miércoles, 24 de octubre de 2012

EL INMENSO AMOR DE DIOS



Hablar del inmenso amor de Dios hacia nosotros, siempre será un tema inagotable.
Hablar de su misericordia, de sus bondades y de todas las maravillas que él obra diariamente en nuestra vida por amor a nosotros, es un tema que abarca toda la vida del creyente. Con toda razón ya el salmista decía:
“¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová? ¿Quién contará sus alabanzas?” Sal 106:2.

El amor de Dios tiene cualidades muy grandes que no las tiene ningún amor humano.

El inmenso AMOR de Dios hacia nosotros no tiene límites:
Primero, por amor de su nombre, Él nos crea a imagen y semejanza suya, como seres libres, pensantes y con voluntad propia, capaces de tomar nuestras propias decisiones, incluyendo el decidir obedecerle y amarle a Él, o rechazarle. Y haciendo uso de nuestra libertad, ¿qué hicimos? En nuestro necio pensamiento nos rebelamos contra él, y esa rebelión nos hizo perder la imagen de Dios con que fuimos credos y el lugar de privilegio, autoridad y señorío que él nos había entregado sobre la creación, quedando reducidos a simples creaturas, sin ninguna relación personal como la que teníamos con Dios al principio.
Pero Dios, siendo nuestro CREADOR, en su inmenso amor hacia nosotros, en vez de destruirnos con el soplo de su boca, dispone desde entonces una solución: la SALVACIÓN a través de su Hijo Jesucristo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16. 

El amor de Dios es incondicional y compasivo:
Dios no deja de amarnos porque no le amemos; ni siquiera el pecado hizo que dejara de amarnos y se olvidara de nosotros, más bien nos mostró su amor compasivo; es su amor tan grande, tan alto, tan profundo y tan ancho, que nada nos podrá separar de Él: “Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Rom.8:39.
Esto es: que no existe ninguna otra cosa por encima del amor perfecto e ilimitado de Dios.
¡Qué consuelo para nosotros los creyentes, tener la seguridad de salvación en un Dios tan grande que nos ama con ese inmenso amor!
Nunca se ha dado en la humanidad, ni se dará jamás, un gesto tan grande y tan perfecto de amor salvífico, como el que Dios ha tenido hacia los hombres: el de enviar a su propio Hijo amado a morir por nosotros.
Sólo Dios, que en su naturaleza es amor, y es la fuente de todo amor, podía amarnos tanto. En consecuencia, solo en Dios hay perfecto amor, y la Palabra dice que “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.1 Juan 4:8. Solo cuando amamos a los otros, es que reflejamos una pequeña semejanza de Dios, como un espejo refleja los rayos del sol.

Después de la caída del hombre, ya sabemos que todos fuimos destituidos de la gloria de Dios, (Rom.3:23), y seguimos siendo sus creaturas pero sin ningún privilegio, simplemente “creaturas” como todas las demás; y he aquí, otra declaración de cómo se manifiesta y se muestra el inmenso amor de Dios hacia nosotros, en provisión de salvación y vida eterna, a través de su Hijo Jesucristo, Jn. 4:9 “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Pero el plan amoroso de Dios no se detiene, sigue mostrando su inmenso amor, aún más todavía, restaurándonos y adoptándonos como hijos suyos, herederos de su reino: Juan 1:12Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”

“Potestad de ser hijos de Dios” no es cualquier cosa. Si analizamos un poco lo que esto significa, vemos que la palabra POTESTAD en el diccionario significa varias cosas:
f. Poder, facultad, obligación.
La potestad es el dominio, poder o facultad que se ostenta sobre alguien o una cosa.
Se trata de un término de fuerte presencia en el ámbito jurídico y que al mismo tiempo engloba cuestiones como el PODER, el DERECHO y la OBLIGACIÓN.
Entonces, la potestad es un derecho, un poder y una obligación.
Un derecho porque quien la tiene puede ejecutarla ante determinadas personas para que éstas cumplan con sus deberes tal como está prescrito.
Un poder, porque quien lo posee podrá emplearlo, por esto mismo es que la potestad se le confiere a las autoridades.
Y es un deber, porque aquel que la dispone está obligado a ejercerla, no pudiéndola rechazar jamás.”
Hasta aquí lo que dice el diccionario sobre lo que significa potestad.

Como vemos, cuando aceptamos la salvación en Cristo, Dios no mira ya más nuestros pecados ni se acuerda más de nuestras rebeliones.
Si nos humillamos reconociéndonos necesitados de su misericordia y nos dejamos lavar en la sangre de Cristo su Hijo, Dios nos abre los brazos de “Padre” y en su inmenso amor, nos da tan grande POTESTAD de ser hechos hijos suyos muy amados, y al conferirnos esta condición, recibimos todos los derechos de los hijos y la obligación de ser santos y portarnos como dignos hijos suyos: redimidos y salvados en Cristo Jesús.
Esa es la magnitud del inmenso amor de Dios: Jn. 3:1Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;….”
Ese es el inmenso amor con que Dios nos ha amado desde siempre, mi amado lector.
Y como dice el salmista, ¿Cómo no alabarle y contar sus maravillas?
Sal 9:1-2 Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón;
 Contaré todas tus maravillas. 
 Me alegraré y me regocijaré en ti;
 Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.”

Dios es nuestro Creador y nuestro preservador, nuestro guardador; nuestro Redentor y Salvador, que con amor eterno nos ha amado desde siempre sin que nosotros pudiéramos hacer algo para merecer tan grande amor.
Jr. 31:3 “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” Lo que significa, que, tanto el amor de Dios, así como su misericordia, son inagotables para el pecador contrito que es salvado a través de su Hijo. Y una vez que recibimos esa salvación, hay una fuente de gracia, disponible durante todo nuestro peregrinar por la tierra y una provisión permanente de misericordia, porque Dios sabe que somos polvo. No se entienda esto como, que podemos pecar deliberadamente, porque no es así; la misma Palabra dice en 1 de Juan 3: 9:Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”

La salvación fue dada una sola vez para siempre, para todo aquel que crea en Jesús y le reciba; la salvación no es grupal, no es comunitaria, así se haya dado para toda la humanidad; se recibe de manera personal e individual y usted mi amado lector la toma libremente y así mismo, también tiene la libertad de rechazarla.
Usted decide: si vida eterna gloriosa con Jesucristo, o condenación eterna en el lago de fuego sin Cristo.

Juan 1:12-13: “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Amen.
Así es el inmenso amor de Dios hacia nosotros: AMOR DE PADRE.
Dios les bendiga.

Orfilia Miranda Londoño. 






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