miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿QUÉ EVANGELIO PREDICAMOS?

Tan pronto Pablo deja la provincia de Galacia, ya hay falsos maestros judaizantes enseñando doctrina contraria a la que Pablo acaba de enseñar sobre la justificación por fe.

Para contrarrestar esto, Pablo se ve precisado a escribir esta carta un poco dura, pero muy clara en la defensa del verdadero evangelio de Cristo y dice:   
Gál. 1:6-10 “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
-7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
-8 Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
 -9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
-Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.”

Si reflexionamos bien sobre esto, vemos que el asunto es delicado y serio. Pablo hace claridad de que él no está para agradar a los hombres sino a Cristo; y eso sigue estando vigente hoy. Si queremos agradar a Dios, debemos serle fieles y esto incluye el anuncio fiel de su evangelio. Los invito a examinarnos en qué punto estamos:

¿Es usted de los predicadores que tienen temor o miedo de predicar el evangelio de Cristo genuinamente, para que la gente no se le vaya de la iglesia o no se moleste con usted?

¿Su sermón dominical es más una conferencia de Motivación y superación personal, que la exposición vívida y clara de la Palabra, para conversión y arrepentimiento?

¿En el afán de ser “moderno”, e impresionar con el léxico, su predicación se ha salido del lenguaje bíblico y está usando solo terminología de metafísica, control mental y términos de mercadotecnia y hasta de hechicería?  

¿Su predicación muchas veces se parece más a una hora de cuenta chistes, que a un mensaje que redarguya y motive a las almas al arrepentimiento, al cambio de vida y la santidad?

¿Su predicación tiene un alto contenido de “Doctrina de Prosperidad” y abundan las palabras: siembra, cosecha, diezmos, ofrendas, bendición, milagros, prosperidad, súper fe etc… que nos motiva más a enfocarnos en establecernos aquí, quitándonos la mirada del cielo y poniéndola más en las cosas materiales…?

Si es así, usted se ha salido del evangelio del Señor Jesucristo; se ha salido del camino de la Cruz del Calvario, de la redención y va por un atajo muy peligroso poniendo en riesgo su propia salvación y la de las personas que usted evangeliza.
La predicación tiene un solo propósito: predicar a Cristo crucificado para salvación; anunciar la muerte de Cristo, por salvarle a usted y a mí; anunciar al mundo que vive en tinieblas que hay esperanza, porque Cristo es la Luz que alumbra en las tinieblas del pecado.

No hay atajos ni otros caminos que nos puedan llevar a la vida eterna: solo Jesús es el camino la verdad y la vida; él mismo lo afirma en Jn.14:6
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”  
Y si Jesús fue tan enfático en esta afirmación, no debemos jugar con nuestra salvación ni la de las personas que el Señor nos ha confiado para que evangelicemos.

El evangelio de Cristo, es Jesucristo mismo, y es él a quien debemos anunciar, no tenemos otra cosa qué anunciar al mundo que no sea la misericordia del Padre ofrecida a través de su Hijo, por gracia, por pura gracia, sin que nosotros la hubiésemos solicitado siquiera, o hubiésemos hecho algo para merecerla.
Es gratis y solo tenemos que creer en Cristo que la ofrece por sola misericordia y amor hacia nosotros.

Gál. 1:7 “No que haya otro, (evangelio) sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.”
Los que se dedican a pervertir el evangelio mezclándolo con otras filosofías y teorías de humanismo, esoterismo y todas esas corrientes de control mental y autosugestión que van surgiendo, con fines ocultos financieros, dice la Palabra de Dios que sean ANATEMAS. Esto es, MALDITOS. Gál.1:8 “Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.”

El evangelio es eterno como Cristo es eterno; se debe predicar en todas las lenguas a todas las naciones, hasta los últimos confines de la tierra sin adulterar.
Apo_14:6 “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,…”

Después de esta reflexión, ¿Qué evangelio estamos predicando?
Si lo que estamos predicando nos lleva en contravía del mundo, vamos por el camino correcto; y si por lo contrario, si lo que predicamos tiene aceptación y es aplaudido por los mundanos, es hora de retomar la senda perdida. Bendiciones.

Espero bendecirlos con este mensaje.

Orfilia Miranda Londoño
orfimilondo@gmail.com

martes, 15 de diciembre de 2015

UN DIA EL CIELO SE ABRIÓ



Lucas 2:7-14
La biblia no reseña la fecha en que nació Jesús, pero sí es prolífera e los detalles de su nacimiento:
Un día el cielo se abrió, un Ángel bajaba a la tierra trayendo un mensaje: Lc. 1:30-32 “…Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;…
Nueve meses después, una noche, seguramente muy fría y oscura, mientras en un portal de animales nacía un niño desprovisto de todo bien material, e ignorado por todos, hubo gran alboroto en los campos cerca de la ciudad de Belén, donde estaban unos pastores cuidando sus rebaños.
De pronto, la noche se iluminó, se disiparon las tinieblas con el resplandor de la gloria del Señor, mientras el ángel daba el anuncio de un gran acontecimiento: hbía nacido el SALVADOR. Lc. 2:7-13. 
Y mientras en el cielo se encendían todas las estrellas, fueron apareciendo multitudes de las huestes celestiales que alababan y glorificaban al Rey de la gloria, al tiempo que también anunciaban la paz y la buena voluntad de Dios hacia los hombres:
“¡¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”!!
                                                                                                                               
Una noche oscura y fría en Belén, el cielo se abrió, y envió al Redentor de los hombres.  
Desde el comienzo se venían ofreciendo sacrificios imperfectos, de animales que no tenían la virtud ni el poder de quitar el pecado del mundo, solo apaciguaban la ira de Dios y eran la figura del sacrificio verdadero.
Jesús era el Cordero Inmaculado, Santo y perfecto para el sacrificio perfecto y eterno, que podía quitar el pecado del mundo de una sola vez para siempre.
Solo Jesús puede ofrecer salvación y dar garantía de ella a todo aquel que crea y le reciba como su Señor.

Es cierto, pues, que la biblia no dice cuando nació Jesús, pero sí dice que fue todo un acontecimiento rodeado de misterio, de manifestaciones extraordinarias, sobrenaturales y maravillosas.

Pasado el tiempo, 33 años después, ese niño ya Hombre, el Hijo de Dios, sería inmolado en la cruz del calvario y resucitaría al tercer día, venciendo al pecado con su muerte, y a la muerte con su resurrección.

Jesús es lo mejor del cielo que el padre envió para salvarnos; desde su nacimiento hasta la cruz, encierra todo el misterio y acto de amor de Dios hacia los hombres.
Para llegar a la cruz, tuvo que nacer en carne, si bien, no de simiente humana, pero sí revestido de carne humana; de otra manera habría sido sobrenatural y espiritual y entonces no sería semejante a nosotros; y Él se hizo semejante en todo, menos en el pecado.
Flp. 2:7-8 “… sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Así que la salvación comenzó en el vientre de una mujer cuando él se despoja de sus atributos divinos, deja su gloria y se humilla sometiéndose a la condición del hombre caído para salvar a los hombres. Él se hizo semejante en todo menos en el pecado.

No sé qué represente para usted la celebración de la Navidad, si la celebra o no la celebra, no le juzgo ni le condeno; si no la celebra, no peca, y si celebra con gozo el que un día nació el Salvador, con arrepentimiento y acción de gracias, tampoco peca.
Un creyente de verdad no se va a celebrar con los mundanos a beber cerveza, ni participa de carnavales que abundan por estos días.
No hay nada de malo reunirse en familia a cenar, cantar y recordar el nacimiento de nuestro SALVADOR así no sepamos la fecha.

Un día el cielo se abrió, y la salvación bajó como rocío fresco de la mañana;
Y nuestra sed sació.
Un día el cielo se abrió, y multitud de ángeles bajaron con el mejor mensaje de esperanza para los hombres:
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”. Lc.2:14

Muestre usted también su buena voluntad para con Dios y acepte el regalo de salvación, reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador si aún no lo ha recibido en su corazón.

Dios les continúe bendiciendo y que esta Navidad, los acerque más a Dios.
Hasta pronto:


Orfilia Miranda Londoño.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

LAS AÑADIDURAS

Bíblicamente las “añadiduras” se entienden como “algo más” a lo que ya recibimos; respecto a la salvación, es todo aquello que es secundario, que no es lo principal, ni lo más importante en la vida del creyente para su salvación.

El diccionario define las añadiduras como:
1-Parte que se añade a un conjunto de elementos o a un todo.
2-Lo que se añade a alguna cosa.

Las añadiduras entonces, es todo aquello que Dios nos provee para sustentarnos en nuestro paso por esta vida temporal, pero que no es lo principal en el proyecto de salvación; lo principal para Dios es que tengamos vida eterna en su presencia después de la muerte física.
Pero así las añadiduras sean secundarias a la salvación, Dios sabe que tenemos necesidad de ellas y también nos las provee y nos dice que se las pidamos porque son parte de la provisión de Dios para nosotros. Lo que significa que ya está asegurado y garantizado por parte de Dios y ya no debe ser nuestra preocupación, créalo.

Aprendamos a pedir: pidamos como Jesús nos enseñó: Mat 6:11 “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” Nuestra preocupación es hoy no mañana, el mañana es incierto, no nos pertenece. No guarde codornices ni maná para mañana, tranquilo, cada día trae su propio afán, Mat. 6:34; pero si Dios le da más de lo que usted necesita hoy, no pierda la cabeza, no se envanezca, dele gracias y sea generoso. Sea muy agradecido, esto agrada al corazón de Dios.

La tierra y todo lo que en ella hay, ya le había sido entregado al hombre, él señoreaba sobre todo pero al perder la relación con Dios, perdió todo y quedó expuesto a la enfermedad y a la muerte no solamente física, sino también espiritual. Pero el amor de Dios que todo lo prevé, no deja desamparado al hombre y le sale al paso con la solución, la salvación en Cristo.
Jn. 3:16  “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

El mundo nos envolvió en su sistema hoy y nos ha hecho creer que tenemos que ser exitosos en todo a la manera del mundo; que tenemos que ser los mejores y tener lo mejor a costa de lo que sea, y hemos olvidado nuestro propósito y destino eterno: NO somos de aquí, no nos quedaremos aquí, y todo lo de aquí se queda aquí. Nuestro destino es la eternidad.

Si bien, nuestro cuerpo pertenece a esta naturaleza caída y está destinado a volver al polvo, como ya dijimos, nuestra alma tiene destino eterno en cuyo caso, si no es redimida, iría a la muerte eterna, a las tinieblas de afuera  separados de Dios por toda la eternidad.
Exactamente, por eso vino Cristo el Hijo de Dios, a poner su vida por nosotros; no vino a morir tan cruelmente en una cruz como un vulgar criminal para darnos carro nuevo de marca, joyas, vestidos de marcas costosas, viajes, mansiones y mucho dinero para placeres, como creen y predican algunos. NO. Él vino a salvarnos del infierno, así como suena, y yo no se lo puedo suavizar ni decirle otra cosa porque los estaría engañando.
Ahora permítanme que sea tan ruda, pero fuera de la voluntad de Dios, cualquier impío puede adquirir todas estas cosas materiales solamente con su esfuerzo, tenacidad y habilidad para los negocios y siendo injusto; el mundo está lleno de ricos y millonarios así, Mat. 6:32 “Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.” El hombre es capaz de hacer riquezas sin Dios, pero la salvación del alma no la puede proveer para sí mismo por mucho dinero que tenga.
No hay absolutamente nada que el hombre pueda hacer o dar a cambio de la salvación de su alma dice Jesús. Mar 8:37 “¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”
No hay absolutamente nada debajo del cielo que pueda devolverle al hombre la pureza con que fue creado, puesto que todo quedó bajo la maldición del pecado. Siendo así, que la salvación solo podía venir del cielo.
A eso vino Cristo para darnos vida en abundancia, vida eterna. ¿Y qué nos aconseja?
Que busquemos primero el reino de Dios y su justicia que todo lo demás se nos dará como añadidura. Mat. 6:33 “Mas buscad el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Dice todas, no algunas.
Como vemos, Dios nos ofrece el paquete completo de salvación gratis y con añadiduras; nos quiere hacer la vida más fácil, pero nosotros la complicamos: usted y yo solo debemos confiar en él y obedecerle, siendo  responsables y esforzados en el cumplimiento de nuestros deberes pero sin angustias porque Dios se encarga de los resultados. Lo primero es lo primero: nuestra salvación, y Dios quiere que entendamos eso; todo lo demás son añadiduras que él ya tiene resueltas.
Lc. 12:29 “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.”
La ansiedad, la angustia, el temor y la desconfianza, son propias de los que viven sin Dios confiando en sus propias fuerzas.
El otro extremo es la pereza y la holgazanería que lleva a muchos a no hacer nada y esperar que todo se dé de manera milagrosa y sobrenatural.
Ni lo uno, ni lo otro; Dios no nos quiere entretenidos y afanados haciendo y amontonando riquezas que se quedarán aquí, ni tampoco agobiados por la angustia y las preocupaciones por las cosas que están en las manos de Dios y que él ya tiene resueltas.
Ocupaos en vuestra salvación, Fil.2;12, es el consejo de Pablo para la iglesia de Filipo, y para nosotros también hoy. Ocupémonos más de nuestra salvación y de cómo agradar a Dios, y menos por las añadiduras; confiemos en sus promesas, él es fiel y esta es una promesa suya.

Les dejo con esta Palabra de confianza:
Heb. 13:5 “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;”
Que la paz de Dios sea con ustedes.


Orfilia Miranda Londoño

“EL TESTIMONIO DE VERDAD”

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