

La frase, "como a sus mismos cuerpos:" no significa que los hombres deben amar a sus esposas como si fuesen sus mismos cuerpos. En la analogía de Cristo y la Iglesia, Cristo ama a la Iglesia como constituyendo su cuerpo. El marido debe hacer lo mismo. El esposo y la esposa son partes complementarias de una sola personalidad. El verso no indica la medida del amor del esposo; más bien, indica la naturaleza especial de esta relación que es la causa de su amor. Ama a su esposa porque ella es su cuerpo.

Ya que la mujer es una sola carne con su marido, y así es considerada como su cuerpo, ella ha de ser sustentada y protegida. La lógica del apóstol se basa en que nadie ha odiado jamás su propio cuerpo, sino que busca lo necesario para sustentarlo. Le consigue alimento, ropa, y asilo. Aprecia su cuerpo, lo considera de gran valor, y por eso, lo cuida amorosamente. Cristo hace lo mismo con la Iglesia, y es también lo que el esposo fiel hará por su esposa.

Que un hombre golpee, insulte, o humille a su esposa es algo incomprensible, y muy ajeno al tipo de hogar que Dios requiere de sus hijos. Para el esposo, golpear a su esposa debería ser algo tan increíble como quebrarse uno sus propios brazos, y la idea de separarse de ella sería igualmente incomprensible.

Dice la Palabra de Dios, "El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, (v.29) porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia."

Para dar base a esta enseñanza, Pablo cita Génesis 2:24 en el v.31, "Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne."
La cita explica que Dios creó al hombre y a la mujer a fin de establecer en el matrimonio la más íntima de las relaciones humanas. Antes de casarse uno, sus lazos más íntimos son los que tiene con sus padres. Pero, al casarse, no cabe duda de que el lazo más íntimo y fuerte tiene que ser con su cónyuge.
Aquí vemos que la unión sexual une a marido y mujer como una sola carne en la forma más íntima. No obstante, este es meramente el aspecto físico de esta unión, y hay muchas otras maneras en que la relación matrimonial establece el más fuerte y duradero de los lazos humanos.
Por muy tiernamente que uno ame y respete a sus padres, el matrimonio crea una lealtad nueva y superior que reemplaza a la anterior. Los novios tienen que reconocer esto y estar dispuestos a dejar padre y madre. Hasta que no estén preparados para hacer esto, no están preparados para el matrimonio. Y quisiera añadir, cualquier cosa que rompa esta unión matrimonial es una violación de la intención de Dios desde la creación.

Vv. 32,33, "Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido."

El misterio, o la verdad espiritual, se refieren a la unión de Cristo con la iglesia; no es el matrimonio, sino esa unión, lo que Pablo llama un misterio. Es la semejanza de la unión conyugal con esta relación espiritual, lo que le da al matrimonio su más profundo significado. Pablo quiere que los esposos lleguen al ejemplo de Cristo en cuanto al amor y quiere que las esposas tengan la misma clase de devoción.

El versículo 33 concluye esta discusión de Pablo sobre el matrimonio, y llama la atención al punto principal. Pudiéramos traducirla en esta manera. "En todo caso, cada uno de vosotros debe amar a su esposa como a sí mismo, y la esposa debe reverenciar a su esposo." El deber de la esposa es respetar; el deber del esposo es hacerse merecedor de ese respeto.

La norma de un cristiano es Cristo y debemos seguir Su ejemplo. El mismo dijo en Juan 14:15, "Si me amáis, guardad mis mandamientos." Tenemos que someternos, voluntariamente, a Cristo: primero en la salvación, y en seguida, en la sumisión.

Si aún no eres cristiano, claro, sería imposible cumplir con esta enseñanza. Para tener un hogar lleno de gozo se necesita tener como el centro, como el fundamento, a Cristo Jesús.

Pero, tampoco puedes esperar tener gozo y paz en tu hogar cristiano si no te has sometido totalmente a las enseñanzas del Espíritu de Dios. Necesitamos ser controlados por él, y entonces, Él nos dará la capacidad de tener un hogar de gozo y paz.

Quiero invitarte a recibir a Cristo como tu Salvador personal, o si ya lo has recibido, quizá querrás hacer votos de una sumisión completa.

Pastor John Abels.

Adaptado por Orfilia Miranda L. 

domingo, 16 de octubre de 2016

CUANDO TODO PARECE PERDIDO

Salmo 3

Hemos venido hablando de la confianza del creyente en Dios, en medio de las pruebas y los conflictos.
Cuando somos perseguidos por todo tipo de mal, cuando  todo parece perdido.

Introducción: Cuantas veces nos encontramos en situaciones desesperantes, cuando nos sentimos perseguidos por toda clase de mal, por enemigos, por deudas, y algunas veces, por enfermedad. Sentimos que no tenemos escapatoria, nos sentimos atrapados, sin salida. Pero en este salmo encontramos las palabras de aliento del rey David, amigo de Dios, en el momento de la crisis.

¿Qué hacemos cuando nos encontramos desesperados, cuando somos perseguidos y parece que no tenemos salida?
Salmo 3:1 “¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. 2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. 
En medio de la confusión, David se siente perdido y la única solución es exponerle al Señor cuál es su situación, cuando sus adversarios se han multiplicado.
Le expone a Dios que sus adversarios no creen que  Jehová es grande y poderoso, que no creen que en Él haya salvación. Esta es una bella forma de decirle a Dios, mira todos creen que en Ti no hay salvación. Se lo dice porque él si confía que en su Señor si hay salvación.

Cuando nuestra situación es difícil, no nos queda más que clamar, implorar a Dios por su ayuda. David, en medio de grande tribulación, tiene confianza en Dios como su amigo, e implora el socorro divino.

El creyente activo, mientras más es abatido por el maligno, o por las reprensiones de Dios o el ataque de sus enemigos, tomará una postura más firme y se unirá más estrechamente con su Dios y Señor.

Tenemos que reconocer que Él es nuestro Escudo, y nuestra Gloria.
Sal. 3:3 Más tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Esta es la parte más interesante de esta porción de la Palabra; David está confesando y afirmando que Dios es su escudo, su gloria y el que levanta su cabeza. Si lo trajéramos a nuestro contexto, esta es la suma verdad, Dios es nuestro escudo y nuestra gloria y el que levanta nuestra cabeza. No hay nadie más que pueda hacer esto por nosotros sus hijos.

Si el pueblo de Dios levanta su cabeza con gozo en el peor de los momentos, sabiendo que todo les ayudará a bien, reconocerán a Dios, como el único que e les da el motivo de regocijo. Nos enseña que tenemos que clamar a él por Su ayuda.
Sal. 3:4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo.
Si, que bella seguridad la que nos da David, que si clamamos a Dios él nos responderá desde su monte alto, desde las alturas, desde su morada eterna.

David siempre halló que Dios estaba dispuesto a responder sus oraciones. Nada puede poner una separación entre las comunicaciones entre Dios y nosotros, y la obra de su gracia actuando en nuestras vidas; entre su favor y nuestra fe. David siempre había estado a salvo bajo la protección divina.

Solo en Dios podemos confiar y descansar

Sal.3:5 Yo me acosté y dormí, y desperté,  porque Jehová me sustentaba. 6 No temeré a diez millares de gente,  Que pusieren sitio contra mí.
Cuando tenemos a Dios de nuestro lado no debemos tener temor de nada ni de nadie. Esto nos da la confianza de poder dormir y descansar sabiendo que es Jehová quien nos sustenta.
Muchos se acuestan y no pueden dormir por dolor del cuerpo, por angustia mental o por la alarma continua del terror nocturno. Pero aquí más bien parece que se refiere a la calma del espíritu de David en medio del peligro. El Señor lo puso en paz por su gracia y por las consolaciones de su Espíritu. Gran misericordia es que nuestra mente persevere en Dios cuando estamos con problemas.

Cuando nosotros tenemos confianza en Dios como nuestro Padre y amigo, le podemos decir como el salmista:
3:7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.
David estaba seguro de que Dios peleaba sus batallas, lo mismo tenemos que hacer nosotros, pero para eso hay un requisito muy especial que debemos de cumplir primero, y aceptarlo a Él el Señor de nuestras vidas.

Sal. 3:8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. 
Este es un Tributo de alabanza a un Dios libertador, cuyo favor es beneficio eficiente.
Dios es un Dios de salvación, en su Palabra, lo único que nos pide es que lo hagamos nuestro Padre y amigo como lo hizo David en su tiempo. Hoy tenemos la facilidad de hacerlo nuestro Señor y Salvador personal, por su gracia.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios Efesios 2:8.
Cuando hemos creído que Jesús es la Luz verdadera, solamente tenemos que creer en que Él vino para dar testimonio del Padre, y que vino para reconciliar por sí mismo al mundo con Dios, que vino a morir por los pecadores, y que todos nosotros somos pecadores y que por su inmenso amor dio su vida por nosotros para librarnos del pecado, Si nosotros hemos creído esto y lo confesamos con nuestra boca, somos salvos. Y pasamos a ser sus hijos.

Aquella luz verdadera,  que alumbra a todo hombre,  venía a este mundo.10  En el mundo estaba,  y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 2 Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Juan 1:9-13).

Esto se llama el “Nuevo Nacimiento” cuando dice que no son engendrados de sangre, ni voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Es espiritual.

Dios,  habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2  en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,  a quien constituyó heredero de todo,  y por quien asimismo hizo el universo; 3  el cual,  siendo el resplandor de su gloria,  y la imagen misma de su sustancia,  y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder,  habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo,  se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4  hecho tanto superior a los ángeles,  cuanto heredó más excelente nombre que ellos. (Hebreos 1:1-4)
¿Qué tenemos que hacer para recibir a Cristo como nuestro Salvador personal y tener el derecho de ser hechos hijos de Dios?

Solo tenemos que confesar con nuestra boca.

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,  y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,  serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,  pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10:9-10)
Solo tenemos que creer de todo corazón en el Señor Jesús y recibirlo como nuestro Señor e invitarlo a morar en nuestros corazones, confesando con nuestra boca que Él es el Señor.

Como dice Juan 1:12 “Más a todos los que le recibieron,  a los que creen en su nombre,  les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
Quieres tu ser un hijo de Dios, te invito a que recibas a Jesús como tu Señor y salvador personal de tu vida, solo tienes que creer de todo corazón y confesar con tu boca que Jesús es el Señor y serás salvo.

Pastor Alberto Vega 

viernes, 16 de septiembre de 2016

SÚPLICA EN MEDIO DE LA PRUEBA

Texto: Salmo 142

1  “Con mi voz clamaré a Jehová;
Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
2  Delante de él expondré mi queja;
Delante de él manifestaré mi angustia.
3  Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí,  tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba,  me escondieron lazo.
4  Mira a mi diestra y observa,  pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio,  ni hay quien cuide de mi vida.
5  Clamé a ti,  oh Jehová;
Dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes.
6  Escucha mi clamor,  porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen,  porque son más fuertes que yo.
7  Saca mi alma de la cárcel,  para que alabe tu nombre;
Me rodearán los justos,
Porque tú me serás propicio.”

Muchas veces nos hemos encontrado rodeados de tantos problemas y sin ver la salida, que llegamos a sentirnos literalmente angustiados y hasta desesperados.
Esta era la situación desesperada de David cuando hizo esta oración a Dios, estando escondido en la cueva de Adulan, mientras Saúl y sus hombres lo buscaban para matarlo.
Lo primero que hace David en medio de su total desamparo, sabiendo lo poderoso que es su enemigo, el que lo persigue, es pensar en Dios; en estas circunstancias es el único que lo puede ayudar, V 1-2 “Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi voz pediré a Jehová misericordia.  2 Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia.”

A veces es necesario hincarse y gritar y sacar todo el dolor, la angustia y la tristeza delante de Dios y exponerle nuestra situación. Él ya la conoce, pero expóngasela con sus propias palabras, él quiere oírlo. Si no podemos gritar audiblemente, hagámoslo desde lo más profundo del alma. ¿Alguna vez usted ha clamado con el alma, a gritos? Si no lo ha hecho, inténtelo y verá la experiencia. Yo he gritado a media noche con toda mi alma clamando al Señor, en algún problema y he sentido su presencia cercana y consoladora. Es muy seguro que así lo hacía David, teniendo en cuenta sus circunstancias.  
3  Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba,  me escondieron lazo.
4  Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.
En los versículos 3 y 4, David le dice a Dios: tú conoces mis caminos y las intenciones con que he actuado, aun así, me han tendido trampas para matarme. Me siento solo, nadie quiere juntarse conmigo y no hay nadie que me defienda; vivo de un lado para otro huyendo sin refugio.

Y en los siguientes dos versículos, David ya rendido ante Dios, deposita toda su confianza en él, seguro de que él lo escuchará: 5  Clamé a ti,  oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. David sigue reiterándole a Dios sus súplicas y las razones por las que debe ayudarlo: está muy afligido, se siente impotente para enfrentarse con un enemigo que es más fuerte que él.
6  Escucha mi clamor,  porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
Finalmente, le dice al Señor que libere su alma de la cárcel en que se ha sumergido a causa de la angustia, el temor y el miedo, para alabar su nombre en compañía de los que como él alaban a Dios.  
7  Saca mi alma de la cárcel,  para que alabe tu nombre; Me rodearán los justos, porque tú me serás propicio.”
David fue siempre un adorador; un salmista que dedicaba todo el día a la alabanza, a tocar melodías y escribir poemas para ensalzar la bondad de Dios, sus misericordias, su fidelidad, amor y su grandeza, mientras las ovejas pastaban. Dios se agradaba de David y dice la biblia que su corazón era conforme al corazón de Dios.

En medio de cualquier prueba y cuando venga el desánimo, no dejemos de alabar y adorar a Dios.
No nos alejemos de él, clamemos y confiemos, y si no quiere hablar permanezca en silencio en su presencia y espere.
Desde el momento mismo en que una plegaria se forma en nuestro corazón, Dios ya la conoce y prepara la respuesta, pero deje que el tiempo de la prueba termine; no se precipite a intentar ayudarle a Dios o a buscar ayuda en los amigos o familiares; podría enredar más las cosas y hacer que el tiempo de la prueba se alargue innecesariamente. No es lo mismo vivir en la carne impíamente, que cuando hemos entregado nuestra vida en las manos del Señor para que él nos gobierne. 
Hasta pronto, Dios les bendiga.

Sal. 142:1 “Con mi voz clamaré a Jehová;
Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
2  Delante de él expondré mi queja;
Delante de él manifestaré mi angustia.

Orfilia Miranda Londoño

lunes, 5 de septiembre de 2016

MES DE LA BIBLIA

Se dice entre los cristianos que Septiembre es el mes de la biblia, ¿pero todos sabemos por qué?
La iglesia protestante-evangélica ha designado el mes de Septiembre como el “Mes de la Biblia”, porque el 26 de Septiembre de 1569, se terminó la impresión de la Biblia en español llamada la “Biblia del Oso;” se llama así porque en su portada aparece un oso comiendo miel de un panal. Esta traducción fue realizada por Casiodoro de Reina.
Años más tarde, en 1602, esta traducción fue revisada por Cipriano de Valera y así dio origen a la famosa versión “Reina Valera”, la más reconocida y buscada por los evangélicos.
La Biblia, es uno de los libros más leídos en el mundo; es el libro que se ha traducido en más idiomas. Se estima que anualmente se venden en el mundo unos 20 millones de ejemplares de La Biblia.
La biblia también ha sido el libro más atacado y perseguido por los incrédulos, desacreditado y despreciado y en algunas partes ha sido quemado; pero aun así, se mantiene vigente.
La biblia es el medio que Dios eligió para dejarnos sus instrucciones, para guiarnos y conducir nuestras vidas al Señor Jesús, nuestro Salvador.
Dios mismo es el autor de la biblia, sin ninguna duda, ¿pero cómo estamos seguros de eso? La Palabra misma lo dice: 2ª Pedro 1:21 “los santos hombre de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
En el Antiguo Testamento, y aun en el N.T., Dios ha hablado a los hombres de distintas maneras: Directamente con voz audible, como lo hizo con Moisés; en sueños a José, por boca de los profetas al pueblo de Israel; en visiones y otras veces por medio de los ángeles como a Abraham, a María la madre de Jesús y a Sacarías.

Hoy el Señor habla a la iglesia a través de la Palabra escrita, la biblia.
La Palabra escrita, como la conocemos hoy, contiene todas las verdades de la FE, las instrucciones y consejos de Dios para los hombres. Esto es lo que Dios quiso revelarnos de él y de Su Hijo Jesucristo, suficiente para nuestra salvación.
De aquí en adelante nos toca a nosotros en oración y estudio, descubrir la revelación que está allí en la Palabra.

¿Qué hace la Palabra en nosotros?
-Nos revela al Padre en Cristo, su amor y su misericordia: Jn. 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”
-La Palabra nos abre el entendimiento: Sal. 119:130 “La exposición de tus Palabras alumbra; hace entender a los simples.” Sal 119:100 “Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;”
-Nos muestra el camino: Sal. 32:8 “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.”
-La Palabra es luz: Sal. 119:105 “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.”
Y Jesús mismo que es el Verbo, la Palabra de Dios encarnada, lo afirmó cuando dijo:
Jn. 8:12 “…..Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” 
-Nos enseña la Verdad: Jn.17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” Sal.119:160 “La suma de tu palabra es verdad,”
-Nos consuela: 2a Cor. 1:4  "...el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones,"
-Endereza nuestras sendas: Lc.3:5  “… Los caminos torcidos serán enderezados,
 Y los caminos ásperos allanados;
-Nos sustenta: Sal. 119:116 Susténtame conforme a tu palabra,  y viviré; dice el salmista.
-Nos enseña, nos corrige, nos instruye y nos perfecciona: 2Ti 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
-Nos aparta del pecado: El que se deleita en la Palabra y la ama, se aparta del pecado y lo aborrece; Sal. 119:3 Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
Sal. 119:9  ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

Finalmente, la Palabra nos permite andar en libertad. Sal. 119:45 Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos.”

Todo esto y más, encontramos en la Palabra, que dice todo lo que Dios hace por nosotros. Y podríamos seguir, pero no nos alcanzaría el tiempo para enumerar las maravillas de nuestro Dios expresadas en la Palabra.
Les invito a deleitarse escudriñando las Escrituras cada día, en ellas encontrareis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Jesús el Salvador, el Cristo. Jn.5:39.

Que no solo septiembre el mes de la biblia, sea para difundir y enseñar la Palabra; para el creyente deben ser todos los días, solo en ella encontramos la verdad.
Jesús lo dijo: Jn.14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Óigase bien: Nadie va al Padre sino a través de Jesús. No busque atajos, o caminos diferentes, NO los hay.
¡No olvide: La biblia es la Palabra de Dios!
2Ti 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Hasta pronto, Dios les bendiga.

Orfilia Miranda Londoño
orfimilondo@gmail.com


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