El orgullo es repelido ante la idea del
servicio. Hoy, todos quieren ser cualquier cosa menos siervos. Un popular juego
de niños en Estados Unidos se llama “Los Amos del Universo”. Pero esto también
se está volviendo la teología de muchos cristianos.
Mencionamos esta escritura: “Así que ya
no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”
(Gálatas 4:7). Lo que realmente Pablo está diciendo es que un hijo al que se le
ha enseñado correctamente, sabe que legalmente es el hijo del rey con todos los
derechos, pero ama tanto a su padre que elige el rol del siervo.
Pablo dijo también que él era “siervo de
Jesucristo” (Romanos 1:1) y Santiago se llamó a sí mismo “siervo de Dios y del
Señor Jesucristo” (Santiago 1:1).
Un siervo no tiene voluntad propia; la
palabra de su señor es Su voluntad.
La cruz representa la muerte de todos
mis planes, ideas, deseos, esperanzas y sueños. Y principalmente, significa la
muerte absoluta de mi propia voluntad.
Ésta es la verdadera humildad. “…se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
(Filipenses 2:8). Él le había dicho a Sus discípulos: “Mi comida (el
cumplimiento de mi vida) es que haga la voluntad del que me envió” (Juan 4:34).
En otras palabras, “Renuncio a tomar acción con mis propias manos. ¡Esperaré
hasta oír cada instrucción de Mi Padre!”.
Juan escribió: “…como él es, así somos
nosotros en este” (1 Juan 4:17). Todo verdadero Cristiano debe estar dispuesto
a decir: “Yo quiero verdaderamente hacer Su voluntad”. Pero aquí es
precisamente donde erramos.
Fijamos nuestros corazones en algo que
queremos, algo que se ve bien, que suena lógico, pero no es la voluntad de
Dios. Ayunamos, oramos e intercedemos, derramamos un mar de lágrimas, lo
reclamamos, citamos la Biblia y hacemos que otros estén de acuerdo con
nosotros.
Una de las mayores trampas para los
cristianos es una “buena idea” que no está en la mente de Dios, una “buena
estrategia” que no es de Dios, un “plan bien elaborado” que no es Suyo… ¿Puede
tu deseo sobrevivir a la cruz?... ¿Puedes alejarte de ello y morir a ello?...
Debes ser capaz de decir con honestidad:
“Señor, quizás no es el diablo el que me está deteniendo, sino Tú. Si esto no
es Tu voluntad, me podría destruir. Me rindo ante la cruz. ¡Hazlo a tu manera,
Señor!
Pastor David Wilkerson