Dice la palabra de
Dios: “El que halla esposa halla el bien,
y alcanza la benevolencia de Jehová”. Proverbios
18:22.
Hallar una buena
esposa es hallar el bien, es ser afortunado como dirían algunos. Una mujer
buena, es buena compañera, es ayuda idónea o adecuada en el momento oportuno,
es buena consejera en momentos de tomar decisiones. Está dispuesta sin egoísmo,
a apoyar y ayudar a su esposo en todo.
¿Cómo alcanza benevolencia
de Jehová?
El varón que vive
ordenadamente en amor y fidelidad con su esposa, es un hombre que agrada a Dios.
Es un hombre que vive dentro del propósito divino en obediencia y esto hace que
Dios tenga buena voluntad, (benevolencia) hacia él. Hay promesas de bendición
hacia él y sus oraciones no tienen estorbo.
Por el contrario, la
siguiente anécdota nos ilustra una situación muy dolorosa y muy común en nuestro
tiempo y que no agrada en absoluto a Dios:
Un día, mientras
dos policías hacían su ronda, vieron a una mujer que caminaba por la calle con mucha
dificultad. Apenas podía sostenerse en pie…al acercarse a ella, vieron que había
sido brutalmente golpeada. Al verla en esa situación, los policías se ofrecieron
a ayudarla; uno de ellos le dijo: señora, ¿quiere que la llevemos a su casa? La
mujer muy angustiada y asustada les dijo: “¡No por favor, de allá vengo!”... ¡Qué
triste…!
Si el hallar esposa
es hallar el bien, ¿por qué entonces fracasan los matrimonios?
Veamos sólo dos razones,
de las muchas que hay, por las que se separan las parejas, y Malaquías 2:14, nos da la respuesta
concreta a la pregunta:
Infidelidad y falta de Compromiso.
1-La infidelidad: Cuando la confianza ha
sido traicionada.
“Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado
entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal,
siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.” Mal. 2:14.
Este versículo hace
una acusación categórica, "contra la
deslealtad, y la infidelidad".
Y todavía preguntan
¿por qué? Pues él Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu juventud,
a la que traicionaste, aunque es tu
compañera, la esposa de tu pacto.
También lo
podríamos decir así: ¿Por qué nos ha
abandonado Dios? Les diré por qué: porque Jehová ha visto sus traiciones al
divorciarse de sus esposas que han sido fieles a ustedes durante años, la
compañera que prometieron amar, cuidar y respetar.
Lo que más destruye
los matrimonios es la infidelidad.
El no cumplir el voto de ser fieles a la persona con la cual nos unimos por
amor delante de Dios. Dios aborrece profundamente el repudio, el divorcio. Y la
infidelidad muchas veces ni siquiera se da por parte de la mujer repudiada,
sino por el mismo varón que es quien toma la decisión de abandonar a su esposa
y a sus hijos para irse a vivir con otra más joven.
Mal 2:16 “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él
aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los
ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.”
Lamentablemente, el repudio y el divorcio abundan hoy en nuestras congregaciones. Encontramos desde ministros, pastores y altos líderes que van hasta por el tercer divorcio. Pero no los juzguemos nosotros.
2-La falta de compromiso: V. 14, "con la mujer de tu pacto, tu compañera, la
que tú escogiste." ¿Recuerdan sus votos matrimoniales? Permítanme recordarlos:
“Yo: (…) Te recibo como mi esposa(o) y
me comprometo ante Dios, a amarte, respetarte, honrarte y cuidarte, en tiempo
de abundancia o en tiempo de pobreza, en salud y en enfermedad. Y a brindarte
solamente a ti mis afectos íntimos. Lo haré con gozo y alegría, Hasta que la
muerte nos separe”.
Dios les ha dado una
esposa es para amarla, cuidarla y respetarla, así como Jesucristo amó a su
iglesia hasta dar su vida por ella. Ef.5:25.
Para tratarla bien, no para golpearla ni insultarla, pero muchos han olvidado
eso.
Muchos matrimonios han olvidado el compromiso que
hicieron delante de Dios en el altar; han violado el pacto de respetarse,
honrarse, amarse y cuidarse hasta la muerte; lo han entendido mal: entendieron que debían insultarse, irrespetarse,
deshonrarse, odiarse y golpearse hasta la muerte.
¿Cómo entonces,
tener un matrimonio feliz?
Poniendo el
fundamento correcto: Dios. Dios es el fundador del matrimonio y la familia;
tratar de formar una familia al margen de Dios es ir al desastre con ella
porque no tiene fundamento sólido. Salmo
127:1; Si Jehová no edificare la casa,
en vano trabajan los que la edifican”.
Permitan que Dios
sea el centro del hogar. Prov. 2:6 “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca
viene el conocimiento y la inteligencia.” En el matrimonio hay que actuar
con sabiduría y con inteligencia. Así que cualquiera que quiera formar o
construir un hogar estable, tiene que edificar sobre la Roca firme para evitar
el derrumbe más adelante:
Mat 7:24-27 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras,
y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la
roca.
-Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
-Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace,
le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
-y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos,
y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”
Un matrimonio no se
puede fundar sobre la base de un cuerpo escultural, la belleza, el dinero, la
fama o la pasión solamente; todo esto es efímero, es cambiante y es como arena y si el
matrimonio no tiene otras bases más firmes, se derrumba como la casa del
insensato.
Siga las
instrucciones divinas de la Palabra de Dios: 2 Ti. 3:16. “Toda la
escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia,…” La palabra de Dios es la mejor
consejera para el matrimonio. Si usted varón y varona, vive conforme al corazón
de Dios, conquista la benevolencia de Dios, y siempre tendrá un hogar
bendecido, un hogar construido sobre la Roca firme que es Cristo, que puede soportar cualquier prueba o dificultad sin derrumbarse.
Podríamos citar una
tercera causa de por qué fracasan los matrimonios:
Los matrimonios también
fracasan por falta de oración.
Independientemente de
la oración que se haga en familia, individual y la que se hace en la iglesia, los
esposos deben orar juntos, por sus necesidades como esposos. Pidan a Dios cada
día, ser la ayuda idónea para su pareja.
Los esposos deben
alagarse, motivarse y animarse mutuamente:
Diga a su cónyuge cuánto
le ama, y agradezca a Dios por su pareja y dele las gracias a su cónyuge por
haberse casado con usted.
Escríbale una carta
expresándole su amor, llévele una flor a su esposa, en fin…hay tantas formas de
expresar amor.
Demuéstrele su amor
usando palabras de afirmación y de alabanza, no de crítica. La crítica malsana
destruye, no edifica; Pr. 12:18 dice:
“Hay hombres cuyas palabras son como golpes
de espada, Más la lengua de los sabios es medicina”. No le grite, no le
hiera sus sentimientos. Dice Pr.12:25
“La congoja en el corazón del hombre lo
abate; más la buena palabra lo alegra”.
Elogie a su cónyuge,
haga una lista de sus cualidades y resáltelas. No creo que sea tan malo; algo
bueno debe tener, y si no, ¿por qué se casó con él o ella?
Una mujer
inteligente dijo: “Yo le digo a Dios sus defectos, y a mi esposo sus cualidades.”
Oren mucho a Dios por su pareja y bendígale siempre.
Sean respetuosos y
amables en la forma de tratarse. Usen palabras que edifiquen y animen, como por
ejemplo: ¡Gracias por la comida, estuvo deliciosa! ¡Gracias por ayudarme con
los niños!
No use la ironía
con su pareja cuando haga algo que no acostumbra hacer.
Tengan mucho
cuidado con la forma y el tono como se dicen las cosas. Sin herirse, sin ofenderse.
No se dejen dominar por el enojo. Ef. 4:26
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga
el sol sobre vuestro enojo,..” además de cuidar sus reacciones de violencia
cuando están enojados, nunca se acuesten sin haber dialogado y haber resuelto
sus diferencias del día; no amontonen disgustos para que no caigan en el resentimiento que ya es más difícil de
sanar y perdonar.
Que su esposa, su
esposo, sea la persona más importante para usted en su vida, dele el primer
lugar antes que a sus amigos o amigas.
Terminamos este
mensaje resumiéndolo en dos palabras: FIDELIDAD Y RESPETO.
Fidelidad y respeto
ante todo: la infidelidad es una falta de respeto muy grave contra la otra persona;
es una traición a la confianza, quebrantamiento del pacto matrimonial y desobediencia
a Dios que no se quedará sin consecuencias. He.
13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio,
y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará
Dios.”
Amados lectores: si
ustedes tienen un bonito matrimonio, les felicito y les insto a seguir orando y
trabajando juntos para seguir creciendo; pero si el caso es que están pasando
por alguna crisis de pareja, vayan a los pies del Señor, vuélvanse a él, pídanle perdón, perdónense
mutuamente y el Señor restaurará su matrimonio; no todo está perdido, dense
otra oportunidad, vale la pena intentarlo y se la merecen. Dios les bendiga.
Orfilia Miranda L.