sábado, 23 de julio de 2016

Cántico de confianza y gratitud

Isaías 26:3-4,8-9
3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
8 También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.
9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte;

Cuando medito en la bondad, la misericordia y el cuidado que Dios tiene con los creyentes, los que hemos puesto nuestra confianza en él, mi corazón se exalta de alegría y gratitud y pienso: ¿qué somos para que el Dios del cielo, el Omnipotente se ocupe con tanto cuidado de nosotros?

Dios guarda en completa paz a todos aquellos que en ningún momento se olvidan de él, que le tienen presente en su pensamiento en todo lo que hacen. Aquellos que han creído y confiado en su Palabra y han soltado toda preocupación, angustia, inquietud y ansiedad y las han echado en sus manos. Para el Señor no hay problemas imposibles de solucionar.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Este texto nos invita a confiar siempre en el Señor, en él siempre hallaremos la fortaleza en nuestra debilidad y flaqueza. En él está nuestra seguridad, es nuestro escondite, nuestro alto refugio y castillo fuerte.

El texto nos invita asimismo a adorarle, alabarle y glorificarle.

¡OH Señor Dios nuestro! En ti he esperado siempre día y noche; en las largas horas de insomnio tu nombre glorioso siempre está en mis pensamientos; mi alma te desea y anhela siempre tu presencia; y mientras dure tu aliento de vida en mí, madrugaré a buscarte; al despertar en la mañana, mi primer pensamiento eres tú y mis primeras palabras sean de alabanza en mi boca, sean de acciones de gracias por prolongarme tu misericordia.
¡Cuán grande eres oh mi Dios! ¡Cuán profundos son tus pensamientos! ¡Qué soy yo delante de ti para que me estimes tanto!
Su amor no merecemos, es solo por su gracia que ha tenido compasión de nosotros y ha enviado a su Hijo a poner su vida por nosotros para rescatarnos de las manos del malvado enemigo.
Toda nuestra vida, así viviéramos más cien años, no sería suficiente para agradecerle, para adorarle y alabarle.

Les animo a que cuando despertemos en la mañana, lo primero que hagamos sea poner nuestro pensamiento en el Señor, y le expresemos un ¡GRACIAS SEÑOR! Gracias porque estoy vivo-a, puedo alabarte y bendecir tu nombre.
La vida es un don precioso que Dios nos permite disfrutar; muchos siendo aún muy niños o jóvenes ya están muertos, tuvieron muertes violentas o le perdieron la batalla a la vida con una enfermedad dura y dolorosa, o en un accidente…
Yo mientras medito y escribo esta reflexión o ustedes la estarán leyendo,… pensemos que si estamos aquí todavía, es por pura misericordia y favor de Dios.

Hoy es la oportunidad de buscarle si no lo hemos hecho todavía, de arrepentirnos de nuestras maldades y pedirle perdón, aceptando la salvación y el Señorío de Cristo en nuestras vidas; no lo dejemos pasar, ¿qué sabemos si hoy es nuestro último día,…?

Desde la madrugada busquemos el rostro de Dios cada día, démosle  gracias, adoremos y confiemos en el Omnipotente, Eterno y Soberano Señor.

Que nuestro mayor deseo sea anhelar la presencia gloriosa del SEÑOR. Amén.
Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte;

Hasta pronto, Dios les bendiga

Orfilia Miranda Londoño





jueves, 7 de julio de 2016

LA CONDUCTA DE LA MUJER CRISTIANA

1ª Tim.:4-12.
“…, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.”

En estos tiempos de tanta controversia sobre el papel o el rol de la mujer y de la liberación femenina, en donde pareciera que se fue al otro extremo y muchas mujeres perdieron el rumbo y están teniendo las mismas conductas reprochables en los hombres, creo que es bueno reflexionar un poco sobre la conducta de la mujer cristiana.
Pablo recomienda muy directamente a Timoteo, ser él el ejemplo para los creyentes en toda su conducta para que nadie tenga que reprocharle nada y poder hablar con autoridad en la iglesia.
Hace tiempo leía, que una madre cristiana tenía por costumbre decirle a su hija al salir de casa: “Cuidado hija con tu conducta, recuerda siempre que eres hija del Rey”. Esto es, no hagas nada contrario a tus principios de persona creyente.
Pero la biblia lo expresa en forma más determinante, ni siquiera es una opción: “…Sed santos en toda vuestra manera de vivir”. 1ª Ped.1:15.
¡Qué privilegio ser hijas del Rey! Pero también, qué responsabilidad, porque Dios espera de sus hijas santidad en todo.
La Palabra de Dios señala muy claramente cómo debe ser la conducta de las mujeres cristianas.
Dios quiso finalizar la creación del mundo con la creación de la mujer, colocándole como corona en lugar de privilegio, y después de la caída Dios la levanta y asimismo les pide a las creyentes que sean santas, diferentes a todas las demás porque Cristo ya las redimió y les dio lugar de honor y libertad.

La mujer cristiana que ha sido salva y puesta para ser luz, a donde vaya en todo momento y en todo lugar siempre debe brillar: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mat.5:16. Siendo así, “…ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”. 1ª Tim.4:12.
En la biblia hay muchos versículos como en Proverbios 31:10 y siguientes, que resaltan las cualidades que deben adornar la vida y el porte de la mujer cristiana, la verdadera hija de Dios, demostrando una conducta recta y amorosa hacia su prójimo.
En todo momento el amor de Cristo debe reflejarse en la mujer, y manifestarse con una conducta reverente, prudentes, no calumniadoras, que sea percibida como un olor fragante por los que las rodean.
Vale recordar aquí que el carácter cristiano, la bondad, el amor, la generosidad y la fidelidad, solamente son el resultado de la presencia de Cristo en el corazón de las personas. es decir, la buena conducta solo es el resultado de haber rendido la vida al Señor.
En Proverbios 20:11 dice que las acciones dicen más que las palabras; por ello, la conducta obediente, amante y devota de una mujer puede ganar al marido inconverso para Cristo. 1ª Ped.3:1-2. Sí, la mujer cristiana está llamada a esforzarse en vivir conforme a Cristo.

El Señor ha puesto a la mujer para ser luz que brille en la sociedad, y a ser sal, para que lo que proyecte su vida, motive en otros el deseo de seguir también a Cristo.

Mujer, NO pongas tu luz en un lugar encubierto, queriendo ocultar que eres cristiana.
No tapes tu luz con tantas ocupaciones que te quiten el tiempo precioso de la oración.
No la pongas debajo de la cama con tu pereza, sueño y comodidad.
Que tu luz refleje la luz de Cristo así como él brilló perfectamente en el mundo.

El autor del libro “El Sermón del Monte” escribe: “Si tu estilo de vida se parece tanto a la vida de los no creyentes, que no se pueden ver las diferencias entre ellos y tú como creyente, es imposible que seas sal; y desobedeciendo la Palabra de Dios, nunca podrás ser luz”.
Hay muchos creyentes que solo son cristianos en la iglesia, pero no los vea en el trabajo, en la calle o en la casa. Son “transformes”, los absorbe el medio. La biblia dice: “…Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”. Jer. 15:19.

Cómo vivir diferente a los parámetros del mundo y de acuerdo a los mandamientos de Dios:

Comunión diaria con Cristo:
La lectura diaria de la Palabra te guiará en cada paso que debas dar; ella debe ser tu manual de vida; te enseña lo que debes hacer; te reprende en lo que debes dejar de hacer; te corrige en lo que debes cambiar y te instruye en lo que debes comenzar a hacer.

Oración:
La oración constante, sincera y persistente es eficaz y puede mucho. La oración debe ser la ocupación más importante de la mujer cristiana. Tu conducta será distinta si eres una mujer de oración.

Crece en espiritualidad, viviendo en el Espíritu Santo:
Confiesa cada día tus pecados delante de Dios; si tienes pecados ocultos confiésalos y pide perdón al Señor y limpieza de corazón, llénate del Espíritu Santo. Recuerda: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” Gál.5:25.

Irradia el amor de Cristo en todo momento: si Cristo gobierna tu vida, tu corazón debe estar lleno de amor, lo primero en la lista del fruto del Espíritu Santo, y este amor se manifiesta con hechos hacia quienes nos rodean, como: paciencia, bondad, sencillez, humildad, calma, cortesía y perdón. No amemos de palabra solamente…1ª Jn.3:18. Que podamos decir: “…ya no vivo yo, es CRISTO quien vive en mí”; que te parezcas cada día más y más al modelo perfecto: Cristo.

Mujer: a quien estás obedeciendo: ¿estás obedeciendo la Palabra de Dios, o estás obedeciendo los dictámenes del mundo?
Respóndete a ti misma; recuerda que no podemos ser amigos de Dios, siendo amigos del mundo.

Dios les bendiga y hasta pronto.


Orfilia Miranda Londoño

“EL TESTIMONIO DE VERDAD”

  “EL TESTIMONIO DE VERDAD” 1ª de Juan 1 y 2 Si examinamos cuidadosamente la vida de Jesús, encontramos que mucha gente le seguía y escu...