Estamos
en tiempos muy difíciles y peligrosos para la vida de la fe.
Con
tantas denominaciones con doctrinas diferentes y extrañas, nunca antes se había
visto a la gente tan confundida y sin saber al fin en qué creer ni cómo
conducirse; muchos están tan desconcertados oyendo cada cosa, que más bien han
optado por apartarse y no querer saber nada de iglesias ni religión alguna.
Es
necesario y urgente para la iglesia del
Señor, para ese remanente que permanece fiel, centrarse en el evangelio de
Cristo, sin matices de otras ideologías y/o con fines financieros, y presentar
la VERDAD absoluta de Dios a los creyentes para que estos puedan tener un
crecimiento sano en la fe, sabiendo distinguir lo falso de lo verdadero.
Un
evangelio liviano y distorsionado, produce igualmente cristianos livianos con
fe distorsionada, sin discernimiento, que viven más conforme al “mundo,” que a la
perfecta voluntad de Dios.
No
podemos ser cristianos sólo de pensamiento o de ideas; somos un todo, cuerpo
alma y espíritu, y como tal, nos debemos a Dios, y debemos rendirle culto
razonable, y conscientes de quién es ÉL y quienes somos nosotros.
No
podemos pretender alabarle y honrarle con nuestros labios solamente y estar haciendo
otra cosa con nuestro cuerpo.
No
se puede pretender ser cristiano y mundano al mismo tiempo; nuestros cuerpos, así
como todo nuestro ser, deben ser presentados
a Dios en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
El
mundo nos ofrece a diario demasiadas cosas atractivas, agradables a nuestros
ojos y codiciables, pero no podemos caer en el engaño.
Por
estos días nada más, la noticia de actualidad y la conversación obligada es
sobre la película Cincuenta Sombras de Grey.
Muchos
cristianos ya la vieron y otros que hacen fila, preguntan si es pecado verla.
Esto
es no tener discernimiento para darnos cuenta, qué es bueno y que es malo. Suficiente
con que ya la vieron siquiatras y psicólogos, y sin ser creyentes, en el análisis, todos coinciden
en que no es sana, no la recomiendan.
No
creo que el Espíritu Santo aconseje ver esa película y muchas otras, que sólo
promueven desenfreno y perversión sexual,
violencia en todas las formas, asaltos, adulterios y destrucción de la familia
como institución de Dios.
Muchos
sociólogos sin ser creyentes, han coincidido en que la mejor escuela de
delincuencia es el cine. Y por supuesto, que hay películas muy buenas para ver
en familia, que además de entretener un rato, llevan a la reflexión y estimulan
los valores y educan, así como también las hay cristianas.
No
se trata de no ver ninguna película,
es saber qué es lo que vemos y qué mensaje nos deja. Igualmente pasa con la T.V.,
que el 90% es basura para la mente. Y la Palabra de Dios dice que el creyente
sólo es transformado por medio de la renovación de su entendimiento.
“…transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento…” Como creyentes, tenemos que guardar nuestra mente y
dejar de alimentarla con basura; aliméntela con la Palabra. Si se renueva la mente,
los pensamientos cambian, y cambian también las actuaciones de la persona.
ENTENDIMIENTO
en la biblia se define como:
Ciencia, Conocimiento,
Inteligencia, Mente, Prudencia, Sabiduría.
Y
el principio de la sabiduría es el temor de Dios: Sal. 111:10.
“El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová;
Buen entendimiento tienen todos los que practican
sus mandamientos;…”
Y dice el
Señor: “Te haré entender, y te enseñaré
el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo,
o como el mulo, sin entendimiento,…” Sal. 32:8
Todo lo
mundano que embote nuestros sentidos y nos haga perder la línea que separa lo bueno
de lo malo, ya hay que desecharlo. De no hacerlo, es un creyente sin madurez
que no ha ejercitado los sentidos en el discernimiento del bien y el mal. Heb. 5:13-14.
En el libro de
Lev. 10:8-10, Jehová Dios le dice a Aarón y a sus hijos que no beban vino ni sidra
para que se mantengan sobrios “para poder
discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio,…”
Los halagos
del mundo son como el vino, le embotan los sentidos para que no entienda ni vea
con claridad, por eso hay que estar alerta con la recomendación de Pedro: 1ª
Pedro 1:13-16 “Por tanto, ceñid los lomos
de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que
se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os
llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
16porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”
Entendemos pues,
que algunas de las cosas que muchos creyentes hacen todavía, es por ignorancia.
Juan nos hace
claridad en esto cuando dice:
“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero
está bajo el maligno.
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha
dado entendimiento para conocer al
que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el
verdadero Dios, y la vida eterna.” 1ª Juan 5: 19-20.
Cristo nos salvó
y nos regeneró “por la renovación en el
Espíritu Santo,” Tito 3:5; así que debemos vivir como personas regeneradas
y salvadas y no como impíos todavía, gustando y practicando las obras del
mundo. Nada tiene que ver la luz con las tinieblas.
Esta es la VIDA
NUEVA en Cristo por el Espíritu Santo:
Col. 3:5-17: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:
fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos;…en las cuales vosotros
también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad
también vosotros todas estas cosas…, habiéndoos
despojado del viejo hombre…, y revestido del nuevo, el cual conforme a la
imagen del que lo creó se va renovando
hasta el conocimiento pleno,…Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos
y amados…La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,…. Y todo lo que hacéis,
sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor.”
Es imperioso
que la iglesia no deje de insistir sobre la necesidad que tiene el creyente de
apartarse del mundo y sus obras de maldad. Es un requerimiento bíblico y el testimonio
de que hemos sido regenerados por Cristo, para Cristo. Apartarse no es
esconderse, por el contrario, hay que alumbrar con la luz de Cristo.
Vístase con
modestia y dignidad, hable como hijo, o hija de Dios, recordando siempre que somos
embajadores del cielo; no perfore ni afee su cuerpo con pirsin o tatuajes; si
ya tiene tatuajes, no se haga más; si tiene pirsin, quíteselos y no se haga ya
más agujeros. No se ponga ni use todo lo que le ofrecen sólo porque está de moda,
hay modas que nada tienen que ver con los y las creyentes.
Recuerde siempre
que usted es la imagen de Dios, el templo vivo del Espíritu Santo.
“Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. -No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Rom.12:1-2.
Hasta pronto, Dios les siga bendiciendo.
Orfilia Miranda Londoño.
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