miércoles, 19 de marzo de 2014

¿CÓMO CONOCER LA FALSA DOCTRINA?



NO SE DEJE CONFUNDIR
En el mensaje anterior, hablamos de la necesidad que tiene la iglesia de saber discernir cuándo le están enseñando falsa doctrina.
Para reconocer cuándo les están predicando falsa doctrina, lo primero que tienen que hacer es conocer muy bien la Palabra de Dios. Y no estoy diciendo que todos tienen que estudiar teología, no. Lea la biblia diariamente, medítela en oración y pida a Dios revelación. El Espíritu Santo que fue el mismo que inspiró a los escritores bíblicos, él se la revela. Jn.14:26  Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

Es muy importante profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios, y estar seguros de cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas; conocer el plan de salvación, saber qué fue lo que hizo Jesucristo en la cruz para salvarnos y cómo podemos acceder a esa salvación.

Hay personas que se dedican a leer muchos libros y a estudiar tanto sobre las falsas doctrinas, que no les queda tiempo para leer la biblia y saben muy poco de ella; por eso se engullen todo lo que les predican y todo les parece muy lindo. He escuchado a personas decir después de una prédica en donde se manipuló la Palabra y hasta se dijeron herejías: “¡Qué linda palabra!” y se les ve maravillados. No entendieron nada.
Si no conoce la Palabra de Dios, obviamente, tampoco tiene discernimiento. Es como pretender que un siego de nacimiento nos describa los colores de las flores.  
Así es el creyente que vive en la carne todavía, no puede discernir:
1Co 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”

Cuentan que un hombre que enseñaba a unos banqueros, cómo distinguir los billetes falsos de dólar, nunca les enseñó los falsos, les enseñó a conocer muy bien todos los detalles del billete verdadero y les dijo: “Ustedes no tienen que preocuparse tanto en conocer los billetes falsos; si conocen muy bien la textura y los detalles de los billetes verdaderos, en el momento que tomen uno falso, rápidamente sabrán que no es verdadero.” Y entonces, si no conocemos los billetes falsos, ¿cómo sabremos cual es el falso? Se preguntarían algunos.

Si conocemos bien el sabor de la leche, no nos podrán engañar con cualquier otro líquido de color blanco, y no es necesario tampoco saber qué es, sólo nos interesa reconocer que no es leche lo que nos están ofreciendo.
El creyente que conoce bien el evangelio y el propósito de Dios para su vida, rápidamente sabrá cuando le están dando otro evangelio adulterado o pervertido.

Los que han tenido la experiencia del campo, habrán visto un nido de pichones; los primeros días los pichones tiene los ojos cerrados y dependen totalmente de sus padres para su alimento; eso sí, tienen un sentido muy agudo para percibir cuando alguien se acerca al nido y abren el pico para que les echen comida; los padres les regurgitan la comida directamente en sus gargantas y ellos tragan sin saber qué es.
Muchos creyentes con años en la congregación, son como pichones; todavía tienen los ojos cerrados a la VERDAD y tragan entero todo lo que les regurgitan, porque sólo cogen la biblia los domingos cuando van a la iglesia y se sientan en la banca a esperar que los alimenten los demás. No se toman el trabajo de confrontar lo que escuchan y menos de cuestionarlo así les parezca que dijeron algo extraño porque no conocen la Palabra.
Confronte toda doctrina que le parezca extraña con la biblia, ejemplo: los de la doctrina de la prosperidad, dicen: “Usted es hijo del Rey y tiene que vivir como rey, tiene que ser rico y tener abundancia porque usted es hijo del dueño del oro y la plata…”
Vaya al evangelio a ver cómo vivió Jesús, y qué dijo sobre las riquezas y saque usted mismo sus conclusiones.
Lc. 9:58 “Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Mat 6:24 “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

A los que predican la prosperidad, se les olvida que esta vida es pasajera, que nacimos con un destino eterno y vamos de paso hacia la morada celestial, y todo lo de aquí, se queda aquí.
Que quede muy claro esto: si el Señor lo bendice y le permite prosperar en los negocios, glorifique a Dios por ello, viva agradecido, sea generoso con los necesitados y no ponga el corazón en el dinero sino en Dios. Y si el Señor no le da muchos bienes y lo mantiene sólo con lo necesario, igualmente, viva agradecido y contento con lo que tiene.

Hoy existen iglesias que parecen más bien empresas multinacionales; tienen sucursales en varias partes del mundo y emplean técnicas de mercadeo para ganar adeptos rápidamente. Son conocidas como mega-iglesias, con capacidad para albergar a miles de personas, y así mismo, cuentan con toda clase de comodidades y de lujos, en terrenos muy grandes, con zonas de entretenimiento como tenis, fútbol, piscinas, etc.
Generalmente son para clase social alta, y así también son los diezmos y las ofrendas para poder sostener los mega-gastos mensuales de estos clubes sociales llamados templos o iglesias.
En estas congregaciones, todos “son felices y muy bendecidos,” según ellos, y los pocos pobres que entran allí no duran mucho porque no aguantan la presión económica y les dicen que su situación de pobreza es por falta de fe o por sus pecados y maldiciones que arrastran.
Allí rara vez se predica sobre el pecado y el arrepentimiento y cuando lo hacen, lo hacen tan suave, que los oyentes no se dan cuenta ni les parece tan grave. (Aquí ya estamos frente a una mala doctrina).

¿Será esta la iglesia fundada por Jesucristo?... ¿Este ería el propósito de Cristo, cuando la fundó?... ¿Qué dice la palabra acerca de esto?... ¡No hay que estar tan ciegos!
¿Dice la biblia que se construyan esos mega-templos? Creo que no. Miren lo que dijo Jesús:
Mar. 16:15 -16 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. -El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Lo que menos hicieron los discípulos de Jesús, fue establecerse mucho tiempo en un solo lugar.
Para anunciar la salvación a los hombres, hay que ir a buscarlos a todos los lugares remotos del mundo donde estén y anunciarles el evangelio. Hay que salir de la comodidad y despojarnos de muchas cosas. Lo podemos ver en el envío de los doce:
Mat 10:9-10 “No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;
ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.”
Veamos también en Lucas 9:6 “Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.”
Hay que salir a buscar las almas a los pueblos y veredas donde muchas veces no hay las condiciones básicas para vivir dignamente, pero ese es el mandamiento y muchos prefieren la comodidad de los mega-templos en las grandes urbes.

Si hemos leído los anteriores pasajes con entendimiento y discernimiento, vemos que nos dicen otra cosa muy distinta. Así que, ponga a prueba su discernimiento y juzgue usted mismo a la luz de la Palabra.
La vida de la fe es muy simple y muy sencilla; no se necesita grandes sumas de dinero para pagar la salvación porque es gratis, es regalo del Padre en su Hijo Jesucristo. Y usted no tiene que ser rico para poder pertenecer a una mega-iglesia y poderse salvar.
La salvación es por fe, de gracia, para todos aquellos que se arrepienten y creen y reciben a Jesús. Hch. 2:38 “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”

Y dice la biblia en el libro de los Hechos, que a la predicación de los apóstoles, la gente que los escuchaba se arrepentía y se iban agregando a la iglesia cada día.
Hch.2:47 “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” 

¡No había que presentarles primero una película de vaqueros para que se motivaran! ¡La motivación viene del Espíritu Santo, Él es él que redarguye, el que nos convence de que somos pecadores y que necesitamos de Cristo! Usted solo tiene que anunciar el mensaje del evangelio; eso es lo que se le está pidiendo. Deje al Espíritu Santo hacer su trabajo. No se empeñe en que la gente tiene que creerle a usted, no es su discurso, es la PALABRA de Dios y él sabe a quién se la envía. Él dice en Isa 55:11, “…así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Observe bien que dice: “así será mi palabra que sale de mi boca, no es la suya ni la mía.
Dios siembra semilla en distintos terrenos, así él conozca que no toda va a germinar, y no toda va a dar fruto, ni la misma cantidad de fruto, Lc.8.

La predicación motivacional, las técnicas de mercadeo, el entretenimiento y el activismo en la iglesia, han desplazado el verdadero evangelio del Señor Jesucristo y la acción del Espíritu Santo. Y donde no está el Espíritu de Dios, no hay luz, no está la verdad y no hay discernimiento.
Así de simple: la palabra que no viene de Dios, irremediablemente viene de la carne o de las tinieblas para engañar.
Tristemente, hoy nos ofrecen en la iglesia toda clase de cosas que ya habíamos dejado en el mundo, y renunciado a ellas. Es el caso de la música. En la mayoría de las congregaciones, en la alabanza se baila al son de música fuerte con movimientos sensuales igual que en la discoteca, porque como no tienen inspiración, han reencauchado música mundana con letra aparentemente cristiana.
En la hora de la adoración, igualmente usan una música romántica de enamoramiento o apasionamiento, como sensual o melancólica de despecho que dan ganas de llorar y a eso le llaman quebrantamiento y unción; tiene muy poco de espiritual y menos de adoración a Aquel que murió por salvarnos de la muerte eterna. Pero esto es lo que dice la Palabra al respecto: Col 3:16  La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.”
Y Ef. 5:19 dice: “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;” vemos entonces, que todo esto que se practica hoy en las iglesias va en contra de la escritura.  

Estos son apenas unos pocos ejemplos de cómo puede usted empezar a discernir todo lo que oye y ve en su iglesia o congregación. Afine sus sentidos y pida al Espíritu Santo.
La Palabra nos alerta a estar muy despiertos y atentos a estas cosas y a huir de ellas.
No se preocupe si tiene que cambiar de iglesia. No está haciendo nada malo, todo lo contrario, si no huye de allí se expone a ser confundido y a salirse del camino. Déjese guiar por el Espíritu Santo, no le desobedezca:
Hch. 7:51 “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.”

Dios les continúe bendiciendo.

Orfilia Miranda Londoño




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