domingo, 14 de marzo de 2021

PONGA LA MIRADA EN LOS CIELOS

Gén. 12:1-3

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

-Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

-Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”

 -Orar es hablar con Dios; y hablar con Dios, es escucharle también. Dios a veces nos pide cosas que hagamos, y debemos escucharlo muy atentamente, para entender lo que el pide que hagamos.

-En este relato sobre el llamado de Abram, vemos una obediencia incompleta.

v.1: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”

-Disponernos a obedecer un mandato de Dios, esto implica muchas veces tener que desacomodarnos de donde estamos para hacer lo que Dios nos pide que hagamos, y cómo lo hacemos, para no perder la bendición de Dios o retardarla.

-Recordemos que la obediencia debe ser precisa si queremos ser bendecidos y que otros lo sean a través de nosotros.

 -Cuando Dios le dice a Abran que deje la casa de su padre, y su parentela, y vaya a la tierra que le va a mostrar, él desobedece a Dios en ambas cosas, pues llevó consigo a su padre, a Lot y se quedó en Harán.

-En ocasiones, Dios nos pide que abandonemos o separemos de nosotros todo lo que impide o estorba para recibir la gracia y la bendición de Dios:

-Andar con Lot se había convertido en un problema para Abraham; los criados de Lot peleaban con los de Abraham por el agua y el territorio y vivían en contienda.

A pesar de que era su pariente, Abraham tuvo que hablar con su sobrino Lot y pedirle que se separara de él, ya no podrían seguir viviendo juntos en el mismo lugar.

-Cuando Dios le pidió a Abran que dejara su parentela le dijo:

Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. Pero él no hizo exactamente como Dios le dijo y esto le complicó las cosas.

Muchas veces es necesario abandonar un lugar, personas, cosas y comodidades, para poder cumplir la voluntad de Dios y recibir bendición.

Así que debemos separarnos de todo aquello que nos causa problemas y nos quita la paz interior, haciéndonos desenfocar de lo verdaderamente importante, que es la relación con el Señor. 

Cuando Abraham se separa de Lot, y vuelve a Canaán, Dios le vuelve a hablar a Abraham:

*Gn. 13:14-16 “Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él:

Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y al sur, y al oriente y al occidente.

-Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.

-Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que, si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.”

-Esta promesa de Dios es incomprensible para Abraham, Dios le está hablando de multitudes cuando no tiene la posibilidad de tener hijos. Pero Abraham en fe sigue escuchando a Dios y obedeciendo en todo lo que él manda.

-Gn.13:17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.

 Gén 13:18 Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.

Abram vuelve a remover su tienda para trasladarse a otro lugar en obediencia; pero le costaba creer lo de la descendencia numerosa: había una piedra muy grande en su mente que le estorbaba creer: La ESTERILIDAD DE Sara.

Pues, mientras tanto, el tiempo pasaba y su esposa se hacía cada vez más vieja para tener hijos.

 Gn.15:2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

Gn.15:3 Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

Abraham seguía razonando en lo natural, tenía la mirada en las cosas temporales y terrenales y en sus divagaciones solo miraba hacia el suelo; entonces Dios lo saca de la tienda para que mire hacia el firmamento:

Gn.15:5 “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.”

Es cuando Abraham mira hacia arriba, hacia los cielos, y ve que, lo que Dios tiene para él es infinitamente grande y eterno; entonces entendió y todos los obstáculos de esterilidad de su mente, fueron vencidos y creyó.

Gn.15:6 “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”.

Vino a ser el padre de la fe.

-Cuántas veces Dios nos habla y no entendemos; es necesario entonces salir de nuestra tienda de la comodidad, de la ceguera espiritual y de las limitaciones de nuestro entendimiento y razonamiento, y mirar hacia los cielos, hacia la eternidad, para entender el propósito que Dios tiene para nuestra vida.

-Esto puede muchas veces implicar movernos de un lugar a otro, hasta de país, dejar amigos de toda la vida para movernos en obediencia o cambiar de trabajo.

 -Muchas veces las circunstancias nos han llevado a tomar decisiones drásticas que han afectado nuestra vida y no hemos entendido porqué, pero pasado un tiempo el Señor nos ha permitido comprenderlo.

*Pidamos al Señor una fe firme con la que podamos derribar todo argumento mental que nos impida hacer su voluntad, crecer y caminar en santidad.

-Que nos dé una confianza absoluta en él para tener siempre la mirada en las cosas celestiales y no en las terrenales.

-Que cuando estemos afligidos, en incertidumbre, pongamos la mirada en los cielos, no sigamos mirando las circunstancias, sino a aquel que dijo:

No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.” Gn.15:1   Amén

 

Orfilia Miranda Londoño

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