martes, 31 de enero de 2017

Una oración efectiva

La oración es una práctica que no debe faltar en la vida de ningún creyente; pero, ¿qué pasa cuando algunos se quejan de que oran mucho y pareciera que Dios no escucha sus oraciones?
¿Estamos orando como a Dios le agrada? ¿Enseña la biblia cómo orar?

Sí. En la biblia encontramos varios textos que nos ilustran sobre  este tema; pero para esta reflexión tomaremos específicamente el libro de Nehemías 1:1-11.
El libro de Nehemías es un buen manual que nos enseña cómo orar por nuestras necesidades personales, familiares y las de la iglesia de manera efectiva, aunque nuestras circunstancias sean diferentes hoy a las de Nehemías en su tiempo.

Neh.1:1-4 “….Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, 2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. 3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
En este texto vemos primeramente la actitud que Nehemías tuvo hacia Dios, hacia su pueblo y hacia sí mismo, y la petición que hizo al Señor.
Al oír la noticia, el primer momento fue de sacudida, de conmoción, de tristeza y de llanto; pero luego viene la reacción, hay que ponerse en pie y empezar a actuar:

Primero, busca la presencia de Dios; es lo que debemos hacer siempre ante cualquier problema, por grave y difícil que este sea. Buscar la dirección de Dios es siempre lo primero antes de tomar cualquier decisión.
Neh.1:4 “…, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.”

Segundo: A Dios no se llega con altivez ni arrogancia, ordenándole que haga, o decretando lo que yo quiero que Dios haga. No, venimos con humildad, rendidos a él en ayuno y oración como lo hizo Nehemías.
Neh.1:5-7 Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; 6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7 En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.

Esta oración contiene varios elementos fundamentales que debemos tener en cuenta a la hora de presentar nuestras peticiones a Dios:

*Empezar reconociendo la grandeza de Dios y su soberanía, v. 5 Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible…”

*Reconocer que Dios es fiel en guardar el pacto y la misericordia a los que le aman y le obedecen: v.5 “…que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos

*Pedir a Dios que esté atento su oído y abiertos sus ojos para atender y escuchar nuestras oraciones, sabiendo que él es fiel a sus promesas, v.6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.” Nehemías se sitúa delante de Dios en condición de “siervo” y de hombre pecador, al suplicar el favor de Dios para su pueblo.

*Interceder por nuestros hermanos, sabiendo y creyendo que Dios responde a las oraciones de sus hijos, v. 6 Que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos”. Líderes o no, todos estamos llamados a clamar a Dios por la iglesia, por sus necesidades, por los enfermos, por el crecimiento espiritual y santidad de la congregación. Una iglesia sin santidad, es como una ciudad con los muros derribados, expuesta a ser atacada y saqueada por sus enemigos.

*Nuestra oración debe hacerse siempre con corazón limpio: 
6 Y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.”
No podemos dirigirnos a Dios con un corazón lleno de pecado; el pecado sabemos, nos aparta de Dios y rompe nuestra relación con él.
Una manera de hacer que Dios responda nuestras oraciones, es acercarnos a él con corazón arrepentido. Y aquí quiero dejar bien claro, Dios escucha todas las oraciones y las conoce antes de que se las formulemos, Sal. 139:4, pero no todas las responde. Dios no responde la oración de alguien que no está dispuesto a dejar el pecado, veamos Isa 1:15 “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración  yo no oiré;es decir, Yo no les prestaré atención; porque el pecado nos convierte en enemigos de Dios. Y Nehemías tenía muy claro esto, por eso él pide perdón por sus propios pecados y los del pueblo.
Más adelante el libro de Nehemías nos muestra cómo Dios respondió su oración, y lo ayudó de manera formidable poniendo personas poderosas a su favor para que lo ayudaran.


Para una oración efectiva entonces, no olvidemos:
-Interceder con humildad y reverencia a Dios, reconociendo su grandeza y respetando su soberanía.
-Con confianza y corazón limpio, pidiendo perdón a Dios por el pecado.
-Finalmente, pedir a Dios que haga su voluntad divina por medio de nuestra vida de obediencia, y cuando obedecemos, Dios mismo hace que pidamos conforme a su propósito divino para que todas nuestras oraciones sean respondidas.
Hasta pronto, Dios les bendiga.                                          


Orfilia Miranda L.

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