lunes, 30 de marzo de 2015

DIOS TE LLAMA AL ARREPENTIMIENTO


Dios está llamando siempre al hombre arrepentimiento y a la salvación. Dios está llamando en todo tiempo al pecador a acercarse a beber de la fuente de la gracia, ofreciéndole su misericordia permanentemente.
No hay en el año un tiempo especial para hacerlo. Lo puedes hacer en cualquier tiempo, sólo tienes que reconocer que eres pecador y necesitado de su misericordia y tener el deseo sincero de cambiar de vida.
Dios está interesado en que vivamos una vida en santidad para que podamos también disfrutar de la vida eterna con Él.

En la biblia encontramos casos de hombres que desobedecieron a Dios, pero nunca se arrepintieron y fueron destruidos por su mismo pecado. Pero vemos también  casos de otros hombres que le fallaron a Dios pero reconocieron su pecado, se arrepintieron, pidieron perdón y fueron perdonados y restaurados.

Un caso muy resonante del arrepentimiento de un hombre, es el rey David; pero no nos vamos a detener en su pecado sino en su arrepentimiento.

El Salmo 51 nos da una idea del profundo arrepentimiento y del dolor de David por haberle fallado al Señor:
Salmo 51:1 “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
 Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.”
David entiende la gravedad de su pecado, pero también sabe que la misericordia de Dios es mayor que su pecado y apela a ella: “conforme a tu misericordia, conforme a la multitud de tus piedades.”
La misericordia de Dios no tiene límites, es inagotable, sin medida y ningún pecado por terrible que éste sea, queda fuera del alcance de ella.

V.2 “Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.”
Es su apremio, reconoce que es de naturaleza pecaminosa, que ha sido concebido en pecado y el pecado siempre va a estar delante de él así no lo quiera. Versos, 3, 4 y 5.
Sólo en lo profundo y secreto de nuestro corazón el Señor nos da la sabiduría que abre nuestro entendimiento para que comprendamos la maldad que hay en nosotros. V.6.

David siente su alma muy turbada y abatida de saber que ha desagradado a Dios y hay un afán en él de recuperar la pureza de su alma, la paz, el gozo y la alegría que ha perdido, pero ante todo recuperar su amistad con el Señor su Dios.
V.7-8 “Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido.”
Estas son características del pecado: congoja, abatimiento, sufrimiento, no hay gozo ni paz en una persona alejada de Dios.

David era un hombre muy amado por Dios, era su predilecto y saber que Dios estaba tan disgustado con él, eso le produce una pena enorme.

David está tan afectado por su pecado, que le pide a Dios que no mire el pecado que ha cometido, sino que borre completamente la maldad que hay en él. V 9. 

V10-11 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.”
David conocía muy bien de primera mano el fin de Saúl su antecesor; pecó contra Dios desobedeciéndole, mintió y no se arrepintió; fue desechado por Dios y quitó de él Su Espíritu, quedando bajo la influencia de un mal espíritu que lo atormentaba. David no quería correr con la misma suerte de ser desechado por Dios.
David se sometió a Dios en humillación, arrepentido, se dolió por el pecado y pidió perdón.
Él quería ser renovado y experimentar el gozo de la salvación de Jehová el Señor.  
V.12 “Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.”
Él no quiere volver a caer en homicidio, pero necesita del poder de Dios que lo sostenga, v. 14; quiere volver a tener un corazón limpio para glorificar y alabar a Dios, porque entendió que el mejor sacrificio que se ofrece a Dios es un corazón arrepentido genuinamente. Vs.14-17.
 Sal 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”

En el Salmo 32:1-5, David se refiere a este mismo hecho diciendo: Bienaventurado o dichoso aquel al que los pecados le han sido perdonados. Dichoso el hombre a quien Jehová no tiene nada que reprocharle porque en su espíritu no hay pecados ocultos sin confesarle a él. Mientras callé mi pecado, la conciencia no me dejaba vivir tranquilo, el remordimiento me destrozaba, de día y de noche no tenía paz; me secaba poco a poco sin comunión con el Señor.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.”

El arrepentimiento de David es el mejor ejemplo de arrepentimiento genuino:

-Reconocer el pecado, no importa cuál sea.
-Entender la magnitud y la grandeza de la misericordia de Dios y la multitud de sus piedades.
-Verdadero dolor por el pecado.
-Confesar el pecado, declarárselo a Dios con nuestra boca, él ya lo conoce, pero quiere que lo confesemos.
-Dios no desprecia al arrepentido y quebrantado de corazón.
-El arrepentimiento implica cambio. Cambio de mente y de corazón. El arrepentimiento verdadero implica una firme decisión de la voluntad de no volver a pecar, de alejarme de la causa del pecado, o lo que me induce a él.

 Deseándoles una feliz semana de vacaciones. Ojala y puedan aprovechar bien el tiempo para descansar y reflexionar.

Dios les bendiga.


Orfilia Miranda Londoño.

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