domingo, 15 de abril de 2018

El llamado de Dios

Cuando Dios nos llama para una misión específica, él confirma su llamado.

Desde tiempos antiguos Dios ha llamado a distintos hombres, en diferentes tiempos y de diferentes edades para que le sirvan en el plan de la salvación de la humanidad.

Cuando sentimos el llamado de Dios a un ministerio o servicio, pero no estamos muy seguros de que esto viene de Dios, y qué quiere que hagamos, lo primero que debemos hacer es orar y esperar la confirmación.
Jesús, mientras caminaba por distintos lugares en su ministerio, fue llamando hombres de distintos oficios y condición social para hacerlos sus discípulos.  
Más adelante cuando ya había muchos siguiéndole, Jesús se retira durante toda la noche en oración al Padre, y en la mañana muy temprano llama a todos sus seguidores y escoge a doce de ellos, los mismos que ya había llamado antes y les confirma su llamado en presencia de la multitud que le seguía. Luc. 6:12  En aquellos días él fue al monte a orar,  y pasó la noche orando a Dios.” Luc. 6:13  Y cuando era de día,  llamó a sus discípulos,  y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”: Luc. 6:14-16

Dios tiene su tiempo, hay que estar atentos y esperar.
Puede ser que al primer llamado no entendamos, él vuelve a llamar. A Samuel siendo un niño todavía, lo llamó tres veces, a la tercera entendió que era Dios quien lo llamaba.

Dios tiene distintas formas y maneras de llamar: Llamado de Abraham, llamado de Moisés, llamado de Jonás, en fin….

Dios a veces hace llamado para mucho tiempo después: hay llamados desde la niñez o la juventud que se postergan hasta la madurez. Fue el caso de Samuel. Así son los planes de Dios, a nosotros sólo nos corresponde estar atentos y dispuestos. No intente apresurar nada, lo único que puede pasar es complicar las cosas como les pasó a Abraham y a Sara. Tomaron la decisión equivocada yéndose a Egipto y por poco matan a Abram.
Más tarde viendo que la promesa de Dios no se cumplía todavía, tuvieron un hijo con Agar la esclava en el deseo de ayudarle a Dios. ¡No! Deje a Dios actuar en su soberanía y en su tiempo. Cualquier dificultad que se presentare en el camino, Dios mismo se encargará de ella, confíe solamente y espere.

Hoy día Dios sigue llamando

Cuando reciba el llamado no ponga obstáculos ni ponga excusas ni haga cuestionamientos. Obedezca inmediatamente, diga: aquí estoy Señor para hacer tu voluntad. Si no tiene claro o no entiende el llamado de Dios en el momento, ore y pida luz y claridad, Dios mismo se lo aclarará y confirmará.
Noé fue llamado a construir un barco en tierra seca, seguramente, en ese momento no entendía nada de lo que Dios le estaba pidiendo; pero aun así, no puso objeciones ni resistencia al mandato de Dios ni cuestionó. Aunque todo el mundo decía que estaba loco y se burlaba de él, el siguió adelante, el problema no era de Noé, era de Dios, él solo obedecía a Dios. Y en los 100 años que duró la construcción, Noé no se desanimó ni dejó la obra tirada.

El llamado de Abraham, fue más difícil todavía: tenía que dejar todo y salir sin saber a dónde, él confía en la promesa que Dios le hace y se va hacia lo desconocido.

Pero no todos los hombres de la biblia que Dios llamó, fueron obedientes al primer llamado divino. Dios tuvo que llamarlos más de una vez y esta desobediencia les trajo consecuencias graves como al Profeta Jonás, que su desobediencia casi le cuesta la vida. Jonás cap. 2.
Pero a pesar de su dura experiencia, Jonás obedeció el llamado con rebeldía, cuestionando los designios de Dios. Vale la pena leer todo el relato bíblico sobre Jonás.

Otros, presentaron argumentos de incapacidad como excusas para no ir y hacer lo que Dios les demandaba; es el caso de Moisés, su tartamudez. Dios no lo acepta como excusa y le da una solución: que hable su hermano Aarón.

Jeremías argumentó como excusa para no ir al llamado, que era muy niño todavía, pero el Señor le rebatió el argumento. Jer. 1:5-7 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
6  Y yo dije: ¡Ah!  ¡Ah, Señor Jehová!  He aquí,  no sé hablar, porque soy niño.
7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.
¡Qué fuerte respuesta la de Dios! Como vemos, no tenía escapatoria porque había sido llamado y consagrado desde el vientre de su madre para ser profeta a las naciones. Ni modo.

Cuando Dios nos llama a trabajar en su obra, a ser partícipes de la misión salvadora, él nos capacita y nos da las fuerzas y los recursos. Él se hace cargo de todo en todas nuestras circunstancias que podrían ser el estorbo para el cumplimiento de la misión a la que hayamos sido llamados.
En este tiempo, todos los que hemos sido salvados y redimidos por Cristo en el Calvario, estamos llamados a llevar el mensaje de salvación a todas las personas que aún no conocen a Cristo. Es una misión que recibimos desde el mismo momento en que aceptamos el reino de Dios en nuestras vidas.

Hoy Dios sigue llamando a muchas personas para misiones muy puntuales y específicas en el reino de Dios que requieren dedicación y entrega. Pero todos estamos llamados a anunciar el evangelio del reino a todos los hombres y mujeres en el mundo.

¿Has sentido alguna vez en tu corazón el llamado de Dios a servirle?
¿Has puesto excusas y disculpas para no obedecer?

Luc 5:11 “Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.”

Les dejo con esta inquietud, Dios les bendiga.


Orfilia Miranda Londoño


“EL TESTIMONIO DE VERDAD”

  “EL TESTIMONIO DE VERDAD” 1ª de Juan 1 y 2 Si examinamos cuidadosamente la vida de Jesús, encontramos que mucha gente le seguía y escu...