BÁSTATE MI GRACIA
2ª Cor.12:7-10
v.7 “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado
un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca
sobremanera;
V8- respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.
V9-Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el
poder de Cristo.
V10- Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
-Necesitamos un agujón que nos atormente y nos recuerde que la gloria siempre es para Dios y
no para nosotros.
Algunos necesitarían una veintena de alacranes o escorpiones que los aguijonee para que no los
levante mucho la soberbia y la arrogancia.
-Si hay alguien que pueda hablar con autoridad de la suficiencia de la gracia de Dios, es el
apóstol Pablo.
El poder del Señor se manifiesta en nuestra debilidad, en nuestra impotencia, allí donde las
fuerzas se acaban, allí donde todas las posibilidades se han agotado, y solo nos queda rendirnos
y esperar…
Muchos, cuando llegamos a ese punto es cuando nos volvemos y clamamos a Dios. Antes no,
primero luchamos solos en nuestras fuerzas.
Y el Señor que está esperando que vengamos a él, nos dice, tranquilos, “bástate mi gracia”.
-La gracia de Dios, su poder, es suficiente, aprendamos eso; el Señor nos suple en todo.
Si nos llama a un ministerio, a cualquier tarea o servicio, él nos capacita.
Nos da la fortaleza para soportar el dolor, la enfermedad, la persecución, todas las pruebas que
lleguen a nuestra vida, sea lo que sea.
Pero tenemos que aprender a confiar en él absolutamente. ¡En Abandono total!
Soltarse, dejarse caer en él y descansar en él. Qué difícil,… (Testimonio).
¿Qué hacer cuando estamos en prueba?
1) Lo primero que tenemos que saber es que en toda prueba Dios tiene un propósito para
nosotros, venga de donde venga: disciplina, circunstancias naturales, pecado o ataque del
enemigo.
2) Antes de pensar en hacer cualquier cosa, acuda a Dios inmediatamente.
3) Espere qué va a hacer Dios con esa situación; qué le va a enseñar.
Aunque no haya sido puesta por Dios, si él la permitió, es con un propósito.
-Usted no ve lo que Dios ve, no conoce sus pensamientos, sus caminos no son los suyos, ni sus
pensamientos son los de él.
-Tenga cuidado con todo lo que le dicen; sea cauteloso. (Zofar)
-Job en su angustia dijo: “Mis ojos se oscurecieron por el dolor, y mis pensamientos todos son
como sombra” Job 17:7.
Y en ese mismo capítulo 17 v.11 él dice: “Pasaron mis días, fueron arrancados mis
pensamientos, los designios de mi corazón.”
Y siga en el 20:2 “Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro”.
Es fácil decir cosas apresuradamente cuando estamos angustiados, que en otro momento jamás
hubiéramos dicho. (Nos culpamos, o culpamos a otros).
-Cuando pasamos por pruebas duras, en la angustia y en el afán de solucionar o arreglar lo que
sea, se toman decisiones apresuradas y equivocadas.
No trate de ayudarle a Dios, no alargue ni enrede más las cosas.
Dejemos actuar a Dios, él nos conoce bien…Sal 139:1-9
“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
v2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
v3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.”
No ay nada que no sea conocido de Dios.
Dios sabe lo que necesitamos, lo que nos conviene:
v.8 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová.
v.9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros
caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Dios no piensa como nosotros, ni ve las cosas como las vemos nosotros y él tiene siempre
buenos propósitos para nosotros que no conocemos ni entendemos.
En la prueba se conoce el nivel de madurez de la fe que tenemos:
La forma de reaccionar y actuar en el momento de la prueba es el indicador de qué tan madura
es nuestra fe.
La madurez en la fe se obtiene en la medida que profundizamos en el conocimiento de nuestro
Padre y estrechamos nuestra relación con él. (Oración Palabra).
Entre más le conocemos, más le amamos y confiamos en él.
Ponga la mirada en el Señor antes que en el problema.
-Un nuevo creyente que apenas está conociendo a Dios y aprendiendo sobre la dinámica de la
fe, cuando llega la prueba, lo normal es mirar el problema antes que a Dios.
Mat 8:24-26 “Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían
la barca; pero él dormía.”
“Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
-Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?”
Si ellos hubieran tenido la certeza de que el que estaba con ellos era el Hijo de Dios, se hubieran
sentido confiados.
El que ha crecido en el conocimiento del Señor ha aprendido a confiar en él y cuando llegan las
pruebas primero mira al Señor y después el problema.
Veamos aquí a un hombre que conocía a su Dios y su poder y se sentía seguro en él, en medio
de las amenazas de sus enemigos: Ezequías.
2Cr. 32:7 “Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la
multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.
2Cr. 32:8 Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para
ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías
rey de Judá”.
Luego Senaquerib asombrado de ver que ellos no estuvieran atemorizados, envió sus siervos
a Jerusalén para decirle a Ezequías rey de Judá:
2Cr. 32:10 “Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir
el sitio en Jerusalén?” y empezó a vociferar para infundir temor y blasfemar el nombre de Dios
y Dios los arrasó a todos.
Ese es el Dios Poderoso que tenemos. Sea lo que sea, venga lo que venga,…el Señor dice:
“Bástate mi gracia”
Orfilia Miranda Londoño