miércoles, 11 de julio de 2012

EL ATALAYA, SUENA LA TROMPETA


Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte… 
 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma…”    Ezequiel 3:16-21
En el pueblo de Israel, El atalaya era un hombre que se subía a una torre alta con una trompeta para vigilar la ciudad desde allí y cuando veía venir al enemigo, daba la alarma con el sonido de la trompeta para que el pueblo se apercibiera y no fuera tomado por sorpresa. La vida de los habitantes  era responsabilidad del atalaya y él pagaba con su vida si descuidaba su oficio y había mortandad.

¡La trompeta está a punto de sonar! Y la iglesia del Señor Jesucristo, debe estar preparada y apercibida para salir a su encuentro y no nos debe tomar por sorpresa.

En lo que va de este año, a muchos ya les sonó la trompeta. Y ¿Será que hubo atalayas que los avisara para que estuvieran apercibidos? ¿Salvaron su alma o perecieron? No lo sabemos.

Jeremías y Ezequiel eran atalayas espirituales que advertían al pueblo de Israel sobre el castigo que Dios traería sobre ellos si no se arrepentían de sus pecados.
Como a Ezequiel, el Señor nos ha puesto hoy por atalayas en la comunidad y en la iglesia para que anunciemos su Palabra.
El texto de Ezequiel que tomamos para el estudio, nos muestra dos aspectos bien importantes:
La responsabilidad del que anuncia la palabra y del que la escucha y/o la recibe; porque muchos la oyen pero no la reciben en su corazón.
  
1-El que anuncia la palabra, debe ser llamado por Dios y tiene la responsabilidad de prepararse en ayuno y oración. Debe ser obediente, humilde y sensible a la voz de Dios, para que anuncie con poder y autoridad el mensaje genuino que el Señor le dé para el pueblo. 
2-El que escucha la palabra, ya sea que la reciba o no, se hace responsable de ella: Juan 15:22 Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa.” Y la Palabra misma les juzgará: Jn.12:48.

¿Pero los que enseñamos la Palabra, será que somos verdaderos atalayas decididos a alertar al pueblo de Dios sobre el peligro que viene?
¿Estamos dispuestos los atalayas de hoy a plantear y a denunciar con claridad los desvíos y la realidad de la iglesia de hoy?

A los que enseñamos la Palabra, este mensaje nos hace un llamado a una reflexión profunda y seria. El Atalaya está puesto para advertir tanto a los impíos como a los creyentes. V. 19 y 20.
En el caso cuando se anuncia la palabra en la iglesia, no estamos hablando a los impíos de afuera: estamos anunciando a los hijos de Dios el peligro que viene si no tomamos en serio el asunto de la salvación y hacemos cambios urgentes en nuestras vidas. Hay una salvación disponible en Cristo para todos los que quieran aceptarla, pero se nos puede ir de las manos a última hora si no despertamos del adormecimiento en que están muchas iglesias, y no es que se pierda la salvación, pues eso no ocurre en un verdadero salvado, sino que muchos aunque estando en la iglesia aun no han hecho un arrepentimiento genuino y por lo tanto nunca la han tenido.
No me cansaré de repetir: muchas iglesias de este tiempo, han perdido el discernimiento y perdieron el horizonte, perdieron el rumbo, porque quitaron la mirada de Cristo su Salvador y la pusieron en las cosas temporales, solo hablan de la prosperidad material.
Muchos “evangelistas” con sus falsas doctrinas están arrastrando a multitudes de almas a la perdición enseñando un evangelio que no es el de Jesucristo. Por eso, la vida y las actitudes de muchos de los que dicen ser creyentes, no se diferencia mucho de la vida de los impíos.
La iglesia poco a poco se ha ido acomodando al mundo y lo que es peor, ha introducido las costumbres mundanas en la iglesia con tanta sutileza, que casi ni lo percibimos.
Muchos templos hoy, son como discotecas cristianas: ruido, luces intermitentes, humo, chicle, y qué decir de la gritería y los movimientos sensuales al danzar. No podemos confundir la emoción puramente humana con el gozo del Señor. ¡Cuidado! No sea que estemos alabando a Dios con lo sacrificado a los demonios, cuando usamos estas cosas mundanas para la alabanza; pero ¡hay del que se atreva a decir algo contra eso! es tachado de puritano, religioso, moralista, legalista, anticuado, y murmurador; eso te lo pone Satanás para que sigas engañado y guardes silencio. ¡Qué clase de atalaya eres! ¿Dejarás que el pueblo perezca por temor de dar la alarma?
Estamos viviendo tiempos muy peligrosos y difíciles para los creyentes. Jesús mismo, nos advierte: Mirad que nadie os engañe. Mat. 24:4-5. Porque muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; Mat 24:11.
¡Qué delicado es ser profeta hoy! Y en 2 Tim. 3:13, mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
Hemos visto en estos últimos días en las noticias los terribles ataques a los cristianos en varias partes, unos fueron quemados vivos, y en Méjico, unos fueron maltratados, golpeados y expulsados del pueblo y otros asesinados. ¿Será que como atalayas estamos dispuestos a morir por Cristo anunciando la Palabra y denunciando el pecado? ¿La iglesia modernizada o mundanizada de hoy, es la misma que Cristo dejó?
¡Escuchemos la voz de Dios, que nos habla de muchas maneras! “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios,Ex. 15:26.
Dios es Dios de amor, de mucha paciencia y de infinita misericordia, pero también lo es de justicia y juicio. Y el juicio vendrá y ese día el Señor, con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo y apartará las ovejas de los cabritos; y no creo que alguno quiera quedar en la fila de los cabritos, de los malditos, en aquel día. Mt. 25:31-33 y 41.
¿Qué implicaciones tiene recibir la palabra de Dios? Ap. 10:8-11 y Ez. 3:1.
Comerse el libritoilustra gráficamente lo que es recibir la palabra de Dios: Comérsela, alimentarse de ella, instruirse en ella y anunciarla fielmente.
¿Estamos listos, si sonara la trompeta ahora, en este mismo momento?
Vamos a Ez. 33:11-12 y 1ª Jn. 1:8-10.
Revisemos nuestra vida delante del Señor. Dios les bendiga.
Orfilia Miranda L.

“EL TESTIMONIO DE VERDAD”

  “EL TESTIMONIO DE VERDAD” 1ª de Juan 1 y 2 Si examinamos cuidadosamente la vida de Jesús, encontramos que mucha gente le seguía y escu...