Texto bíblico: Deut. 5:6-21:
Cuando
Dios dice “NO,” no hay espacios para términos medios. NO, es no, y punto. Pasar
por alto un NO de Dios, trae consecuencias terribles para el mundo, para
nuestra vida, para la familia y los que nos rodean.
El primer NO de
Dios dado al hombre fue en el Edén:
“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo
árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal NO comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás.” Gén.2:16-17.
Este NO, era un
NO decisivo para toda la creación.
El primer hombre
y la primera mujer, en búsqueda de conocimiento y sabiduría fuera de Dios,
pasaron por alto este No comerás y fueron arrastrados por
el engaño del enemigo; y la desobediencia a ese NO de Dios, se convirtió en el NO más caro para toda la raza humana y sus
consecuencias alcanzaron a la creación entera.
El desacato a
esa ordenanza, a ese NO de Dios, separó
al hombre de su creador, perdiendo la relación personal y directa con El, y le
acarreó una maldición que le marcó su destino eterno quedando expuesto a toda
clase de sufrimientos y a la muerte física y espiritual.
Cuando Jehová
Dios dice NO, es ¡NO! Y no hay lugar ni espacio para otra cosa, puesto que El
es Dios soberano y todo lo que demanda del hombre es para beneficio del hombre
mismo.
Cuando el hombre
le dice no a Dios y desobedece un NO
de Dios, una ordenanza suya, atrae sobre sí, sobre su familia y la sociedad,
maldición y grandes dificultades muchas veces irreparables.
Ante esta dura y
difícil situación del hombre después de la caída, Dios no le abandona y le
da leyes y mandatos para que se ordene y
le sea más fácil la existencia en medio de las consecuencias que le trajo el pecado.
Dichas leyes
están constituidas siempre por mandatos y prohibiciones que al igual, el hombre
sigue reusando obedecerlas.
Deut. 6:24 “Y
nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová
nuestro Dios, para que nos vaya bien
todos los días, y para que nos conserve
la vida, como hasta hoy.
Deut. 6:25 “Y
tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos
delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.”
En
varios textos bíblicos vemos de manifiesto el NO de Dios, pero de manera especial en Deuteronomio5.
Primero,
Dios muestra su amor compasivo y misericordioso por su pueblo, sacándolos de la
esclavitud y les da ordenanzas precisas y claras, la mayoría precedidas de un
NO rotundo: Deuteronomio 5:7-21.
v7:
No
tendrás dioses ajenos delante de
mí.
v8:
No harás para ti escultura, ni imagen alguna
de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas…
v9:
No te inclinarás a ellas ni las servirás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen” Aquí hay una severa advertencia sobre las consecuencias que trae
el pecado de idolatría.
v.10:
y que hago misericordia a millares, a los
que me aman y guardan mis mandamientos. Así como el pecado de desobediencia
trae malas consecuencias, la obediencia a la Palabra trae bendición y
misericordia.
v.11:
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en
vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano. Porque
el nombre de Jehová es santo.
v.13: Seis días
trabajarás, y harás toda tu obra;
v.14: mas el
séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni
tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni
tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de
tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
v.17:
No matarás.
v.18:
No cometerás adulterio.
v.19:
No hurtarás.
v.20:
No
dirás falso testimonio contra tu
prójimo.
v.21:
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni
desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Estos mandatos
siguen vigentes hoy todavía, incluso, las leyes humanas están inspiradas en
algunos de estos mandamientos.
En
estos mandatos ese NO de Dios es
imperativo y rotundo, pero a pesar de ello, y no obstante las consecuencias de
la primera desobediencia, el hombre en general y aún creyentes, hoy seguimos
desobedeciendo los mandatos de Dios. Seguimos poniendo otras cosas en primer
lugar antes que a Dios.
No
tenemos imágenes de yeso, madera o de bronce, pero tenemos otras imágenes como
la televisión y el internet a los que les dedicamos la mayor parte del tiempo
después del trabajo, incluso dejando de lado la oración y el estudio de la
biblia o el compartir con nuestra familia.
Cuando
Dios nos dice No matarás, es no
matar; cuando Dios dice No adulterarás,
es No adulterar; cuando Dios dice No
robar, es no robar ni mucho ni poco; cuando Dios dice No mentirás, es no mentir; no existen mentiras piadosas, pequeñas o
blancas. No codiciar, es no codiciar;
no codiciar es no envidiar o desear, ni la mujer, ni los bienes ajenos; tener
envidia del bien ajeno es sentir rabia contra alguien porque tiene mejores cosas
o vive mejor que nosotros.
*Pidamos
al Señor de todo corazón que nos redarguya de pecado y nos ayude a revisar
nuestra obediencia a su palabra.
*¡Cuántas
veces hemos pasado por alto un NO de
Dios!
*Examinemos
si las situaciones difíciles, las pruebas que estamos pasando, son tal vez la
consecuencia de una desobediencia sin tener en cuenta la advertencia del Señor,
de un NO de nuestro Dios.
*Finalmente,
pidamos perdón a Dios de todo corazón que él es bueno y misericordioso para
perdonarnos: 1Juan1:9. Dios les
bendiga.
Orfília Miranda L.