martes, 14 de enero de 2014

EL CREYENTE EMPIEZA EL AÑO NUEVO CONFIADO EN DIOS



 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” Texto: Isaías 41:10

Para los creyentes, el enfrentarnos a un año nuevo, no nos debe producir temor ni inquietud por todas aquellas cosas nuevas que vengan y para las cuales, tal vez, no estemos preparados. Pues estamos bajo la promesa de protección y ayuda de parte del Señor, como dice la Palabra en Isaías 41:10, el texto que hemos tomado para la reflexión de hoy.
Sin embargo, confiar en Dios, no significa que nos echemos a dormir tranquilos a esperar que todo nos caiga del cielo o que todo se produzca milagrosamente. No. 
Debemos trabajar y esforzarnos porque Dios está con nosotros dándonos fuerzas para cambiar o mejorar las distintas situaciones de la vida.
El nos sostiene y nos sustenta con su diestra en todo momento. Es decir, no estamos luchando en nuestras propias fuerzas, no estamos solos; él está con nosotros; sólo tenemos que aprender a confiar en él haciendo siempre la parte que nos toca hacer a nosotros.
El escritor Michel Quoits en su libro Triunfo, decía: “Dios provee para cada pájaro un gusanito pero no se lo echa en el nido.” Ciertamente, los pájaros muchas veces tienen que volar grandes distancias en busca de su comida pero siempre la encuentran. Las laboriosas abejas recorren también por distantes lugares en busca del polen para su miel y lo encuentran. Todas las metas requieren de valor y esfuerzo para lograrlas.

Dios le dijo a Josué: “ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:2. 
Jos. 1:5 “…como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.”  
Dios tiene las promesas, lo que hace falta es la decisión de nosotros para recibirlas y la confianza en Dios de que él cumple lo que nos promete.

Dios les dio la tierra que manaba leche y miel, pero ellos tenían que enfrentarse a los riesgos y esforzarse a pasar el caudaloso y peligroso Jordán para poseerla. Josué 1:6  “Esfuérzate y sé valiente;” le dice el Señor al líder de la misión. 
Esfuérzate y se valiente, sal de la comodidad y del conformismo, de los miedos, los temores, la desconfianza, aprende a confiar más en Dios y en su Palabra.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué1:9.
 
Este versículo me recuerda muy bien cuando un día, hace 12 años, tuve que salir de mi país de origen con mi familia a refugiarme en otro país que no conocía, ni sabíamos a qué nos enfrentaríamos; salimos dejando todo, y en medio de la incertidumbre, solo teníamos un pensamiento: Dios está con nosotros.
En el nuevo país, me apropié de Is. 41:10. Lo copié y lo enmarqué, lo puse en lugar visible donde me recordara siempre las promesas de del Señor. Esta promesa me dio la fortaleza suficiente para afrontar  las dificultades que no han sido pocas; pero hoy puedo decir que en el Señor, he podido vencer y estoy al otro lado de ese Jordán.
Jos. 1:5  Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
  
Así que los retos del nuevo año no nos deben producir angustia ni temores porque como creyentes, sabemos que el Dios poderoso de Josué es el mismo Dios poderoso de los cristianos hoy. Solo debemos confiar en Él en todo momento y circunstancia y no darle cabida al desánimo, a la angustia y al temor. El Señor tambien te dice a ti hoy: estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé en este nuevo año, ni en todos los años de tu vida.
No confiar en Dios y en sus promesas, hace que el panorama de nuestra vida se pinte oscuro, y entonces vienen las quejas, las lamentaciones constantes y pronto el desánimo y nos desentendemos de todo. Ya no creemos en el esfuerzo, ¿para qué luchar? ¡No lo lograré nunca! ¡Siempre pasa lo mismo! Para qué volverlo a intentar.
El desaliento nos inmoviliza, nos paraliza y nos impide reaccionar. ¡Dejamos de vivir!
Pero, ¿por qué estamos tan desanimados? Porque confiábamos demasiado en nosotros mismos, o tal vez, en nuestras capacidades y recursos como profesionales, pero dolorosamente, comprobamos que no podemos contar con nosotros mismos y es cuando nos sentimos derrotados y frustrados.

Y esto es válido tanto en lo material como en lo espiritual. Si tenemos confianza en Dios, sufriremos con nuestras caídas, pero no nos desanimaremos, nos levantaremos y seguiremos caminando por que contamos con su misericordia. Pues Dios es tan amante y misericordioso, tanto antes de la falta como después. Solo espera eso: que nos levantemos y sigamos caminando en pos de él.

El desaliento es, pues, siempre la prueba de que confiamos demasiado en nosotros mismos, en nuestras fuerzas y de muy poca confianza en Dios.
No tratemos de escapar de manera falsa de las dificultades, las malas costumbres y de los pecados inesperados lamentándonos diciendo: "Si hubiese podido evitar hacer eso." "Si fuera posible volver atrás." "Si se pudiera volver a empezar." "No es normal que yo tenga tantas dificultades." "No es justo." "Es una cuestión de temperamento, no lo puedo evitar." No. Si queremos triunfar ante el pecado, nuestra primera actitud debe ser, "reconocer el mal que habita en mí." No andar con rodeos, no te disculpes, no te justifiques, no trates de borrar, olvidar, ocultar o negar; así no lo vas a destruir nunca. Acepta la caída de hoy, acepta también la tentación de mañana, la tiranía de esa mala costumbre, las ocasiones de pecado que no puedes evitar. 
Jesucristo no vino para quitarnos las tentaciones, ni para suprimir la posibilidad de pecar, sino para perdonarnos los pecados y darnos su gracia para que tengamos fuerzas para vencer.
Cuando te encuentres frente a esa dificultad, a esa necesidad o a esa oportunidad de pecar nuevamente, no confíes en tus fuerzas; confía en el que sí es Todopoderoso que te dice:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Is.41:10
El nos dará las fuerzas para huir del pecado y vencer. ¡Pero huye, la decisión es tuya!     

Como vemos, la promesa es: “¡Siempre!” No dice algunas veces o en algunas cosas te acompañaré y te ayudaré. Afirma con autoridad que Él es nuestro Dios, el que nos da las fuerzas para hacer las cosas; el que siempre estará con nosotros, pase lo que pase, para ayudarnos y sostenernos con su mano poderosa y de justicia.
Con esta promesa de bendición, les animo a caminar pues, confiados de la mano del Señor por este nuevo año 2014.
¡Que Dios les bendiga y felicidades!
                                                                  

Santidad
Propongámonos este año a vivir más en santidad:
Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Lev.20:7
Esa es la perfecta voluntad de Dios.
 Orfilia Miranda L. 

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