Si leemos el texto del evangelio titulado “El rico y
Lázaro” de Lc. 16: 19-31, podemos
encontrar allí un relato conmovedor que Jesús cuenta a sus discípulos y que
pone de precedente la inmutable verdad acerca de nuestro destino y de la
trascendencia de la vida.
Si ya leyó el texto entenderá, que no siempre estar
en abundancia y ser considerado por todos como un hombre exitoso le traerá una
eternidad de victoria, como tampoco es cierto, que si me castigo a mi mismo
para expiar mis pecados conseguiré la salvación; sólo la fe y el resultado de
esa fe, la justificación, nos darán la victoria. Recordemos al apóstol Pablo
diciendo: “Es por fe para que nadie se gloríe”
Ef. 2:8-9. Sin embargo, vemos a
hombres hoy día que no acuden a esa salvación gratuita y generosa de parte de
Dios, sino que se empeñan en apartarse de él, así como también hay quienes
haciendo uso de esta fe, lucran para sí mismos trayendo sobre sí condenación.
Hace aproximadamente año y medio, murió un escritor
portugués muy conocido en la literatura contemporánea, “José Saramago,” él
recibió incontables premios por sus obras, incluso un premio nobel de
literatura en 1998.
Me refiero a este hombre porque en muchos de sus
escritos, José Saramago dejó plasmada su inconformidad con la religión
cristiana y con cualquier religión que pretenda atribuirle a un dios todo el
crédito de nuestra existencia; así mismo, dejó claro que no quería creer en ese
Dios, pues fue según su propia creencia, un ateo declarado. Muchos de sus
libros muestran la inconformidad con el sistema actual. Fue catalogado como un
hombre humanista, como el que más defendía siempre el derecho de los más
débiles, pero es contradictorio que aún con ese pensamiento tan lleno de
benevolencia, quisiera hacerse aún lado del Dios que incluso le permitió vivir.
No quiero jugar a ser Dios, como tampoco me apresuro
a decir a dónde se fue. Pero me queda en la mente la palabra de mi Señor que
dice: “El que no es conmigo es contra mí”.
Mat 12:30.
Dios siempre llamará a los seres humanos hacia él,
pues soberano como él es, omnipotente,
omnipresente y conocedor de nuestro corazón, también sabrá quienes le aceptarán
y quienes le rechazarán. Jesús, siempre supo quién le iba a traicionar, pero no
por eso dejó de darle la oportunidad del arrepentimiento.
Mi amado hermano, no se apresure a alejarse de quien
lo ha llamado. Satanás siempre va estar poniendo tropiezos, dudas y hará hasta
lo inimaginable para que usted y yo no lleguemos a la meta del supremo
llamamiento; no nos dejemos confundir, como dice la escritura en 2 Tes. 2:2, “no nos dejemos mover de nuestra manera de pensar.” El Señor vendrá
un día y dará a cada uno según lo que le corresponde: a los justificados por
fe, el premio de una vida eterna con él en la plenitud de la presencia de Dios,
y a los que le negaron la justa retribución por su extravío. No nos asustemos
cuando veamos vientos de doctrina que aparecen y pronto se van, ni nos dejemos
seducir por aquellos que vendiendo un evangelio barato nos quieren quitar la
fe, o socavarla incrustando herejías que pretenden poner palabras en la boca de
Dios y de nuestro Señor Jesús, como artimañas del error para conducirnos a la
oscuridad.
Nuestro padre Dios y nuestro Señor Jesucristo, nos
han dado muestras suficientes en su palabra, para que tengamos de qué
aferrarnos, no como desquiciados extremistas que no saben lo que hacen, sino
como hombres convencidos de lo que creemos y de lo que nos ha sido dado.
Ciertamente, para los hombres cultos y encumbrados de este mundo el evangelio
es locura, pero para los sencillos y humildes es poder de Dios. 1Cor.1:18-19.
Si usted mi amado lector tuviera que partir hoy de
esta vida y no sabe cuál sería su destino eterno, sepa y entienda, que por más
que neguemos la existencia de Dios, él
existe y es visible en todo lo creado; aprovechemos hoy el tiempo de gracia
que aun tenemos y acerquémonos a Dios y él se acercará a nosotros y así nuestra
vida cobrará sentido. Que Dios les bendiga.
Luis Bustamante R.l L.B.R.
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