A
esta pregunta podríamos dar varias respuestas:
*La
iglesia es la hermandad, la comunidad de creyentes o grupo de personas que han
hecho su elección por Cristo.
*La
iglesia es la congregación de creyentes bautizados que forman el cuerpo de
Cristo.
*La
iglesia es la asamblea de los creyentes en Cristo.
Cualquiera de las tres respuestas la podemos tomar
como acertada, puesto que se refieren al pueblo de Dios, a los que por la fe
han creído en Jesucristo para salvación. Sin embargo, mucha gente todavía, piensa
en la iglesia como el edificio de reunión. Esta no es la definición bíblica de
la iglesia del Señor.
Iglesia viene de la palabra griega “Ekklesia”
que significa “una asamblea.” La raíz del significado de la palabra “iglesia”
no es un edificio, sino las personas, en este caso, los convertidos congregados.
Sin
embargo, cuando le preguntamos a la gente a cuál iglesia asisten, normalmente
responden dando el nombre de la denominación: Metodista, Bautista, Pentecostal…o
dando el nombre del edificio de tal lugar. Casi siempre se refieren a la denominación o al edificio. Cuando en Romanos 16:5 Pablo dice, “Saludad también a la iglesia de su casa....”
Se está refiriendo a la iglesia que se reúne “en su casa,” - no al edificio, sino
al grupo de los creyentes.
La
iglesia también es el cuerpo de Cristo. Efesios 1:22-23 dice, “Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y
lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su cuerpo, la
plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” El Cuerpo de Cristo está
formado por todos los creyentes desde el tiempo de Pentecostés (Hechos 2) hasta que la
iglesia sea levantada en el Arrebatamiento.
La
iglesia de Cristo la podemos ver desde dos dimensiones: Universal y local.
La iglesia
universal
la componen todos los que han creído y son bautizados, viven bajo el SEÑORÍO de
Jesucristo y tienen una relación personal con él en todo el mundo: 1ª Corintios 12:13-14, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino
muchos.” Así que, cualquiera que ponga su fe en Jesucristo y se someta a su
Señorío, es miembro del Cuerpo de Cristo, así viva en otro continente. Por lo
tanto, la iglesia de Dios, fundada por Jesucristo, no es un edificio material o
una denominación.
La
iglesia universal de Dios, está formada por todos los creyentes en todos los
lugares del mundo que han recibido la salvación por la fe en Jesucristo y el
llamado a la santidad. 1ª Cor. 1:2 “A la iglesia de Dios que está en Corinto,
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, y á todos los que invocan
el nombre de nuestro Señor Jesucristo en
cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro.”
La iglesia local: Es de la que habla
Pablo en Gálatas 1:1-2, “Pablo, apóstol... y todos los hermanos que
están conmigo, a las iglesias de Galacia:” Aquí vemos que en la provincia
de Galacia había varias iglesias, a estas es que llamamos iglesia local. Cada
denominación en particular, llámese como se llame, no es LA IGLESIA; es una iglesia local.
En
los Hechos encontramos que después de la dispersión, la iglesia se extendió rápidamente,
formando varias pequeñas comunidades en muchos lugares, pero todas recibían la
misma instrucción apostólica; vivían en mucha unidad y todo lo que describe
aquí Pablo en 2ªCorintios 13:11-14: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos,
consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor
estará con vosotros. 12Saludaos unos a otros con ósculo santo.
13Todos los santos os saludan. 14La gracia del Señor
Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos
vosotros. Amén.”
Citaremos
algunas de estas iglesias: Romanos, Efesios, Gálatas, Corinto, Antioquía, Asia…
y muchas otras. Esta red de pequeñas congregaciones o iglesias, forman la gran
familia de los creyentes, el cuerpo de Cristo, LA IGLESIA UNIVERSAL. La verdadera
iglesia de Jesucristo.
La
iglesia entonces, no es el edificio ni la denominación. Bíblicamente, la iglesia es el Cuerpo de Cristo; la
congregación de los creyentes que han depositado su fe en Jesucristo para
salvación. 1Co 12:12-13, “Porque así como
el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo,
siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. -Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu.”
No
tiene sentido que haya tantas denominaciones y tantas divisiones hasta con
distinto credo, dentro de la iglesia del Señor. No hablo aquí de la división de
un grupo por grande, sino de la división por contienda o rebeldía. Debería de
haber más unidad entre denominaciones, puesto que todas dicen seguir a Cristo. La
iglesia de JESUCRISTO es una sola, así como el evangelio es uno solo.
Tristemente,
hoy cualquiera abre una iglesia a su manera argumentando que está obedeciendo a
un sueño o a una supuesta revelación y así el mundo se ha llenado de sectas que
se apartan de la verdad.
Cristo antes de morir oró por la
unidad de los creyentes, previendo que esto sucedería. Juan 17:20-21:
“Mas no ruego solamente por éstos,
sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, -para que
todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.”
Este no ha sido
un buen testimonio para los nuevos creyentes.
La iglesia, Plan de Dios, como solución para el hombre.
Desde
el principio, Dios tiene un plan maravilloso, un gran proyecto, un misterio que
se va revelando en la historia: hacer de la humanidad -hombres y mujeres- una gran familia, que como hijos suyos
vivieran en armonía entre sí y con toda la creación. Que como hermanos en Cristo
e hijos de Dios, participáramos de su misma vida por la gracia del Espíritu
Santo. Por esto Dios creó todo el universo a la perfección, como lo relata el Génesis
1.
Pero
al entrar el pecado en el mundo, el plan de Dios parece quedar arruinando, y no
es porque Dios no quiera cambiar esa situación, sino porque el hombre mismo así
lo decidió.
En
Génesis, capítulos 3 al 11, se nos narra todo el desastre que trajo el pecado:
la muerte entra en el mundo y se da el primer asesinato; Caín mata a su hermano
Abel, Gn. 4; la naturaleza se vuelve contra la humanidad y viene el diluvio, Gen
6-9; los hombres se dispersan por toda la tierra en la Torre de Babel, Gen 11.
La humanidad rebelada contra Dios, quiere vivir según su propio proyecto de
vida apartados de Dios.
Pero
Dios quiere, a pesar de todo, llevar adelante su plan; y para cumplirlo, en su
soberanía, llama a un hombre y lo constituye por padre de un pueblo; este
hombre de nombre Abram, tiene la misión de llevar adelante el plan de Dios. Así
que, después de esa etapa oscura y triste de la historia, en Abram empieza una etapa
nueva de luz y de esperanza:
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu
tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré. -Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. -Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te
maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”
Gen 12, 1-3.
Abram
creyó y obedeció a Dios; dejó su tierra y se fue a un país desconocido con su
esposa, sin saber a dónde iba. Y Dios constituyó a Abraham, cabeza de un nuevo pueblo,
el pueblo de Israel, y el padre de todos los creyentes.
En
Abraham se personifican todos aquellos que dejan todo y obedecen a Dios; dejan
atrás el mundo de muerte, de odios y división y caminan hacia Cristo a una
tierra nueva de esperanza de vida eterna.
Con
Abraham comienza una historia de bendición para la humanidad. El plan de Dios sigue
en marcha y con él se inicia una era de fe en Dios, de vida y de comunión con
él.
De
este pueblo escogido es que viene más tarde, en el tiempo de Dios, Jesucristo
el Salvador. Y Cristo es quien funda la iglesia para que en ella, hombres y
mujeres vuelvan a vivir en comunión con él y los demás creyentes.
Muchos
dicen que la iglesia nació el día de Pentecostés, otros dicen que fue antes, pero
mientras los estudiosos de la biblia se ponen de acuerdo, veamos estos
detalles:
En
Mat 16:18, Jesús hace la primera referencia al proyecto de fundar la iglesia. “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella.” Es Cristo la Roca sobre la cual se establecerá y se edificará
la iglesia. Claramente lo dice en tiempo futuro.
Luego en Mat 18:17, “Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia;
y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.” Aquí Jesús está
dando instrucciones sobre la disciplina en la iglesia que ya está establecida,
y de la cual, él mismo es la cabeza. Col.1:18 “…y él es la cabeza del
cuerpo que es la iglesia,…”
Lo
que sigue de allí ya es la Redención, el lavamiento y purificación con su
sangre en la cruz, y la venida del Espíritu Santo que le dará poder y la regalará
con sus dones.
Durante
los tres años de su ministerio, Jesús anuncia el mensaje de salvación con
grandes señales que dicen que él es el Hijo de Dios, y capacita a doce hombres
y los prepara, para dejarlos al frente de la iglesia recién establecida, para que
cuando él se vaya continúen la obra evangelizadora empezada por él. Y aunque
uno desertó del grupo y lo traicionó, porque así debía de cumplirse, los once,
después que recibieron el poder del Espíritu Santo, es como si se hubieran
multiplicado y llevaron el mensaje del evangelio a todas partes.
Después
de Pentecostés, Jesús ya está sentado a la diestra de Dios el Padre, pero el
Espíritu Santo está a cargo de la iglesia, en el corazón de cada creyente
dándole poder a la Palabra que se anunciaba.
A
la predicación de los hermanos que vinieron de Chipre y de Cirene a Antioquía, mucha gente creía y la iglesia crecía
rápidamente, aumentando el número de los creyentes. Dice la Palabra que la
noticia de todo esto que estaba sucediendo en Antioquía llegó a oídos de la
iglesia de Jerusalén y les enviaron refuerzos para ayudarlos. Hechos 11:20-22.
En estos relatos de los Hechos, vemos
que la iglesia se movía por todos lados, no era estática, y su única misión era
llevar el anuncio del evangelio, caminando muchas horas y días para alcanzar a
muchos con el anuncio evangélico.
La Palabra de Dios no dice que los
discípulos al ver a tanta gente convertida, hubieran parado la evangelización y
se pusieran a construir enormes templos. Los grupos eclesiales se reunían en
casas, en aposentos altos (salones) y sinagogas donde les permitían. El lugar era lo de menos, la mayoría de las
iglesias se reunían en casas y por eso había iglesias por todas partes. Col.
4:15 “Saludad a los hermanos que están en
Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa”
La iglesia como pueblo de Dios, debe ser muy celosa
en guardar la Palabra de VERDAD, el mensaje de Cristo. Pues, desde los primeros
años de la iglesia, muchos ya estaban cambiando y pervirtiendo la doctrina.
Unos lo hacían por ignorancia, pero otros lo hacían maliciosamente. De allí la
imperiosa necesidad que tenían los apóstoles de escribir cartas a las iglesias
en varios lugares, con principios doctrinales claros para los creyentes que
estaban en formación y para todas las iglesias en general, dada la dificultad
que tenían para visitarlas con frecuencia y discipularlas. 1Tim.3:14-16
“Esto te
escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15para que
si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del
Dios viviente, columna y baluarte de la
verdad. 16E indiscutiblemente, grande es el misterio de la
piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria”.
Este texto de la 1ª carta a Timoteo es una muestra
de esa preocupación apostólica por mantener la sana doctrina en la iglesia.
Ella contiene un resumen de ciertas verdades que tienen que estar bien claras y
fundamentadas en los creyente acerca de la persona de Cristo.
En conclusión: La iglesia del Señor, son todos
aquellos hombres y mujeres que creen en Cristo y comparten la misma fe de la
salvación.
La iglesia puede ser local o universal, es decir, en
el lugar donde vivo o en todo el mundo donde se encuentren creyentes en Cristo.
La iglesia es: “…un
cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de
vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un
Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”
Efesios 4:4-6. Amén.
Bendiciones a todos.
Orfilia Miranda Londoño.