sábado, 1 de agosto de 2015

SALMO 91, REFLEXIÓN

91:1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
91:2  Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.
91:3  Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.
91:4  Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.
91:5  No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día,
91:6  Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.
91:7  Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.
91:8  Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.
91:9  Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación,
91:10  No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.
91:11  Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
91:12  En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.
91:13  Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
91:14  Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
91:15  Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
91:16  Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación

Si meditamos bajo la inspiración del Espíritu Santo cada versículo de este salmo, descubrimos cuán dichoso es el que sabe que Dios lo protege; el que se siente seguro al abrigo y amparo de Dios nuestro Padre.
Poder decir con toda seguridad y confianza que Él es nuestro protector y depositar toda nuestra confianza en él sin temores de ninguna clase.
Él es nuestro castillo fuerte, con cerraduras que nadie puede abrir, nuestro escondite, nuestro alto refugio donde nuestros enemigos espirituales no podrán alcanzarnos y hacernos daño.
Nos librará del lazo del cazador, de la peste destructora, seremos guardados de toda trampa escondida, de toda insidia destructora del enemigo.
El Señor pone un cerco de seguridad a nuestro alrededor para que ningún dardo del enemigo nos alcance y nos destruya. 91:6  Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Es una hermosa promesa de Dios para los que le aman y le sirven.

Cuando a veces nos sentimos muy agobiados y abrumados de problemas y tentaciones, él envía a sus Ángeles a que estén cerca de nosotros, para que no perdamos el camino, y en los momentos más difíciles, hasta nos llevan es sus brazos para que no tropecemos ni caigamos en el momento de la prueba.
91:11  Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
91:12  En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.

Pero veamos que todavía hay más promesas: a los que hemos creído y puesto en él nuestro amor y confianza, él nos dará la victoria sobre nuestros enemigos. En Cristo, todos nuestros enemigos quedaron bajo nuestros pies por que fueron vencidos en la cruz. Toda hueste de maldad, toda potestad, no tendrá poder sobre nosotros porque hemos conocido Su Nombre, el Nombre que está sobre todo nombre: JESÚS. En él seremos exaltados.
91:13  Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
91:14  Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

Siempre que invoquemos Su Nombre él nos responderá; está con nosotros en la angustia y la prueba; nos librará de todo mal y nos glorificará; nos saciará de larga vida, vida eterna en Cristo.
91:15  Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
91:16  Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.

La correspondencia amorosa de Dios hacia los que le aman y confían en él, es protección, gloria y vida eterna.
El Salmo 91 expresa de manera clara esa promesa de protección temporal y espiritual de Dios a los creyentes. En él podemos estar seguros y confiados hasta el final, cuando sin ningún velo, nos revelará su gloria y nos mostrará la magnificencia de su salvación eterna que nos ha sido dada en Cristo Jesús, su Hijo y Señor nuestro.

91:14-16 “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.” AMÉN.

Dios les bendiga.

Orfilia Miranda Londoño








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