Cuando Dios
nos llama para una misión
específica, él confirma su llamado.
Desde tiempos antiguos Dios ha
llamado a distintos hombres, en diferentes tiempos y de diferentes edades para
que le sirvan en el plan de la salvación de la humanidad.
Cuando
sentimos el llamado
de Dios a un ministerio o
servicio, pero no estamos muy seguros de que esto viene de Dios, y qué quiere
que hagamos, lo primero que debemos hacer es orar y esperar
la confirmación.
Jesús, mientras
caminaba por distintos lugares
en su ministerio, fue llamando hombres de distintos oficios y condición social para
hacerlos sus discípulos.
Más
adelante cuando ya había muchos
siguiéndole,
Jesús se retira durante
toda la noche en oración
al Padre, y
en la mañana muy temprano llama a todos sus seguidores y escoge a doce de
ellos, los mismos que ya había llamado antes y les confirma su llamado en
presencia de la multitud que le seguía. Luc. 6:12 “En aquellos días él fue al monte a
orar, y pasó la noche orando a Dios.”
Luc. 6:13 “Y cuando era de día, llamó a sus
discípulos, y escogió a doce de ellos, a
los cuales también llamó apóstoles”: Luc. 6:14-16
Dios tiene su tiempo,
hay que estar atentos y esperar.
Puede
ser que al primer llamado no entendamos, él vuelve a llamar. A Samuel siendo un niño todavía, lo llamó tres
veces, a la tercera
entendió que era Dios quien lo llamaba.
Dios tiene
distintas formas y maneras de llamar: Llamado de Abraham, llamado de Moisés, llamado de
Jonás, en fin….
Dios a veces hace llamado
para mucho tiempo después: hay llamados desde la niñez o la juventud que se postergan
hasta la madurez. Fue el caso
de Samuel. Así son los planes de Dios, a nosotros sólo nos
corresponde estar atentos y dispuestos. No intente apresurar nada, lo único que
puede pasar es complicar las cosas como les pasó a Abraham y a Sara. Tomaron la decisión equivocada yéndose a Egipto y por
poco matan a Abram.
Más tarde viendo que la
promesa de Dios no se cumplía todavía, tuvieron un hijo con Agar la esclava en
el deseo de ayudarle a Dios. ¡No! Deje a Dios actuar en su soberanía y en su tiempo. Cualquier dificultad que se presentare en el camino, Dios
mismo se encargará de ella, confíe solamente y espere.
Hoy día Dios
sigue llamando
Cuando reciba el llamado no
ponga obstáculos ni ponga excusas ni haga cuestionamientos. Obedezca
inmediatamente, diga: aquí estoy Señor para hacer tu voluntad. Si no tiene claro
o no entiende el llamado de Dios en el momento, ore y pida luz y claridad, Dios
mismo se lo aclarará y confirmará.
Noé fue llamado a construir un
barco en tierra seca, seguramente, en ese momento no entendía nada de lo que
Dios le estaba pidiendo; pero aun así, no puso objeciones ni resistencia al
mandato de Dios ni cuestionó. Aunque todo el mundo decía que estaba loco y se
burlaba de él, el siguió adelante, el problema no era de Noé, era de Dios, él
solo obedecía a Dios. Y en los 100 años que duró la construcción, Noé no se
desanimó ni dejó la obra tirada.
El llamado de Abraham, fue más
difícil todavía: tenía que dejar todo y salir sin saber a dónde, él confía en
la promesa que Dios le hace y se va hacia lo desconocido.
Pero no todos los hombres de
la biblia que Dios llamó, fueron obedientes al primer llamado divino. Dios tuvo
que llamarlos más de una vez y esta desobediencia les trajo consecuencias
graves como al Profeta Jonás, que su desobediencia casi le cuesta la vida.
Jonás cap. 2.
Pero a pesar de su dura
experiencia, Jonás obedeció el llamado con rebeldía, cuestionando los designios
de Dios. Vale la pena leer todo el relato bíblico sobre Jonás.
Otros, presentaron argumentos de
incapacidad como excusas para no ir y hacer lo que Dios les demandaba; es el
caso de Moisés, su tartamudez. Dios no lo acepta como excusa y le da una
solución: que hable su hermano Aarón.
Jeremías argumentó como excusa
para no ir al llamado, que era muy niño todavía, pero el Señor le rebatió el
argumento. Jer.
1:5-7
“Antes
que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te
di por profeta a las naciones.”
6 “Y yo dije:
¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí,
no sé hablar, porque soy niño.”
7
“Y
me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y
dirás todo lo que te mande.”
¡Qué fuerte respuesta la de
Dios! Como vemos, no tenía escapatoria porque había sido llamado y consagrado
desde el vientre de su madre para ser profeta a las naciones. Ni modo.
Cuando Dios nos llama a
trabajar en su obra, a ser partícipes de la misión salvadora, él nos capacita y
nos da las fuerzas y los recursos. Él se hace cargo de todo en todas nuestras
circunstancias que podrían ser el estorbo para el cumplimiento de la misión a
la que hayamos sido llamados.
En este tiempo, todos los que
hemos sido salvados y redimidos por Cristo en el Calvario, estamos llamados a
llevar el mensaje de salvación a todas las personas que aún no conocen a
Cristo. Es una misión que recibimos desde el mismo momento en que aceptamos el
reino de Dios en nuestras vidas.
Hoy Dios sigue llamando a
muchas personas para misiones muy puntuales y específicas en el reino de Dios
que requieren dedicación y entrega. Pero todos estamos llamados a anunciar el evangelio del reino a todos los hombres y mujeres en el mundo.
¿Has sentido alguna vez en tu corazón
el llamado de Dios a servirle?
¿Has puesto excusas y
disculpas para no obedecer?
Luc 5:11 “Y cuando trajeron a tierra las barcas,
dejándolo todo, le siguieron.”
Les dejo con esta inquietud,
Dios les bendiga.
Orfilia Miranda
Londoño