La mujer creyente está llamada a ser luz en medio de
las tinieblas del mundo. Pablo insta a Timoteo a dar buen testimonio en toda su
manera de proceder, siendo ejemplo para los creyentes.
“…sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y
pureza.” 1ª Tim. 4:12.
Una madre cristiana le decía siempre
a su hija al salir de casa: "Cuidado con tu conducta, recuerda siempre que
eres una hija del Rey." Esta frase le quedó grabada para siempre a su hija;
pero veamos cómo lo dice la biblia: " como
aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir". 1ª Ped. 1:15. Es una exigencia divina que tiene mucho peso: el mismo
que nos llamó por su misericordia a la salvación, tiene derecho y toda la
autoridad para pedirnos que vivamos en santidad.
¡Qué privilegio ser hijas del Rey!
Pero también, ¡Qué responsabilidad! Porque Dios espera de sus hijas santidad en todo. Dios en su Palabra,
nos señala muy claramente cómo debe ser nuestra conducta como mujeres cristianas.
Así como finalizó su obra creadora con la creación de la mujer, así mismo nos
pide que, como mujeres salvadas, seamos santas, "diferentes" a todas
las demás, porque Cristo nos dio el lugar de honor y libertad en la cruz.
La mujer cristiana debe ser luz
en todo momento; y en todo lugar y a donde vaya, siempre debe brillar para que
Dios sea glorificado: "Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" Mt. 5:16, siendo "... ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza." 1ª Tim.
4:12.
En la biblia hay muchos versículos, como en Proverbios,
que resaltan cualidades que deben adornar
la vida y el porte de la mujer cristiana, la verdadera hija de Dios, demostrando
una conducta recta y amorosa hacia su prójimo. El amor de Cristo en nosotras
debe manifestarse con una conducta reverente, prudentes, no calumniadoras, que
sea percibida como un olor fragante por los que nos rodean. Asimismo, nuestro
aspecto personal debe de inspirar respeto en quien nos mire, y no miradas lujuriosas
y morbosas por causa de nuestra forma de vestir indecente, de hablar y de comportarnos.
Es importante recordar también que
el carácter cristiano, la bondad, el amor, la generosidad y fidelidad, son el
resultado de la presencia de Cristo en el corazón.
Nuestra buena conducta es el resultado de haber rendido totalmente nuestra
vida al Señor.
Prv.20:11-12, nos
enseña que las acciones hablan más que las palabras; por ello, la conducta
obediente, amante y sencilla de una mujer creyente puede ganar al esposo impío
para Cristo. 1ª Ped. 3:1-2. Y no
estoy diciendo con esto que la mujer creyente debe recibir insultos y golpes
para convertir a su marido, este es otro tema del que hablaremos otro día.
¡Sí, la mujer creyente, diariamente
debe vivir conforme a Cristo! El Señor nos puso para ser luz que brille, y sal,
para que lo que proyecten nuestras vidas, motive en otros el deseo de seguir también
a Cristo.
No pongas tu luz en un lugar
encubierto, para ocultar que eres
cristiana.
No tapes tu luz con tantas actividades
que te quiten el tiempo precioso para la oración.
No la pongas debajo de la cama
con tu pereza, sueño y comodidad.
Que tu luz refleje la luz de Cristo
así como él brilló perfectamente en el mundo.
Que la forma de hablar, de
conducirte y de vestir, hagan la diferencia de las demás.
No te dejes llevar por la
corriente mundana, ¡se diferente, alumbra con la luz de Cristo!
Ya sea que uses vestido o pantalón, puedes presentarte hermosa y elegante sin rayar con la vulgaridad.
El autor de "El Sermón del
Monte" escribió: "Si tu estilo
de vida se parece tanto a la vida de los no salvos que no se puede ver la
diferencia entre ellos y tú, es imposible que seas sal; y desobedeciendo la
Palabra de Dios nunca podrás ser luz".
Y la biblia dice: "...Conviértanse ellos a ti, y tú no te
conviertas a ellos". Jer.15:19.
CÓMO VIVIR CONFORME A LOS
MANDAMIENTOS DE DIOS Y NO A LOS PARÁMETROS DEL MUNDO:
*Comunión diaria con Cristo: La lectura de la Palabra te guiará en
cada paso que debas dar; ella debe ser tu manual de vida; te enseña lo que
debes hacer; te reprende en lo que estés mal; corrige lo que debes cambiar y te
instruye en lo que debes comenzar a hacer. Si no lees y estudias el manual de
convivencia, no te darás cuenta de lo que Dios quiere decirte, no puedes
escucharlo y puedes pasar muchos años congregándote y tu vida no se verá cambiar,
porque el Espíritu Santo es el que nos cambia y lo hace de adentro hacia
afuera, no al revés. Puedes aparentar piedad por fuera y no serlo internamente. O tener una doble vida, la de la iglesia y otra en la calle. Cuidado con eso, los hipócritas no entrarán al al reino de los cielos.
*Oración: La oración constante y persistente puede mucho. La oración debe ser
la ocupación más importante de la mujer cristiana y es la que más descuidamos. Nuestra
conducta será distinta si somos mujeres de oración. Nuestras familias serán
distintas si somos mujeres de oración.
La oración te hace crecer en espiritualidad, viviendo una vida
llena del Espíritu Santo.
Si hay pecados ocultos no
confesados, estás contristando al Espíritu Santo. Confiesa tus pecados por su
nombre, pide perdón al Señor para que haya limpieza de corazón y así el Espíritu
Santo llene tu vida.
Vemos
que muchas personas se convierten pero siguen llevando la misma vida carnal sin
crecimiento espiritual y sin cambio de vida. Cuentan o celebran chistes
vulgares y no le ven nada de malo. La moda indecorosa en el vestir femenino es
usada igualmente por muchas mujeres creyentes; no sé si son conscientes de ello
o lo hacen por ignorancia; de la manera que sea, sólo la Palabra nos puede redargüir
de pecado.
Pablo
nos invita a vivir como personas espirituales y dejarnos guiar por el Espíritu
Santo para que podamos ser de buen testimonio como corresponde a personas
renovadas en el Espíritu Santo. Gálatas 5:16-18 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es
contra la carne; y éstos se oponen entre sí,….”
Naturalmente,
que este es un proceso largo que lleva toda la vida y Dios conociendo nuestra
naturaleza humana, nos dio la asistencia del Espíritu Santo. En
nuestras fuerzas no lo lograríamos.
*Irradia tu amor a Cristo en todo momento: Si Cristo gobierna tu
vida, tu corazón debe estar lleno de amor, lo primero en la lista del fruto del
Espíritu Santo, y este se manifiesta con hechos como: paciencia, bondad,
sencillez, humildad, calma, cortesía y perdón. "No amemos de palabra…” 1ªJn.3:18.
Que podamos decir: "...ya no
vivo yo, es CRISTO quien vive en mí"; el carácter cristiano es, que nos
parezcamos cada día más y más al modelo perfecto: Cristo. ¡Qué difícil es esto, pero en Cristo todo es
posible!
De acuerdo a este mensaje:
*¿De
qué manera, y en qué circunstancias sientes que te comportas como mujer carnal
todavía?
*Según este texto: “en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” 1ª Tim. 4:12,
¿Cómo es tu
hablar, tu conducta, amor fe y pureza?
*Según
Gálatas 5:19-23, ¿Cuáles son las obras carnales con las que más luchas tienes todavía?
1Pe
1:15 “…como aquel que
os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.”
Si este mensaje les bendice, dejen su comentario.
Orfilia Miranda Londoño